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Peores notas y mayor consumo de alcohol y drogas como la cocaína: así afecta tomar bebidas energéticas con 14 años

Sanidad advierte en su estudio Estudes de los riesgos para la población joven de ingerir de manera continuada estas bebidas

«Nosotros le vimos consumir la cocaína. Se la tomó él», declaran los amigos del niño muerto de sobredosis en Getafe

Rodrigo Parrado
Javier Palomo

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Los adolescentes de 14 a 18 años que toman bebidas energéticas sacan peores notas, repiten más cursos y hacen más pellas que los que no las consumen. Son los últimos inconvenientes de su consumo en la población adolescente, según muestra la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes) que recoge el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) del Ministerio de Sanidad. Lo preocupante es que, además de que las mezclas asiduamente con alcohol, también hacen uso de sustancias como el tabaco; o drogas como el cannabis, éxtasis o la cocaína.

En 2023, el consumo de este tipo de bebidas alcanzó el máximo desde que la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) empezó a estudiarlo en 2014: el año pasado, el 48 por ciento de los estudiantes de 14 a 18 años había tomado una en los últimos 30 días, el 19,5 por ciento mezclada con alcohol. De los estudiantes de esta franja de edad que han echado mano de una de estas bebidas en el último mes, más de la mitad son chicos —54 por ciento frente a un 40 de las chicas—, lo que refleja un incremento de consumo casi del doble en ellos que en ellas en los últimos años.

Por edades, la prevalencia va aumentado progresivamente hasta alcanzar su pico a los 18 años. Igualmente, ha aumentado el consumo mezclado con alcohol, y es en este grupo donde también aparece un mayor uso de drogas.

En porcentajes, el 73 por ciento de los adolescentes que toman energéticas consumen también alcohol; el 49 por ciento lo hace a la vez que fuma tabaco; y el 38 por ciento junto a cannabis. Las cifras que más aumentan son las referidas a drogas duras, con un 3 por ciento respectivamente para quienes mezclan estas bebidas con éxtasis o cocaína.

Pese a que estén asociadas las energéticas como un 'parche' parecido a la cafeína para estudiar o rendir mejor en las clases, Estudes señala que los jóvenes que han consumido estas bebidas en los últimos 30 días sacan peores notas de media, repiten más cursos o hacen más pellas que el resto. En concreto, más del 30 por ciento que aquellos que son 'abstemios' de las energéticas.

Consecuencias neuronales

El estudio alerta que se vende publicitariamente estas bebidas como refrescantes, creadas para estimular el metabolismo y que suelen contener algún estimulante como cafeína o teína, pero sin advertir de ningún riesgo. Estudes señala que estas bebidas tienen consecuencias «importantes» a nivel cerebral y metabólico y entre sus efectos adversos están la estimulación del sistema nervioso central y cardiovascular, además de su relación con la obesidad. Y es que su consumo de forma regular se ha asociado con hipertensión y sobredosis de cafeína y algunos de sus efectos secundarios más comunes son palpitaciones, insomnio, náuseas o vómitos.

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