Un pueblo de Noruega pide que sus días duren 26 horas
La alcaldesa de Vadso ha enviado una carta a la Comisión Europea pidiendo que el pueblo sea una excepción en lo que se refiere a la medición del tiempo
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![Imagen de archivo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/05/01/horaa-RMCAQpJQ7KknI35bUDY67RM-1200x840@diario_abc.jpg)
Vadso es un pueblo de Noruega, dentro del Círculo Polar Ártico, con menos de 6.000 habitantes que en parte hablan finlandés. En verano, la ciudad brilla bajo el sol de medianoche y en invierno a la luz de la aurora boreal. Los habitantes de Vadso, tradicionalmente pescadores, se dedican hoy más bien al sector servicios y al sistema de bienestar noruego. Podría decirse que el tiempo transcurre en Vadso más lentamente que en muchos otros lugares del mundo, pero no sería más que la expresión de una percepción sensorial subjetiva. Y su alcaldesa, Wenche Pedersen, está decidida a convertirlo en un hecho objetivo. Quiere que en Vadso, a diferencia del resto del planeta, los días duren 26 horas en lugar de 24.
Para ello ha enviado una carta a la Comisión Europea en la que cursa la solicitud de convertir Vadso en una excepción en lo que se refiere a la medición del tiempo. Noruega no pertenece a la Unión Europea, pero sí al Espacio Económico Europeo, por lo que Pedersen ha deducido que la Comisión tiene la competencia al respecto. Esto es discutible, puesto que la medición del tiempo está regulada por convenios internacionales que no se pueden saltar tan fácilmente a la torera. Pero este es el menor de los problemas para su proyecto, al que ha bautizado como «MORETime«.
La dificultad básica de la implementación del proyecto radica en cómo extraer a Vadso del movimiento de rotación de la Tierra, en el que gira alrededor de sí misma y que dura 24 esas horas que a Pedersen le resultan insuficientes, aunque no parece preocupada. Cree poder resolverlo con relojes especiales para Vadso en los que, en lugar de 12 horas, haya 13. En dos vueltas completarían su día ideal.
Quedan algunos flecos, como explicar de dónde saldrían esas dos horas, que irían acumulando un retraso de Vadso en el calendario de sesenta horas por cada mes. Podría resolverse eliminado algunos días de la agenda para reengancharse al calendario, pero aún así el desjuste incidiría en las horas a las que Vadso viviría el día o la noche. Posiblemente debido a que en verano gozan de luz durante las veinticuatro horas y en invierno hay semanas en las que no termina de amanecer del todo, en el fondo les de lo mismo.
El caso es que la alcaldesa, cuestionada por los medios internacionales interesados sobre su proyecto, se ha limitado a responder que «no hemos pensado mucho en los detalles». Parece dispuesta a asumir los defectillos técnicos a cambio de los enormes beneficios que espera conseguir para su pueblo. Está convencida, por ejemplo, de que logrará así que Vadso, como parte del Círculo Ártico vaciado, recupere población. Imagina que muchas familias con niños desearían trasladar su residencia a un lugar en el que el día tiene más horas y da más tiempo para hacer más cosas. Y, en todo caso, asegura que la medida servirá para fomentar los valores de la vida tradicional de la región, una vida tranquila, sin prisas y sin estrés.
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