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Nueva York tumba a última hora su plan de 'peaje antiatasco'

Esta tasa iba a entrar en vigor el 30 de junio. Desde ese día, los vehículos que circularan al sur de la calle 60 de la isla de Manhattan tendrían que pagar 15 dólares

Nueva York declara la guerra al coche

Imagen del tráfico de la ciudad de Nueva York en Estados Unidos JUSTIN LANE
Javier Ansorena

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

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El bolsillo de los conductores neoyorquinos se llevó ayer una alegría: contra pronóstico, la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, anunció que mandaba a la papelera el plan de 'peaje antiatasco' listo para la ciudad de Nueva York, la mayor de Estados Unidos. La contrapartida será que no habrá impacto en el embotellamiento endémico que sufre Manhattan -el distrito al que iba a afectar la medida- ni en la polución que le acompaña.

Es una decisión dramática y sorprendente por parte de Hochul, que hasta hace dos semanas, de forma literal, era una defensora acérrima del peaje. Entonces dijo que era una medida crítica «para hacer más vivibles las ciudades».

El peaje iba a entrar en vigor este mismo 30 de junio. Desde ese día, los vehículos que circularan al sur de la calle 60 de la isla de Manhattan tendrían que pagar 15 dólares.

Es un plan que se ha discutido desde hace años, con innumerables informes económicos, medioambientales y de transporte. Sus ingresos iban a dedicarse a financiar el consorcio de transporte metropolitana (MTA, en sus siglas en inglés), una agencia gubernamental lastrada por problemas de financiación perennes.

El giro radical de última hora de Hochul tiene que ver con una clara pérdida de favor político -nunca tuvo gran apoyo popular-, frente a la visión positiva de economistas y medioambientalistas. «Los 15 dólares pueden romper el presupuesto de una familia de clase trabajadora», justificó Hochul, que dejó en evidencia que estamos en año electoral.

«Después de una consideración cuidadosa he llegado a la decisión difícil de que implementar el sistema de peaje antiatasco tiene el riesgo de provocar muchas consecuencias no deseadas», dijo Hochul en su anuncio.

La gobernadora justificó que las condiciones que vive la ciudad han cambiado desde 2019, el año en que se aprobó. La pandemia de Covid-19 ha transformado la ciudad en muchos aspectos: sobre todo, muchos oficinistas todavía no han regresado a las oficinas y el trabajo remoto ha cambiado parte de Manhattan.

«Los trabajadores venían a sus oficinas cinco días por semana, el crimen estaba en mínimos históricos y el turismo en máximos históricos», dijo Hochul. «Las circunstancias han cambiado y debemos responder a los hechos sobre el terreno», añadió la gobernadora, que consideró que el peaje «crearía otro obstáculo a nuestra recuperación económica». El problema ahora para Hochul será encontrar los 1.000 millones de dólares que el peaje iba a recaudar al año para mejorar los servicios de la MTA.

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