Seis estudios prueban el fracaso de la inmersión lingüística en Cataluña
Entidades en defensa del castellano los usaron para mostrar a Europa los riesgos del modelo
Expertos consultados por ABC coinciden en que perjudica a los no catalanohablantes
«Tenía miedo a salir»: el relato de las familias que sobrecogió a la misión europea sobre la inmersión lingüística Cataluña
Ni integra al alumnado inmigrante, ni favorece la cohesión social, ni cosecha buenos resultados educativos. La Generalitat lleva años sosteniendo el mantra de que la inmersión lingüística (monolingüe en catalán), que empezó a aplicarse en Cataluña en los años ochenta con el objetivo de impulsar ... el uso del catalán y preservarlo, beneficia a los alumnos porque cohesiona, mejora el rendimiento escolar y ayuda a integrar a los recién llegados. Pedagogos y lingüistas llevan años cuestionando este modelo, único en Europa, y reclamando un análisis «sereno y profesional» sobre el modelo catalán, «alejado de intereses partidistas».
Opiniones al margen, informes solventes, algunos internacionales, desmontan pieza a pieza el argumento del gobierno catalán de que la inmersión en una sola lengua es positiva para los alumnos. Las asociaciones en defensa del castellano recopilaron todos los estudios publicados que ponen el foco en el modelo monolingüe de Cataluña y los presentaron a los doce eurodiputados que hace dos semanas visitaron esta comunidad para testar los posibles efectos de este modelo en las aulas. Son datos irreplicables —algunos avalados internacionalmente— que demuestran que la escuela catalana es la que registra los resultados más pésimos en materias básicas como Matematicas y Lengua, la que peor integra al inmigrante, la que presenta un mayor abandono escolar prematuro y la que más segrega.
La «cara oculta» del modelo
La Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), una de las peticionarias de la misión a Cataluña, y la plataforma Docentes Libres, integrada por maestros y profesores que reivindican la neutralidad y el bilingüismo en la educación catalana, se escudaron en estos análisis y estadísticas para mostrar con pruebas objetivas a los representantes de la Eurocámara la «cara oculta» de la inmersión. Arrancaron con el último informe PISA, presentado en diciembre y que constata la debacle del sistema educativo catalán. El informe de 2022 de la OCDE demuestra con datos que el sistema educativo catalán, vertebrado a través de la lengua, tiene déficits importantes al situar a Cataluña en la cola de las comunidades autónomas en cuanto a preparación de sus alumnos en Matemáticas y Lectura. Aunque el estudio no entra con detalle en las causas, analistas del mismo reconocieron que escolarizarse en una lengua que no es la materna no es beneficioso.
Desde Docentes Libres, su presidente, Carlos Silva, subrayó esta idea ante los eurodiputados. «Los datos demuestran que la inmersión obligatoria en lengua no materna en comunidades bilingües perjudica el aprendizaje. Madrid, Cataluña y Baleares comparten parecidos niveles de inmigración y socioeconómicos. Sin embargo, la región de Madrid, donde el 90 por ciento de los alumnos estudian en lengua materna española, obtiene de 20 a 30 puntos de diferencia en Matemáticas, Lectura y Ciencias, comparada con Cataluña y Baleares, donde más del 50 por ciento de alumnos no pueden estudiar en su lengua materna», les explicó.
PISA 2022 no es el único estudio que prueba las deficiencias del sistema educativo catalán. El informe PIRLS, que evidenció en mayo de 2023 el pésimo nivel en comprensión lectora de los estudiantes de esta comunidad, y otros tres análisis a partir de los resultados de anteriores ediciones de PISA constatan, también, que los alumnos castellanohablantes en Cataluña obtienen peores resultados académicos en todos los estratos socioeconómicos. Se trata de los informes 'Equidad, excelencia y eficacia educativa. Un análisis comparado' (Ferran Ferrer, 2009), presentado por la Fundación Jaume Bofill; el análisis 'Efectos de la inmersión lingüística sobre el alumnado castellanohablante en Cataluña' (Jorge Calero y Álvaro Choi, 2019), y 'La evaluación de PISA en Cataluña' (Convivencia Cívica Catalana). Todos ellos fueron expuestos por la AEB y Docentes Libres a los eurodiputados.
Cuarenta puntos menos
En el análisis presentado por la Fundación Jaume Bofill se concluye, a partir del análisis de los resultados de PISA 2006, que el alumnado castellanohablante obtiene como media 40 puntos menos que el catalanohablante. Señala como posibles causas los factores socioeconómicos, pero también el hecho de que la lengua del sistema educativo sea diferente a la hablada en casa. Se abunda en la misma idea, aunque de forma más contundente en el estudio de 2019 'Efectos de la inmersión lingüística sobre el alumnado castellano hablante en Cataluña', elaborado por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona (UB), Jorge Calero, y el profesor de Economía Aplicada del mismo centro, Álvaro Choi. En él se constata con datos de PISA 2015 que la inmersión lastra los resultados de los castellanohablantes tanto en comprensión lectora como en ciencias. Los otros dos informes utilizados por los detractores de la inmersión para «destapar los riesgos» del sistema lingüístico catalán son el último estudio PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study) y el de Convivencia Cívica Catalana (CCC). En el último PIRLS de 2021, que se conoció en mayo de 2023, Cataluña, con 507 puntos se situó muy por debajo de la media española (522) y de la OCDE (532).
