Cataluña entra mañana en emergencia por sequía
Drones y vigilantes civiles en Cataluña para controlar el llenado de las piscinas
En la zona acotada por las restricciones ordenadas desde la Generalitat señalan que va a ser difícil controlar los incumplimientos. No son, dicen, un Gran Hermano que vigile si un vecino lava el coche o riega el jardín
Cataluña activa por primera vez la emergencia por sequía en 24 municipios

Alejandro Bertrán es biólogo y concejal de Comunicación y Transparencia en el municipio gerundense de Sant Pere Pescador, uno de los 24 señalados por la Agencia Catalana del Agua (ACA) para que cierren el grifo y sigan haciendo los deberes en lo ... que al consumo eficiente del recurso, tanto doméstico como urbano, se refiere. Desde la Agencia insisten a este diario en que hacen un análisis «cada mes» del estado de las 18 unidades en las cuencas internas catalanas y pese a las lluvias caídas en mayo y junio (que ha aliviado sobre todo en los embalses del Ter Llobregat, hoy al 28% de su capacidad), ni en el acuífero del Fluvià Muga (que abastece al Alt Empordà) ni el embalse de Riudecanyes (en Tarragona) han crecido las reservas. Por ello, la zona entra mañana en estado de emergencia.
«Hay que limitar el agua para los usos estrictamente necesarios», inciden fuentes de la ACA a este diario. «A nosotros no nos toca o no nos debería tocar», más bien, se revuelve Bertrán, por la localización exacta de su pueblo regado por el río Fluvià desde Olot. La medida tampoco ha caído en gracia en localidades cercanas, como Peralada, cuyo regidor ha enmendado a la Generalitat por la dificultad para «perseguir» como si fuese un Gran Hermano si el vecindario riega su jardín o lava con descuido el coche.
Sant Pere Pescador puede servir como reflejo de lo que está sucediendo en la zona acotada. El nuevo escenario de restricciones impuesto por la Generalitat reduce a 200 litros por habitante y día el consumo de agua. «Sant Pere gasta 106 l/persona, el segundo que menor uso hace de los 24», avala el edil. Pese a que la ACA calcula que los afectados por las prohibiciones serán 26.000 habitantes, Sant Pere tiene 2.000 y estos días da cobijo a 20.000 turistas, alojados en siete cámpings y apartamentos y que se bañan en una playa de 6,3 kilómetros donde por primer año se ha cerrado el agua de duchas y lavapiés.
Seis vigilantes del riego
Sin presupuesto para policías locales, Bertrán sugiere que los seis «vigilantes civiles» que tiene contratado el pueblo deberán acometer ahora la labor de atestiguar si los residentes siguen los preceptos de la ACA. Para la Agencia, la mejor fórmula de actuación de los consistorios es «el control de los consumos a través de contadores». Algo a lo que responden también desde Sant Pere: «La ACA puede controlar los consumos de la fuente central, por ejemplo, pero aquí la inmensa mayoría tenemos pozos particulares, con lecturas de agua de una empresa concesionaria concertada, por lo que es muy complicado saber si se cumple la medida impuesta».
Hay ayuntamientos que supervisan con drones que los vecinos no rellenen las piscinas
«El mar saliniza los campos aledaños por donde entra y esto, con un corte del riego agrícola al 80% como ordena ahora la Generalitat, supone abocar a sus propietarios a perder los frutos», reprocha Bertrán. Aun así, el biólogo es consciente de que hay que adoptar medidas para combatir la aridez. «Lo primero que vamos a hacer es comunicar las medidas y va a ser el principal problema que encontremos», dice, además de las dificultades idiomáticas que acarrea ser el quinto municipio catalán con mayor proporción de inmigración.
Mención aparte merece la pillería, que también existe. Se ha dado el caso de ayuntamientos como Alella o Calafell que han controlado con drones el relleno de piscinas particulares. «Tener una piscina en cada finca es un exceso –opina el concejal–; tenemos que potenciar las piscinas comunitarias».
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