Sanidad pone en el punto de mira unos chicles para niños en forma de cigarrillo y con efecto humo
El departamento de Mónica García advierte de las sanciones a las que se enfrentan las tiendas que los vendan a menores de edad
Médicos y pacientes reclaman a Sanidad más medidas antitabaco
Vienen dentro de una caja con la misma forma que la de un paquete de tabaco. Son alargados y cilíndricos, como los cigarrillos. Y además, tienen un efecto por el que parece que expulsan humo. Por la descripción y sus similitudes con el tabaco podría tratarse de algún nuevo dispositivo para fumar, pero en realidad son chicles que, por su empaquetado, ilustrado con coloridos dibujos, están destinados a niños. El Ministerio de Sanidad ha emitido recientemente una nota en la que recuerda que está prohibido vender este tipo de productos a menores de edad.
«Ante la aparición en el mercado de productos tipo chicle que, tanto por su diseño como su promoción, por ejemplo, con 'efecto humo' imitan claramente el acto de fumar», comienza la nota de la Dirección General de Salud Pública, el departamento de Mónica García advierte de que la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco considera como infracción grave «la venta o entrega a personas menores de dieciocho años de productos del tabaco o de productos que imiten productos del tabaco e induzcan a fumar, así como de dulces, refrigerios, juguetes y otros objetos que tengan forma de productos del tabaco y puedan resultar atractivos para los menores».
Así, insiste Sanidad, no se prohíbe la venta de este tipo de productos pero sí recuerda el ministerio que solo pueden comprarlos adultos, de manera que el comerciante no puede venderlos ni entregarlos a menores de 18 años. Será el responsable de la tienda donde se comercialicen el que haga frente a esta sanción en caso de que lo proporcione a niños.
Fuentes del Ministerio de Sanidad explican que el departamento de García no puede actuar de otra forma, ya que la fabricación de estos productos no es ilegal, así como tampoco lo es su venta a adultos. De forma recurrente, aseguran, las comunidades autónomas avisan al ministerio de que detectan la venta de estos productos en quioscos de chucherías para niños, de ahí que Sanidad emita el recordatorio.
@rociitoarmero.oficial 🌈🍭 Me sabe a humo,me sabe a humo los cigarrito que yo me fumo 😂#quioscosarita🍭 #rociitoarmero #sevilla #alegria #chuches ♬ sonido original - 🍭Quiosco Sarita🍭
Para Francisco Pascual, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el Ministerio de Consumo debería establecer los lugares en los que se pueden vender este tipo de productos «y deberían ser lugares a los que acudan mayores de 18 años, se podría prohibir que se venda en tiendas de chucherías», asegura. Reconoce sin embargo que, como ocurre con algunos de los nuevos dispositivos para fumar, estos chicles también pueden encontrarse en tiendas que son en muchas ocasiones «negocios no reglados, en los que por ejemplo se vende alcohol» más allá de la hora permitida o a menores de edad. «Se tiene que ser bastante taxativo a la hora de establecer dónde y cómo se puede vender», reclama.
El «componente psicológico»
Cree además el presidente del CNPT que lo importante de estos productos es el «componente psicológico» que conllevan, pues los niños imitan cuando los consumen las conductas de los fumadores. «La adicción no solo reside en el componente de sustancia y de toxicidad, sino en el tema conductual, gestual o comportamental, que lo que hace en este caso de cara a los menores es incitar a una imitación a lo que hacen los mayores», sentencia Pascual. Insiste en que esos gestos pueden «abrir la puerta» a un consumo de tabaco en el futuro.
Incluir este tipo de productos en la nueva legislación antitabaco que prepara Sanidad, lanza Francisco Pascual, podría ser una buena solución para frenar su consumo entre menores de edad. «Todo lo que rememore o conduzca a imitar productos del tabaco debería estar regulado de alguna forma y contemplado en la legislación, porque además hay una normativa previa, pero sabemos que a veces las normas parecen estar hechas para saltárselas. Hay que ser mucho más estricto», reclama.
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