religión
El Papa promete hacer todo lo posible para que los abusos sexuales «no vuelvan a suceder jamás»
Advierte a los obispos encubridores que «no es amor tolerar comportamientos indignos»
En una emocionante eucaristía concelebrada con quince mil sacerdotes, Benedicto XVI prometió hacer todo lo posible para que los abusos sexuales “no vuelvan a suceder jamás”. El Papa lanzó también un serio aviso a los obispos encubridores o cobardes: “No es amor tolerar comportamientos indignos de la vida sacerdotal”.
En la gran ceremonia de clausura del Año Sacerdotal, el Papa volvió a pedir perdón por “los pecados de los sacerdotes, sobre todo contra los más pequeños, en los que el sacerdote deja de manifestar el amor de Dios y se convierte en lo contrario”.
Interpretando el sentir de los sacerdotes procedentes de 91 países, el Santo Padre aseguró que “también nosotros pedimos perdón a Dios y a las personas implicadas, y prometemos hacer todo lo posible para que estos abusos no vuelvan a suceder jamás”. La primera línea de prevención será el modo de seleccionar y formar a los seminaristas para comprobar “la autenticidad de la vocación” y la capacidad de llevar una vida de servicio a los demás y de sacrificio personal cada vez más difícil en la sociedad contemporánea.
El Papa comentó que “si el Año Sacerdotal pretendiese haber sido una glorificación de nuestros logros humanos personales, habría sido destruido por estos incidentes”. Por fortuna, “se trataba justo de lo contrario: de dar gracias a Dios por un tesoro que llevamos escondido en vasijas de barro”, como manifiestan las debilidades personales.
Lo sucedido impone “una tarea de purificación, que tendrá continuidad hacia el futuro y que nos hace reconocer y amar aun más el gran don de Dios que es el sacerdocio”, vivido siempre con valentía y con humildad.
El Papa dedicó una parte de su homilía ante 80 cardenales y 350 obispos, además de los quince mil sacerdotes, a lanzar un serio aviso a los pastores que no han estado a la altura de las circunstancias. En una referencia clarísima a los obispos que han encubierto sacerdotes delincuentes o no han tenido el valor de pararles los pies, el Papa afirmó que “no es amor tolerar comportamientos indignos de la vida sacerdotal”. Con un ligero retraso debido a la traducción simultanea a traves de canales de radio, los quince mil sacerdotes presentes se lo agradecieron con un gran aplauso cuando el Papa iniciaba la frase siguiente.
Fue la confirmación visible de que los sacerdotes dignos, que son la abrumadora mayoría, apoyan la línea de hacer limpieza en la propia casa cuanto antes: pedir perdón a las víctimas y reparar el daño causado para poder pasar por fin página en este capítulo triste.
El visible esfuerzo del Papa, que ha perdido perdón muchas veces y se ha reunido con víctimas en varias ocasiones, apenas se nota todavía en muchas diócesis que siguen escondiendo la basura debajo de la alfombra pensando, erróneamente, que no llegará a descubrirse. Las víctimas siguen sufriendo mientras no se les pida perdón personalmente y se les ofrezca ayuda, como ha indicado muchas veces el Papa. No seguir esas indicaciones fue precisamente la traición de los obispos de Irlanda, que Benedicto XVI denunció en público el pasado 19 de marzo en su carta a los católicos de ese país.
La emotiva ceremonia bajo un fuerte sol veraniego incluyó la aspersión con agua bendita como señal de purificación, la renovación de las promesas formuladas el día de la ordenación sacerdotal y también la consagración de todos los sacerdotes a María, madre de la Iglesia desde el momento de su nacimiento de la mano del Espíritu Santo en el Cenáculo de Jerusalén.
La certeza de que el tramo más negro de la “cañada oscura” queda ya atrás convirtió el encuentro en una auténtica fiesta y una inyección de optimismo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete