«¿Le obliga a tener relaciones? ¿No usa preservativo?»: las preguntas que harán en el centro de salud para detectar violencia sexual
Sanidad y las comunidades autónomas debaten este jueves el protocolo para actuar frente a casos de violencia sexual en la sanidad pública, que aboga por la indagación por parte de los profesionales sanitarios en las consultas
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El Ministerio de Sanidad quiere que los profesionales de Atención Primaria se impliquen al máximo en la detección de casos de violencia sexual, como ya ocurre con los de violencia de género. Varias comunidades autónomas tienen ya sus propios protocolos, pero en un intento ... por unificarlos el departamento que encabeza Mónica García y los consejeros de Sanidad de las regiones estudiarán este jueves, en un pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, un protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia sexual.
El protocolo, al que ha tenido acceso ABC, destaca que los espacios de Atención Primaria y hospitalaria son «escenarios privilegiados» para detectar la violencia contra las mujeres «siempre que exista una actitud activa, proclive y deliberada de indagar entre los equipos profesionales sanitarios». Está demostrado, continúa el documento, que las mujeres son capaces de contar si han sido o son víctimas de algún tipo de violencia cuando se les pregunta directamente, pero para ello, dice, «es fundamental» que los profesionales sanitarios recojan y actualicen información por medio de indagaciones periódicas o en el registro inicial de una historia clínica.
Por ello, el protocolo aboga por convertir la indagación en una «práctica asidua y de rutina» entre los profesionales sanitarios para mejorar la detección temprana «de la violencia de género en cualquiera de sus expresiones, incluida la violencia sexual». Propone algunas preguntas que el médico de familia puede realizar en consulta en caso de sospecha:
—Me gustaría conocer su opinión sobre esos síntomas que me ha contado (ansiedad, nerviosismo, tristeza, apatía.): ¿Desde cuándo se siente usted así? ¿A qué cree usted que se deben estos síntomas? ¿Los relaciona con algo?
—¿Ha sucedido últimamente algo en su vida que le tenga preocupada o triste? ¿Tiene algún problema con, quizá, su pareja? ¿O con sus hijas o hijos? ¿Con alguien de su familia? ¿En el trabajo? ¿Con alguna otra persona?
—Parece como si se encontrara alerta, asustada. ¿Qué teme?
Para valorar el riesgo se sugiere también a los profesionales varias cuestiones que pueden realizar a las pacientes en casos de violencia física, sexual o psicológica, entre otras: ¿Su pareja o alguna de sus parejas anteriores le ha obligado a tener relaciones sexuales contra su voluntad? ¿Y alguna otra persona de su entrono habitual? ¿Y otras personas?; ¿Le fuerza a llevar a cabo alguna práctica sexual que usted no desea?; ¿Se niega a utilizar preservativo o le impide o controla el método anticonceptivo que usted desea utilizar?; ¿Después de una agresión le pide perdón, le hace un regalo, o se comporta como si nada hubiera pasado?
Equipos de salud mental
Son los médicos y enfermeras de Atención Primaria los que tienen mayor posibilidad de detectar casos de violencia sexual, insiste el protocolo, que hace referencia también a los equipos de salud mental y de trabajo social, «dado el grado de proximidad y asiduidad en el contacto que tienen con sus pacientes». Pero para poder llevar a cabo esa detección los trabajadores requieren de formación en estas herramientas, apunta el documento, que debe implicar tanto a los profesionales de la Atención Primaria como hospitalaria: «Medicina de Familia, Pediatría, Enfermería, Matronas, Trabajo Social, Urgencias, Salud mental y Toco-Ginecología».
El protocolo reclama «especial atención» a mujeres en contextos de vulnerabilidad: embarazadas, mujeres con discapacidad, inmigrantes, residentes en el medio rural o en exclusión social. Puntualiza que otros grupos pueden ser también personas de riesgo: niños, lesbianas, trans o no binarias, o en situación de sinhogarismo, entre otras.
La atención hospitalaria juega también un papel importante a la hora de atender a víctimas de violencia sexual. Para ello, el documento establece la guía que deben seguir los profesionales cuando llega al centro una víctima de violencia sexual. Entre las acciones, además de la recogida de muestras, se pone especial énfasis en acoger a la mujer «procurando un ambiente adecuado de respeto a su dignidad y garantizando en todo momento la intimidad y la confidencialidad».
En presencia de enfermeras
La actitud del sanitario, prosigue, «debe ser respetuosa en todo momento» con tacto a la hora de realizar las preguntas pertinentes. Se pide además que se habilite un espacio «para que la víctima pueda esperar acompañada por la persona de confianza que ella prefiera y decida», así como el personal que la atienda sea una mujer «dado que la mayoría de los casos de agresiones sexuales se dan en mujeres». Se deberá actuar en presencia de una enfermera y de la persona que haya acompañado a la mujer al hospital.
Para llevar a cabo la exploración se deberá obtener un consentimiento informado de la víctima y la evaluación sanitaria y forense se realizará en acto único «con el propósito de reducir el impacto psicológico tras la agresión y procurar que no se repitan anamnesis y exploraciones innecesarias (victimización secundaria)».
El protocolo cuenta con pautas específicas también para los casos que tengan como víctimas a niños o a adolescentes y a hombres.
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