El Papa comienza sus 'vacaciones en Roma': las claves de la estrategia del Pontífice para los próximos meses
Prepara nuevos nombramientos, está valorando añadir un cuarto viaje antes de Navidad y crear nuevos cardenales
España se mantiene entre los diez países que más donan al Vaticano, pero baja dos puestos
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«Desde el 1 de julio y hasta finales de mes, como de costumbre, se suspenderán las audiencias generales, particulares y especiales», anunció esta semana la Prefectura de la Casa Pontificia. Quiere decir, en lenguaje vaticano, que el Papa ha comenzado sus vacaciones. ... Pero eso no significa que esté quieto, todo lo contrario.
Aunque durante estos días no recibe visitas ni participa en ceremonias, tampoco abandona su residencia, Casa Santa Marta. Allí mantiene encuentros con algunos colaboradores para valorar el trabajo hecho durante este «curso», definir la estrategia del siguiente y, sobre todo, tomar decisiones de gobierno.
La primera la anunció ya en su primer día de «descanso», cuando hizo uno de los nombramientos más importantes de su pontificado. El sábado nombró nuevo prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe a Víctor Manuel Fernández, el teólogo argentino de 60 años con el que ha preparado sus grandes textos magisteriales. Su idea es contar para esta fase del pontificado con una persona de su absoluta confianza en el dicasterio que impregna el contenido y los modos de la teología oficial de la Iglesia católica y que marca de alguna forma su «línea editorial».
No será el único fichaje relevante de estas semanas. El Papa está estudiando la lista enviada por conferencias episcopales con posibles participantes al próximo sínodo, pues a él le corresponde nombrar a los 70 miembros «no obispos», o sea hombres y mujeres, laicos y religiosos. El perfil que elija marcará el estilo y el resultado del «sínodo sobre la sinodalidad», que se celebrará del 4 al 29 de octubre. La idea de Francisco no es tanto que den respuesta a los problemas de la Iglesia, sino que se ejerciten en el arte de afrontarlos juntos.
El Papa podría también sustituir al cardenal brasileño João Braz de Aviz, desde 2011 prefecto de la Congregación para la Vida consagrada, que coordina las órdenes religiosas y congregaciones. Braz de Aviz tiene 76 años, uno más de la edad a la que los altos cargos del Vaticano presentan la renuncia, y es el último colaborador del Papa nombrado por Benedicto XVI. Por eso, su relevo marcará simbólicamente un cambio de etapa.
También vence esta semana el mandato de cinco años a Pablo Ruffini como prefecto del Dicasterio para la Comunicación, que coordina tanto la oficina de prensa como los órganos de comunicación y las redes sociales de la Santa Sede. Ruffini, que trabajó como periodista en la Rai y dirigió la televisión de los obispos italianos, ha sido el primer laico al que el Papa le ha confiado la gestión de un dicasterio de la curia vaticana.
Mucho más relevante es la lista que el Papa tiene escondida en su mesa de trabajo con el nombre de los nuevos cardenales que nombrará en los próximos meses. Aunque parece poco probable, Francisco podría convocar un consistorio de nuevos cardenales para octubre, y así dar aún más relevancia al sínodo; aunque lo más seguro es que lo haga en noviembre o que espere a febrero.
Es una cuestión matemática. Los cardenales pierden su derecho a participar en un cónclave cuando cumplen 80 años. Para facilitar la elección de un nuevo pontífice, los Papas se aseguran de que siempre haya alrededor de 120 purpurados electores. Si no hay sorpresas, esa cifra se alcanzará el 30 de julio, día del cumpleaños del cardenal Giuseppe Versaldi. A mediados de noviembre, otros tres cardenales habrán cumplido los 80; y el mes de enero se cerrará con sólo 112 cardenales electores.
La lista de nuevos purpurados incluirá sin duda a los nuevos fichajes de la Curia Vaticana, Robert Prevost, prefecto del dicasterio de obispos, y Víctor Manuel Fernández, de la Doctrina de la Fe. El resto es una incógnita.
Curiosamente, Francisco es el primer Pontífice de la época actual que no ha modificado las normas del cónclave. Lo que no significa que no pretenda hacerlo en un futuro próximo con la experiencia de los dos cónclaves en los que ha participado. No parece en cualquier caso que esté en su lista de prioridades.
Otra de las decisiones que deberá tomar en julio es el destino de un cuarto viaje previsto para antes de que termine el año. El Papa irá a Lisboa del 2 al 6 de agosto para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. También, del 31 de agosto al 4 de septiembre estará en Mongolia, un país con 1.500 católicos; y el 23 de septiembre hará una visita exprés a Marsella (Francia). «Tengo pendiente otro viaje, que ahora no recuerdo», aseguró misterioso en abril.
Ha solicitado que le mantengan constantemente informado de las posibilidades de impulsar un alto el fuego entre Moscú y Kiev, y de los progresos de sus gestiones humanitarias para que miles de niños ucranianos deportados a Rusia regresen a casa. En estas horas se reunirá con su enviado especial, el cardenal Matteo Zuppi, que le informará sobre su reciente viaje a Rusia y le propondrá los nuevos pasos.
A sus 86 años, quizá podría plantearse las vacaciones de otro modo, pero lo cierto es que está mucho mejor de salud que hace casi un año, cuando no podía desplazarse sin usar la silla de ruedas, y los médicos le obligaron a cancelar el viaje previsto a República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Se ha recuperado bien de la cirugía del pasado 7 de junio, que también le ha hecho perder peso, y camina con el bastón. Aunque ahora los doctores le piden prudencia y le recetan reposo, no parece dispuesto a cambiar el ritmo veraniego que sigue desde hace décadas.
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