Padres, pedagogos y docentes se rebelan ante la escuela sin exámenes: «Mis hijos no son conejillos de indias»
Seiscientas familias se unen en Cataluña en una plataforma pionera que denuncia la 'innovación educativa no contrastada'
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¿La escuela de hoy es peor que la de ayer?, ¿salen los alumnos peor preparados?, ¿se enseña lo fundamental en las aulas? Cada vez hay más voces discordantes con el modelo educativo que alienta la Lomloe y que se ha generalizado en gran ... parte de la escuela pública, que elimina las tareas y los exámenes tradicionales y se centra en el aprendizaje por proyectos y competencias. Las últimas evaluaciones internacionales (PISA, TIMSS, PIRLS) han evidenciado los déficits del actual modelo educativo, desde hace años en entredicho. Eso, sumado a la tendencia de algunos sistemas como el de Finlandia, Escocia o Suecia –hasta ahora punta de lanza de la innovación pedagógica en Europa– a revertir el enfoque y regresar al patrón de escuela tradicional, ha espoleado un movimiento social y pedagógico sin precedentes de resistencia a la 'innovación educativa no contrastada'. Su ofensiva se suma a la emprendida contra el uso de las tabletas en las aulas por su «efecto pernicioso en el desarrollo de los menores«, según advierten los especialistas.
Una masa crítica de padres, docentes y pedagogos piden volver a los libros y los exámenes, y abandonar la educación por proyectos, en la que, según advierten expertos consultados por ABC, «es muy difícil medir los conocimientos que adquieren los alumnos». «El método de enseñanza tradicional, centrado en el aprendizaje de conocimientos ha dado paso a una nueva forma de enseñanza en la que se priman aspectos más sociales como la manera en que se siente el alumno o la relación que tiene con sus compañeros y profesores«, aseguran los especialistas.
Coinciden en que «al poner en valor estos aspectos, la obtención de conocimiento se relega a un segundo plano y eso se traduce en un empobrecimiento educativo«. Los impulsores de este frente de resistencia atribuyen los malos resultados educativos actuales al modelo generalizado en estos últimos años y reclaman a las autoridades en la materia »un giro de timón urgente«.
Cataluña emerge como motor de este movimiento de contestación. Más de 600 familias se han agrupado en la 'Plataforma por la Educación de Calidad' con un objetivo: forzar un cambio de escenario y que se cocine la educación de nuestros hijos siguiendo las recetas tradicionales de la escuela de antes, sin que ello implique regresar a un modelo 100 por cien memorístico. Dori Huertas, licenciada en Farmacia y doctora en Biología Molecular, pero, según subraya, «ante todo, madre de cinco hijos», abandera, junto al ingeniero informático, Albert Ruiz, la iniciativa. «La educación no es un laboratorio. La innovación pedagógica que se lleva a cabo en Cataluña no está contrastada y nuestros hijos no tienen que ser conejillos de indias«, señala Huertas en declaraciones a ABC.
Ella y las familias que se han adherido a la plataforma exigen volver a metodologías clásicas de enseñanza, basadas en la instrucción académica rigurosa y que priorizan la obtención de conocimientos, el esfuerzo y el respeto al docente, «lejos de la actual presión innovadora excesiva que conduce a la degradación escolar».
«Se están introduciendo metodologías en las aulas sin que haya estudios previos sólidos que certifiquen que funcionan», dice Huertas. Coincide en lo básico con lo apuntado por reconocidos expertos en el ámbito de la pedagogía como Inger Enkvist, catedrática emérita de español en la Universidad de Lund (Suecia). Enkvist lleva años advirtiendo de los riesgos de alejarse del modelo de escuela tradicional y defiende la enseñanza focalizada en el aprendizaje de conocimientos y en el respeto a la figura del profesor. Dori Huertas lo suscribe y asegura que en Cataluña «algunos docentes han vuelto al sistema anterior a escondidas de los equipos directivos». «Lo hacen pese a que saben que son señalados por ello», añade la madre y denuncia la actual «dictadura metodológica».
La impulsora de la plataforma ha visto en su propia familia los «efectos perniciosos» del modelo de hoy. Asegura que su hijo mayor, que ahora tiene 25 años, «tuvo una educación de más calidad» que la que recibe ahora su hija pequeña de siete años, en una escuela donde los alumnos «lo aprenden todo por proyectos».
