El Papa se despide de Papúa llamando a los jóvenes a colaborar para construir el país
Aterriza en Timor Oriental, un país herido por la guerra de independencia
Torturadas y asesinadas por 'brujería' en el siglo
![Imagen del Papa saludando a la multitud en el estadio de Port Moresby a un encuentro con jóvenes en Papúa Nueva Guinea](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/09/09/papa-RsjZubgFBkK05UhrFUNvA1N-1200x840@diario_abc.jpg)
El Papa se ha despedido de Papúa Nueva Guinea con un encuentro con jóvenes en el que les ha solicitado colaborar para construir el tejido social de este país azotado por la violencia y la pobreza. Luego ha partido a Timor Oriental, ... el país más joven de Asia, donde ha aterrizado a primera hora de la tarde de este lunes. En la pista de aterrizaje le ha recibido el presidente y premio nobel de la paz José Ramos-Orta.
El último encuentro de Francisco en Papúa ha sido en un estadio de Port Moresby, al que han acudido unos 10.000 jóvenes del país. «Dicen que Papúa Nueva Guinea es rica en minerales. Entonces, ¿por qué, aumenta la pobreza?», le ha explicado frustrada Bernadette, estudiante activa en un movimiento católico del país. «En Port Moresby ves a jóvenes mendigando, pidiendo comida e incluso durmiendo al borde de la carretera», ha lamentado.
El Papa les ha solicitado que trabajen para construir un tejido social en el que las personas estén dispuestas a ayudar a los demás. «Abandonad el odio y la indiferencia hacia cualquier persona, ayudad a quien lo necesite», les ha solicitado como legado de la visita. «Y rezad por mí, que este trabajo no es fácil», ha bromeado.
Francisco ha comenzado en Dili (Timor Oriental) la tercera de las cuatro etapas de su gira de 11 días en Asia. A bordo de un avión de la aerolínea local de Papúa Nueva Guinea, «Air Niugini», ha llegado al país con más católicos de la región, un 93% de sus habitantes, que sigue mostrando heridas de su violenta lucha por la independencia.
Esta mañana, en la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Dili ha sido acogido por el presidente José Ramos-Horta, premio nobel de la paz 1996, y también por el primer ministro Xanana Gusmão. El otro nobel, el obispo Ximenes Belo, está sancionado por la Iglesia y vive retirado en Portugal, por abuso de menores que cometió en los años 90.
Además de los encuentros con líderes políticos, embajadores y representantes de la sociedad civil, el Papa visitará un centro católico que ayuda a niños con discapacidad y a sus familias, se reunirá con jóvenes para hablar de la paz, y celebrará una misa en la explanada de Taci Tolu, donde soldados indonesios arrojaban cadáveres de jóvenes durante los años de lucha por la independencia. Ahora es un parque dedicado a la paz.
La turbulenta visita de Juan Pablo II
El último Papa que estuvo aquí fue Juan Pablo II, el 12 de octubre de 1989, pero entonces el país no era independiente. Wojtyla se negó a aceptar las presiones de Indonesia para que no visitara la zona más católica del país y esquivó los intentos de boicotearlo.
Durante casi 500 años, Timor Oriental había sido una colonia portuguesa. Pero en 1975, aprovechando la «Revolución de los Claveles», proclamó unilateralmente su independencia. Duró pocos días. Con el beneplácito de EE.UU. y Australia, que buscaban limitar la influencia de China, Indonesia invadió Timor Oriental y en 1976 lo convirtió en su provincia número 27.
La invasión fue brutal para aterrorizar a la población y que no organizara la resistencia. Por eso se multiplicaron los bombardeos y fusilamientos indiscriminados, las violaciones y los saqueos. Timor Oriental plantó cara con una guerra de guerrillas. Se calcula que fallecieron 200.000 personas, poco menos de un tercio de la población que entonces tenía el país.
Cuando en 1989 Juan Pablo II fue a Indonesia, Yakarta explicó que no era oportuno que visitara la provincia de Timor, a pesar de que la mayoría de su población era católica. Roberto Tucci, fallecido en 2015, era en aquella época el organizador de los viajes papales. Recordaba en sus memorias que «el Papa amenazó con protestar públicamente si no le permitían esa visita», de formar que el gobierno tuvo que permitirla.
«Los partidarios de la independencia y también el obispo de Timor querían que el Papa besara el suelo, como hacía cada vez que llegaba a un país independiente», recordaba. Pero «Juan Pablo II no deseaba llegar tan lejos, pues no quería entrar en la cuestión de la independencia. Para él era más importante que el pueblo gozará de una amplia autonomía cultural y religiosa, y que se respetaran la lengua y la religión de la mayoría de la población de Timor Oriental, la católica».
Al final acordaron con Indonesia que «el obispo se colocaría al pie de la escalerilla del avión con un crucifijo que el Papa besaría de pie». «Cuando llegamos, bajé inmediatamente del avión y vi que el obispo no tenía el crucifijo, y me contó que se lo habían confiscado», continúa.
El gesto molestó mucho a Juan Pablo II, y el Papa decidió actuar por su cuenta. «Cuando llegamos al lugar de la misa me dijo: 'Pon a los pies del altar el crucifijo que está en la sacristía'». Así, cuando llegó, el Papa se arrodilló y besó los pies del crucifijo y también el suelo.
Cuando concluyó aquella misa dos decenas de personas alzaron pancartas a favor de la autodeterminación y denunciaron la violación de derechos humanos. Inmediatamente, aunque estaba allí el Papa, intervino la policía. Pero la escena se volvió contra Indonesia, pues dio visibilidad internacional a la situación de quienes clamaban por la independencia.
Durante aquella época, muchos sacerdotes y monjas arriesgaron la vida escondiendo a quienes luchaban por la autodeterminación. En paralelo, el obispo Ximenes Belo denunciaba en sus homilías las violaciones de derechos humanos y solicitaba una solución pacífica del conflicto. Precisamente en 1996 le otorgaron el Nobel de la Paz «por su labor en favor de una solución justa y pacífica».
En 1998, cayó el dictador Suharto en Indonesia y aceptó un referéndum en el que un 78,5% votó a favor de la independencia. Un año más tarde, Indonesia se retiró del país. El mayo de 2002, Timor Oriental se convirtió en el primer estado soberano nacido en el siglo XXI, y Dili en la capital de la República Democrática de Timor Oriental.
Francisco ha llegado a esta ciudad a las dos de la tarde de este lunes, siete de la mañana en España. La situación es muy diferente de la que se encontró su predecesor, pero las heridas no se han cerrado del todo y algunos de los que perdieron a seres queridos siguen considerando que los verdugos se encuentran al otro lado de la frontera.
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