La voz de los expertos
«No tiene éxito ni en eficiencia ni en igualdad»
Jorge Calero, coautor del estudio 'Efectos de la inmersión lingüística sobre el alumnado castellanohablante en Cataluña': «La inmersión no es un modelo de éxito. No lo es ni en eficiencia ni en equidad. Las evaluaciones objetivas lo dejan cada vez más claro; el ejemplo más reciente es la debacle en PISA. Los resultados del alumnado castellanohablante son, cuando comparamos alumnos de similar extracción social, peores que los de sus compañeros que hablan catalán».
«La mayoría no obtienen resultados satisfactorios»
Mercè Vilarrubias, catedrática de la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona: «Un modelo de 'éxito' sería aquél que lograra que una mayoría de alumnos obtuvieran resultados satisfactorios y donde no hubiera grandes diferencias entre los mejores y peores resultados. Según el último informe PISA y los anteriores, ni la primera situación ni la segunda se dan en Cataluña».
El estudio de CCC, además de coincidir con los dos anteriores en el peor resultado que obtienen los alumnos castellanohablantes, también subraya que Cataluña es la comunidad donde los alumnos castellanohablantes se sienten menos integrados en la escuela —un 21,3 por ciento reconocen que no lo están—. Otros datos elevados a la misión que probarían el «fracaso» del sistema educativo catalán son el alto índice de abandono prematuro escolar, de un 17 por ciento (la media española es del 13,3 por ciento) y la elevada segregación. El informe de la ONG Save the Children y el 'think tank' EsadeEcPol, basado en PISA, constata cómo Cataluña ha empeorado en este sentido desde 2018, cuando el índice de segregación era del 0,113 por ciento, pasando al 0,231 por ciento en 2022.
La lengua materna
ABC ha contactado con varios expertos en la materia que, desde diferentes perspectivas, suscriben lo apuntado por los informes. Coinciden en que la inmersión lingüística vigente en Cataluña es «una clara excepción en Europa» y en que «es incorrecto hablar de inmersión porque, al aplicarla, no hay respeto manifiesto hacia el resto de lenguas del sistema». Mercè Vilarrubias, catedrática de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas Drassanes de Barcelona y experta en lenguas, desmiente que la inmersión sea un modelo de éxito. «En el campo educativo, un modelo de 'éxito' sería aquél que lograra que una mayoría de alumnos obtuvieran resultados satisfactorios y en segundo lugar, donde no hubiera grandes diferencias entre los mejores y peores resultados. Según el último informe PISA y los anteriores, ni la primera situación ni la segunda se da en Cataluña», precisa la experta. Añade, asimismo, que los datos sobre resultados educativos «nos muestran que los alumnos castellanohablantes obtienen peores resultados que los catalanohablantes. En algunos casos la explicación puede radicar en el factor socioeconómico. Sin embargo, también observamos que el factor lengua materna influye en los resultados». Recuerda que la inmersión tal y como se aplica en Cataluña «es única en el mundo».
El catedrático de Economía Aplicada de la UB Jorge Calero, coautor junto al profesor de Economía de la UB Álvaro Choi de uno de los informes librados a la misión, coincide con Vilarrubias. «La inmersión no es un modelo de éxito. No lo es ni en términos de eficiencia ni en términos de equidad. Las evaluaciones objetivas de resultados lo dejan cada vez más claro; el ejemplo más reciente es la debacle en los resultados de PISA. Los resultados del alumnado que no tiene el catalán como lengua laterna son, cuando comparamos alumnos de similar extracción social, peores que los de sus compañeros que sí son catalanohablantes. Lógicamente, esto es un handicap adicional para la población inmigrante, handicap que también se ve claramente reflejado en los resultados de las evaluaciones». «No, no hay ningún modelo lingüístico similar. Es un modelo contrario a las recomendaciones de los organismos internacionales y contrario a la lógica, en tanto que trata como extranjero a un grupo mayoritario de la población, el que no tiene el catalán como lengua materna. Es un modelo cuyo principal objetivo es la construcción nacional, no la educación», dice Calero.
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El profesor de la UB Alvaro Choi también lo cree: «El gran problema con la inmersión es que sólo lo es para parte del alumnado y no persigue el bilingüismo sino que tiene un fin último político. Sería más preciso afirmar que persigue la sustitución lingüística», dice Choi. Al respecto, añade que «al no existir la finalidad real de garantizar un pleno conocimiento de ambas lenguas, no existen evidencias que permitan comparar el nivel de conocimiento de ambas lenguas. No hay interés por evaluar, por conocer. En realidad, hay miedo a la evaluación, a poner en evidencia que el 'modelo de éxito', un mantra repetido de forma acrítica durante años, quizás no lo sea tanto».
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