El responsable del submarino Titan vuelve a las andadas: lidera expediciones a una de las zonas más profundas del planeta
Se embarcarán en un descenso a las profundidades del Agujero Azul de Dean, en Bahamas
El responsable del submarino Titán quiere mandar una nave a Venus a pesar de «los riesgos»
Hace exactamente un año, la población mundial contenía la respiración mientras las autoridades trataban de encontrar con vida a los tripulantes del submarino Titan, partido con varios turistas en su interior para inspeccionar los restos del Titanic. Nunca los encontraron. El sumergible había implosionado sin dejar prácticamente rastro. Ahora, uno de los creadores de la empresa responsable del malogrado viaje, OceanGate, ya planea nuevas rutas a lugares recónditos del planeta.
Tras la muerte de su socio hasta 2013, Stockton Rush, en la expedición del Titan y después de la disolución de la compañía, Guillermo Söhnlein se ha embarcado en un nuevo proyecto para alcanzar uno de los puntos más profundos del planeta. Con la empresa Blue Marble Exploration, será el líder de la misión al Agujero Azul de Dean, en las Bahamas, con 202 metros de calado.
«En el primer descenso de sumergibles tripulados, equipados con luces LED y tecnología de drones submarinos, nuestros científicos podrán aventurarse en algunas de las condiciones menos hospitalarias de la Tierra en busca de hallazgos sin precedentes. Hasta la fecha, el Agujero Azul de Dean ha permanecido prácticamente inexplorado. Al aventurarse en aguas desconocidas, nuestro equipo tendrá que 'esperar lo inesperado'», señala la página web de la firma.
En su sitio web, la corporación explica el porqué de este destino. Considerado un «enigma para los geólogos que estudian las cavernas submarinos», recalca que el Agujero Azul de Dean es «el más grande de su tipo» y se sabe muy poco sobre él, incluido cómo se formó hace más de 15.000 años. «Su extrema profundidad hace que sea inaccesible incluso para los buceadores más experimentados y su ubicación remota hace que sea increíblemente difícil lanzar operaciones importantes en superficie», apuntan.
En este sentido, Blue Marble Exploration remarca los desafíos de la expedición: desde posibles aberturas que conecten con el Océano Atlántico y ocasione «corrientes imprevistas y capas térmicas» hasta una «presión extrema» de casi 300 libras por pulgada cuadrada, aproximadamente 20 veces mayor que la de la superficie, pasando por una completa oscuridad en los puntos más bajos de la caverna.
Además, este enclave está ubicado en «una de las islas más remotas de las Bahamas», lo que reduce las instalaciones vecinas y redunda en un considerable aislamiento, con los consiguientes problemas en caso de emergencias graves.
«Los lugareños creen que el Agujero Azul de Dean es un portal al infierno y que el mismo diablo acecha en las oscuras profundidades. Cada año, varias personas se ahogan debido a diversas desgracias. Esperamos encontrar restos humanos y prepararnos para manejar esas situaciones con el debido respeto a las familias», agrega la firma.
Junto a Söhnlein, en el viaje participarán Kenny Broad, líder del equipo científico, y Scott Parazynski, director médico, además de los civiles que decidan unirse a la expedición.
En 2009, Söhnlein fundó junto a Stockton Rush OceanGate, compañía que abandonó en 2013, aunque continuó vinculado a ella en determinados proyectos. Desde la tragedia, ha manifestado en varias ocasiones su intención no solo de seguir avanzando en su exploración del océano, sino incluso de dar el salto al espacio y mandar una nave a Venus. Su idea es enviar al menos 1.000 personas a dicho planeta antes para 2050.
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