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Los obispos animan a marcar la X en la Renta: «La solidaridad en la Iglesia crece más rápido que la inflación»

En la pasada campaña, 8,5 millones de contribuyentes (el 31,29%) marcó la casilla confesional

La Conferencia Episcopal promueve una campaña dirigida a gestores y asesores fiscales para evitar que la mitad de las declaraciones dejen ambas opciones en blanco

Las aportaciones a la Iglesia católica aumentan en los momentos de crisis económica

José María Albalad, a la izquierda, muestra las diez razones para marcar la X de la Iglesia ABC
José Ramón Navarro-Pareja

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La Conferencia Episcopal Española ha hecho pública este jueves la campaña «Xtantos» con la que trata de animar a los contribuyentes a marcar la casilla de la Iglesia católica en la declaración de la Renta. Una acción combinada de publicidad, testimonios y campañas específicas para redes sociales con los que la Iglesia busca que aumente el número de 8,5 millones de contribuyentes que, en el pasado ejercicio, marcaron la X confesional. Una forma de acrecentar la asistencia «a las miles de personas que hacen cola cada día a la puertas de las parroquias».

«La solidaridad en la Iglesia crece más rápido que la inflación», ha explicado José María Albalad, al presentar la iniciativa, que se fundamenta en cinco testimonios que representan a los más de cuatro millones de personas que la Iglesia católica ayuda cada año.

«El año 2023 sigue siendo complejo, con los precios de los alimentos disparados, se ha producido un incremento de las colas del hambre. Cada día, miles de personas hacen cola a las puertas de las parroquias en busca de alimentos, ropa o una palabra de esperanza«, ha destacado Albalad, director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, al explicar los detalles.

Los ingresos que recibe la Iglesia católica derivados del 0,7 del IRPF de los contribuyentes que marcan su casilla, la 105, supusieron en el pasado ejercicio una cifra récord con 320,7 millones de euros, lo que implica un 22% del total de la financiación de la institución. Sin embargo, menos de un tercio de los declarantes (el 31,29%) marcan la casilla de la Iglesia, por lo que el margen de aumento es todavía muy grande.

Y no tanto porque los contribuyentes opten por marcar la casilla de otros fines sociales, la 106, sino porque la mayor parte de las declaraciones se presentan sin haber marcado ninguna de las dos. De hecho, las casillas no son excluyentes, es decir, que si los contribuyentes marcan ambas, un 1,4% de sus impuestos irán destinados a los dos fines. En la práctica, esa cantidad se queda en las arcas de Hacienda en la mitad de las declaraciones.

«Es de las pocas cosas que podemos decidir sobre nuestros impuestos. Es decir, si la dejamos en blanco, es el Estado el que decide por nosotros sobre esa pequeña cantidad. Invitamos a que no se dejen las casillas en blanco», apuntan desde la Conferencia Episcopal.

De esta forma, la campaña »Xtantos» va dirigida a subsanar ese desconocimiento y promover este «ejercicio de democracia fiscal», como lo definió Albalad. Este curso también incidirá, al igual que el pasado, en una «publicidad específica dirigida a los gestores y asesores fiscales con el fin de llegar a los que hacen la declaración de la renta a los contribuyentes». En ese sentido, se aumentará la publicidad en Linkedin.

A ellos se suman los spots específicos para radio, televisión y los formatos digitales, además de los encartes del periódico «Xtantos» en la prensa diaria, y de su reparto en las casi veintitrés mil parroquias. La campaña implica una inversión de 2.777.594 euros, lo que supone que se ha destinado a este fin un 0,87% de la cantidad recaudada en la campaña del pasado año.

La campaña implica también la difusión de cinco unos vídeos, con un formato documental, con testimonios de personas atendidas por la Iglesia: una mujer ucraniana que huyó con su hija y nietas del país al iniciar la guerra, una víctima de maltrato, un hombre que pasó por la cárcel y apenas puede sobrevivir con su pensión tras un accidente, un cura rescatado del mundo de las drogas por el testimonio de un sacerdote joven y una joven con síndrome de Down que vive en un piso de acogida de la Iglesia.

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