«Se incumple la legalidad curricular»
«Los alumnos de hoy en día son analfabetos en geografía y tienen importantes déficits en cálculo matemático. Los niños construyen su propio aprendizaje y eso no puede ser«, dice la madre. A su juicio, con este nuevo modelo »se incumple la legalidad curricular«.
«El currículo se imparte mediante proyectos, situaciones, momentos o ámbitos, desapareciendo del horario las asignaturas estructuradas. Las familias desconocemos si se está cumpliendo la legalidad curricular, puesto que no sabemos cuántas horas se imparten de cada asignatura», afirma Huertas. Ella y el resto de familias de la plataforma creen que «aprendiendo por proyectos los niños acaban la escolarización obligatoria sin haber adquirido los conocimientos básicos». Los impulsores de la plataforma han activado una change.org -La Educación no es un Laboratorio, es un Derecho. ¡Educación de Calidad en Cataluña!- que cuenta ya con más de 2.000 firmas de apoyo.
Profesores disidentes
En el ámbito docente también hay disidentes activos con el actual modelo. Los profesores de instituto Olga García y Enrique Galindo detallan en su libro 'Aprendizaje basado en proyectos. Un aprendizaje basura para el proletariado' (Akal), los riesgos de la actual metodología. Coindicen en que «empobrece la enseñanza» y perjudica más a los hijos de familias con menos recursos. «La clase trabajadora, que no tiene la posibilidad de reforzar la educación de sus hijos con clases particulares, tiene el derecho a una educación en condiciones, seria, contrastada y bien organizada», señala García, profesora de Filosofía en el instituto Julio Verne de Bargas (Toledo).
Está convencida de que la enseñanza por proyectos que emana de las últimas leyes educativas ha empobrecido «de forma preocupante» la enseñanza en España. Por todo ello, defiende la importancia de recuperar el modelo tradicional basado en el conocimiento –el saber– frente al actual, centrado en las competencias –el saber hacer–. Tiene el convencimiento de que el aprendizaje por proyectos ha «vaciado las escuelas de contenidos académicos». Lo ve en sus aulas. «Los alumnos no tienen ni idea de lo básico, les cuesta mucho estructurar un texto, tienen dificultades para el cálculo básico», señala la profesora y acusa a las autoridades educativas de imponer la educación por proyectos sin tener estudios sólidos que prueben su eficacia en las etapas educativas iniciales.
García asegura que ese movimiento contestatario ya está moviendo piezas en algunos centros, en los que los profesores aplican metodología clásica por su cuenta porque «saben que es la única que funciona». «Imponen su libertad de cátedra y aplican el que es, a su entender, el mejor método en beneficio del alumnado», asevera la experta. Critica, por otro lado, que en esta coyuntura de crisis, la culpa se desvíe hacia el profesorado y mira hacia el futuro con optimismo contenido. Sabe que «a corto plazo no es fácil que haya un cambio de rumbo generalizado en el sistema», pero sí espera que determinadas comunidades autónomas y centros se rebelen contra el modelo imperante.
Enrique Galindo, profesor de Filosofía en el instituto IES Escultor José Luis Sánchez de Almansa (Albacete), cree que «el aprendizaje por proyectos forma parte de unas políticas educativas de marcado corte economicista dirigidas a crear sujetos emprendedores que abandonan el conocimiento». «Interesa que tengan las actitudes que requieren los empresarios en el mercado de las competencias. Que tengan un armazón intelectual se deja de lado», dice el docente.
Ana Hernández, jefa de estudios del Instituto Julio Verne de Madrid, no cree, sin embargo, que la causa de todos los males sea el actual modelo de aprendizaje, sino «la falta de recursos de la que adolece la escuela pública desde hace años». «Si se usa bien es un buen modelo. Lo que no pueden pretender es que con los recursos que se destinan a la educación se alcancen los niveles de excelencia de otros países», precisa Hernández.
La percepción de muchos docentes y familias de que la escuela de hoy es peor que la de antes la comparte gran parte de la sociedad. Según la última 'Encuesta de Percepción Social de la Innovación Educativa' de la Fundación Cotec, un 52 por ciento de los españoles tiene ese convencimiento. La mitad de los encuestados considera también que los alumnos salen peor preparados
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