El Papa preside misa a pesar de la bronquitis e interrumpe la homilía: «Me cuesta respirar»
Francisco ha seguido toda la ceremonia en la plaza y ha leído sin dificultad un discurso de despedida por el Jubileo de las Fuerzas Armadas
El Papa, enfermo de bronquitis, hace nombramientos estratégicos para el futuro cónclave
A pesar del frío mes de febrero en la Ciudad Eterna, Francisco ha presidido este domingo en la plaza de San Pedro la larga misa de clausura del Jubileo de las Fuerzas Armadas y de Policía. El Papa había evitado salir de su casa desde el miércoles por la mañana ... , pero ha mantenido su agenda de trabajo y no se ha recuperado lo suficiente. Por eso, aunque durante la misa ha leído con voz fuerte unos párrafos de su homilía, ha tenido que pedir a un colaborador que la leyera en voz alta de su parte, pues, ha dicho, «me cuesta respirar».
«Me disculpo, pero pido al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas que continúe él la lectura de la homilía, porque me cuesta respirar», ha explicado él mismo después de leer e improvisar algunos párrafos de la homilía de este domingo. El Pontífice tenía la voz un poco resfriada, pero sin particulares dificultades. Tras la misa ha evitado recorrer la plaza con el papamóvil.
En la ceremonia han participado unas 30.000 personas, la mayoría de ellos miembros de las Fuerzas Armadas y de la policía. Entre ellos, había una representación de unos 400 efectivos españoles, del ejército y de la Guardia Civil.
Además de la misa, Francisco ha rezado con ellos el ángelus a mediodía, durante el que ha explicado que la doctrina católica prevé que el «servicio armado deba ejercerse sólo en legítima defensa, nunca para imponer la dominación sobre otras naciones, observando siempre las convenciones internacionales sobre los conflictos y, ante todo, en el respeto sagrado de la vida y de la creación«.
Minutos antes, en la homilía de la misa, les ha dado explícitamente las gracias porque cumplen su tarea «en ocasiones arriesgando sus propias vidas» y les ha pedido «por favor, que vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra; vigilen para no ser seducidos por el mito de la fuerza y el ruido de las armas; vigilen para no contaminarse nunca por el veneno de la propaganda del odio, que divide el mundo en amigos a los que defender y enemigos a los que combatir«.
Como consejo, les ha propuesto que no pierdan jamás de vista «el fin de su servicio y de sus acciones», que es «promover la vida, salvar la vida, defender la vida siempre». Ha recordado que las fuerzas armadas y de policía tienen una «misión al servicio del bien, de la libertad y de la justicia», «siempre de parte de la legalidad y de parte de los más débiles», y que trabajan en «múltiples dimensiones de la vida social y política». Por ejemplo, en «la defensa de nuestros países, el compromiso por la seguridad, la custodia de la legalidad y la justicia, la presencia en las penitenciarías, la lucha contra la criminalidad y las diferentes formas de violencia que amenazan con alterar la paz social». «Y recuerdo también a cuantos ofrecen su importante servicio en las catástrofes naturales, por el cuidado de la creación, por el rescate de las vidas en el mar, por los más frágiles, por la promoción de la paz», ha añadido.
Como entre los participantes había muchos capellanes militares, ha destacado que «ellos no prestan su servicio —como a veces ha pasado tristemente en la historia— para bendecir perversas acciones de guerra», sino como «presencia de Cristo, que quiere acompañarlos, ofrecerles escucha y cercanía, animarlos a remar mar adentro y sostenerlos en la misión que llevan adelante cada día».
Como hace todos los domingos, durante el ángelus, el Papa ha pedido oraciones por la paz y ha recordado algunos conflictos de actualidad como las crisis «en la atormentada Ucrania, en Palestina, en Israel y en todo Oriente Medio, en Myanmar, en Kivu, en Sudán«. »Que callen las armas en todas partes y que se oiga el grito de los pueblos que piden la paz«, ha clamado.
Tras la ceremonia, ha abandonado la plaza en un Fiat 500 de color oscuro y ha evitado hacer el giro entre los peregrinos con el papamóvil. Con la bronquitis, no habría sido prudente.
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