Trasiego en Belorado: sale otra exmonja cismática y entra el obispo sedevacantista brasileño
La exreligiosa anteriormente conocida como sor Adriana se suma a sor Paz y abandona el cenobio, al que llega Rodrigo Da Silva, que se muestra celebrando la eucaristía de acuerdo al rito antiguo
Se rompe el silencio en Belorado: las exclarisas contratan un jefe de prensa
Trasiego constante en el monasterio de Belorado. Mientras las exclarisas parecen cansarse del ridículo cisma y abandonan el cenobio en un lento goteo, el obispo sedevacantista Rodrigo Da Silva ha dejado su 'próspera' comunidad brasileña para instalarse en Belorado y fotografiarse ante las exmonjas junto a una singular cohorte que asemeja un remedo burlón de la foto de 'Los santos inocentes», con Paco 'el bajo', Azarías y 'la niña chica' incluidos.
Las imágenes, distribuidas por en las redes sociales del Seminário São José, la entidad fundada por Da Silva, muestran al obispo celebrando la eucaristía por el rito tradicional en la capilla del monasterio, algunos momentos de la bendición de los escasos fieles participantes y un 'retrato de familia', en que Da Silva y dos sacerdotes, rodeados de su particular feligresía, posan ante las monjas, que se agrupan tras la reja, en la zona de clausura. Lo curioso es que tras el enrejado se vislumbran apenas siete religiosas, cuando las que iniciaron el cisma en mayo, y por ello acabaron excomulgadas, eran diez.
Se conocía la salida de la que fue vicaria general, conocida como sor Paz en su vida como religiosa, este verano. Además, cuando contrataron un nuevo responsable de prensa, se pudo conocer que en el monasterio quedaban 13 religiosas, en dos grupos «cinco jubiladas, entre los 86 y los 100 años», que no fueron excomulgadas porque nunca participaron en el cisma, y «ocho entre 32 y 58 años», las que protagonizaron el cisma y fueron excomulgadas el 22 de junio. Según ha podido comprobar ABC, de fuentes del monasterio, la otra hermana excomulgada que abandonó el cenobio, es Adriana Gil Altares, que no cambió su nombre al hacer los votos y era conocida en su etapa religiosa como sor Adriana.
Sin embargo, en la foto que ahora comparten falta una de aquellas ocho restantes, aunque desde la portavocía de las monjas no han podido confirmar si también ha abandonado el monasterio o no se encontraba presente en ese momento. «Son unas monjas del siglo XXI, están muy preparadas y también están sufriendo mucho. Yo lo veo como un 'Gran Hermano', va quedando la gente más fuerte, la más carismática, gente de raza», nos explica mientras se compromete a averiguar la razón de la ausencia de esa exreligiosa.
La foto es de muy baja calidad y apenas se vislumbran los rostros de las religiosas, pero, a primera vista parece que la ausente puede ser la exabadesa, Laura García de Viedma. La presencia en el monasterio de la antes conocida como sor Isabel siempre ha estado rodeada de un cierto misterio y confusión. Según pudo conocer ABC en su momento, de quienes trataban con ella antes de que se hiciera público el cisma, es una mujer con mucho carácter irascible, y que no era fácil de localizar en el convento. También el obispo excomulgado Pablo Rojas, lo confirmó a este diario y añadió que «solía faltar mucho a misa» en la etapa en que fue el asistente espiritual. «Hace cosas extrañas, está despierta hasta altas horas de la madrugada», añadía.
Al margen de esta duda, en la fotografía aparece, junto al obispo sedevacantista Da Silva, el sacerdote argentino Jesús Casas Silva, ordenado en la Iglesia católica pero ahora reniega de ella y se ha acogido a la comunión contraria a los postulados del Concilio Vaticano II y que niega la legitimidad de todos los papas desde Pio XII. Casas Silva se ha hecho cargo desde este verano de la asistencia espiritual del monasterio, en espera de la llegada del obispo.
De hecho las redes sociales del obispo sedevacantista anunciaban hace un mes que «el 30 de octubre, Don Rodrigo da Silva despedirá su estancia en México para establecerse en España y desarrollar allí un nuevo apostolado», por lo que lleva en nuestro país desde el pasado día 1 de noviembre. Poco ha tardado en dejarse ver en Belorado, aunque en su mensaje se dijera que su intención era atender «en un primer momento a las zonas de Madrid y Valencia, aunque se estudian Galicia y Portugal como futuros centros de misa».
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Tampoco faltaba en el comunicado una constante que han repetido todos los protagonistas de esta crisis: pedir dinero. El Seminário São José hacia un llamamiento a recaudar fondos económicos porque, según explicaban «el costo de esta mudanza no es bajo». Además también instaban a que quienes «en la Península Ibérica estén interesados en ser atendidos, organicen grupos y se pongan en contacto con nosotros». A juzgar por la escasa presencia de fieles en las imágenes, no parece que el mensaje del sedvacantismo vaya a calar en Iberia.
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