Canarias desafía a la catástrofe del Titán con su turismo submarino
No hace falta ser millonario para adentrarse en el océano Atlántico. Pequeños submarinos comerciales en Canarias sacian las ansias de aventura de turistas a los que el accidente del OceanGate no les ha quitado las ganas
¿Qué es una «implosión catastrófica» y por qué sucedió en el submarino Titan?
Descubrir los secretos de las profundidades del mar, conquistar los fondos del océano, conocer los misterios de los barcos hundidos que quedaron para siempre en el lecho del Atlántico... El interés por adentrarse en lo desconocido que llevó a más de 3.000 metros a los pasajeros del sumergible Titán es compartido por miles de personas, concretamente a 60.000 al año. Estas son las cifras que maneja Submarine Adventure, la única empresa de submarinos turísticos de Gran Canaria, que tiene ocho inmersiones diarias de 42 pasajeros.
Canarias es uno de los pocos lugares de Europa donde cualquier ciudadano puede viajar en submarino, y esta empresa lleva más de 30 años llevando a residentes y principalmente a turistas a conocer las riquezas del mar canario, con cero incidencias en su historia.
A pesar del trágico desenlace del sumergible Titán en su búsqueda del Titanic, las reservas para visitar el fondo del mar en submarino no se han visto afectadas, y los pasajeros aseguran no tener dudas ni miedo en esta experiencia.
Un paseo sorprendente
El silencio del mar, el ruido de los motores, el baile de los peces alrededor del submarino lleva al vértigo inicial de estar adentrándose en lo desconocido, para pasar luego a un paseo tan sorprendente como fascinante. Es cuando los turistas pegan la nariz a los ojos de buey y disfrutan de los restos de estos gigantes naufragados. El primero en aparecer es el Cermona II, un barco pesquero de 32 metros de eslora y casco de acero. Está rodeado de los bancos de peces que se han adueñado de él como un gran castillo de metal bajo el mar, recordando el origen pesquero de la zona.
Los ojos de los pasajeros otean las profundidades en busca de sargos, lisas, viejas, peces trompeta, roncadores o incluso alguna morena o mero. «El momento crítico es la inmersión», explica a ABC el piloto Sergio Sosa, en una entrevista rodeado de pantallas, sistemas eléctricos y de navegación.
Inmersión el momento crítico
Controlar el lastre, las mareas, la estabilidad son algunos de los retos a los que se enfrentan los pilotos en estos momentos delicados. «Un submarino no es un medio estático, navega en un medio natural, sujeto a cambios en el fondo, mareas, corrientes y también a días de mala mar», apunta Sosa. Antes de comenzar la jornada, el equipo técnico del submarino completa un protocolo de control a través de un 'checklist' completo, que garantiza que todos los sistemas estén en sus valores adecuados. En caso de condiciones dudosas, se realiza una inmersión de prueba.
Los pilotos tienen un entrenamientos intensivo teórico y práctico, además de formación periódica, simulacros, auditorías externas y control mediante certificadores. Son profesionales de la marina mercante, la titulación máxima para navegar.
El Submarine Adventure visita dos barcos hundidos, además del arrecife artificial de la Atlántida, que permite soñar con el continente perdido. Mantas raya, peces martillo y tortugas son solo algunos de los compañeros de viaje.
«La comparación con el Titán es totalmente imposible», afirma la directora de la empresa, Judith Darias. «Nuestro submarino es el más seguro del mercado y no ha habido ninguna incidencia en la historia de nuestra empresa».


Bajar por el escalera vertical y cerrar la escotilla es algo a lo ella está más que acostumbrada porque suele viajar varias veces en semana con la nave. «Es una actividad totalmente controlada y diseñada con toda la seguridad» que ofrece una experiencia única y la posibilidad de acercarse a barcos hundidos desde hace varias décadas. Submarine Adventure inició hace varios años por iniciativa privada un proyecto de regeneración del fondo marino de Puerto de Mogán, gracias a arrecifes artificiales con más de 320 elementos «pensados para los peces, y en segundo plano, para el disfrute del turista», apunta Darias.
Pisces VI, capaz de bajar más de 2.000 metros
El submarino turístico de Mogán no es el único sumergible que surca las aguas canarias. En Tenerife también se aloja el Pisces VI, un ingenio más sofisticado pensado para surcar aguas más profundas en el Atlántico.
Puede sumergirse en cualquier lugar del mundo, con un piloto y tres pasajeros a bordo, y descender hasta las oscuros 2.180 metros de profundidad. Aunque está orientado a misiones más científicas y de exploración que turísticas, ya estudia la posibilidad de bucear rodeado de tiburones con científicos y personas interesadas en las profundidades del océano.
Este es el primer submarino habilitado para descubrir los nuevos fondos de la isla de La Palma tras la erupción. Tiene, entre otras misiones en estudio, hacer inmersiones en las fajanas del volcán de Cumbre Vieja en tierra que aún es virgen.
En busca de aguas profundas
Las aguas profundas cerca de la costa en un archipiélago vulcanológicamente activo es el principal motivo por el que la empresa estadounidense propietaria del submarino haya cruzado medio planeta para asentarse en la isla canaria.
MÁS INFORMACIÓN
Los dueños de Pisces VI señalan que instalarse en la isla de Tenerife tiene el objetivo de descubrir las sorprendentes características geológicas y biológicas de los fondos tinerfeños, en misiones tanto de recopilación de datos para la ciencia, turismo de océano profundo, producción de películas, divulgación, rastreo arqueología y recuperación.
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