¿Quiénes son los más atacados en redes? Un estudio identifica la diana del odio
La Universidad Internacional de La Rioja desarrolla una herramienta para identificar estrategias organizadas a través del lenguaje
Cuanto más te indigne una noticia más fácil será que la difundas en redes, incluso sin haberla leído

El odio en redes sociales y medios digitales se ha convertido en un problema creciente. Prueba de ello es el 'éxodo' digital de usuarios de X (antes Twitter) a Bluesky, en búsqueda de encontrar un remanso de paz en internet. Un reciente estudio del proyecto Hatemedia, liderado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, arroja luz sobre la magnitud y las características de este fenómeno en España, en concreto, qué grupos sociales sufren mayores oleadas de odio.
El análisis, basado en casi 10 millones de mensajes recopilados de redes sociales como X, Facebook y webs de medios digitales españoles, revela que el 70% de los mensajes de odio se dirigen principalmente a políticos, mujeres, inmigrantes y la comunidad LGTBI+. Con mensajes que no solo fomentan la hostilidad hacia colectivos vulnerables, sino que, en muchos casos, «buscan imponer narrativas polarizadoras en la opinión pública».
Un monitor que clasifica los mensajes según su toxicidad
Hatemedia ha desarrollado el Monitor de Odio, una herramienta basada en algoritmos que identifica y clasifica mensajes según su nivel de toxicidad. Este monitor no solo detecta expresiones de odio en tiempo real, sino que también ofrece un sistema de alerta temprana para prevenir la viralización de mensajes dañinos. Su base de datos, con más de 7.000 términos en castellano, es «la más avanzada en la detección de odio en lengua española», según apuntan desde la UNIR, y tienen una precisión del 90%.
También es capaz de clasificar los mensajes según su tipo e intensidad. En cuanto a su temática, el 35% promueve odio político, otro 35% refleja odio xenófobo, misógino o por orientación sexual, y el 30% restante es de carácter generalizado, siendo este último más frecuente en redes sociales. Respecto a la intensidad, el 63% de los mensajes genera un clima de hostilidad mediática, mientras que el 37% fomenta violencia explícita, incluidas amenazas.
«Se trata de una aportación innovadora», afirma Julio Montero, codirector del Proyecto junto a Elías Said-Hung, «porque hasta ahora los modelos de detección están centrados en identificar si existe o no odio, pero no entran en analizar los tipos de odio específicos contra determinados colectivos vulnerables (por motivos misógino, racista, xenófobo, sexual, ideológico, etc.) ni tampoco la intensidad».
La idea del proyecto es que esta herramienta sea accesible para todos los medios informativos, los profesionales del sector y los agentes públicos y sociales, para ayudar a detectar e implementar estrategias activas que permitan prevenir la presencia de expresiones de odio en el entorno de los medios digitales.
Este proyecto interdisciplinario reúne a expertos en lingüística, informática y ciencias sociales de diversas universidades españolas. Su objetivo es no solo combatir el odio digital, sino también educar y sensibilizar sobre su impacto. Iniciativas como estas representan un paso crucial para enfrentar un desafío que, como advierten los investigadores, está alcanzando niveles preocupantes en nuestra sociedad.
El perfil de los «odiadores»
El estudio también ofrece una visión preliminar del perfil de los llamados «odiadores», estos individuos que se aprovechan de las sociales y de la sección de comentarios de los medios informativos para promover mensajes de odio. Según los hallazgos, estos usuarios actúan frecuentemente de manera coordinada, con estrategias diseñadas para repetir y amplificar ideas, buscando influir en la narrativa pública.
Sus principales objetivos incluyen a actores políticos, periodistas y los propios medios de comunicación, a quienes atacan mediante expresiones de odio que se basan en motivos raciales, étnicos, políticos, misóginos o sexuales. Este comportamiento no solo afecta a los colectivos vulnerables que estos actores representan, sino que también intenta socavar su rol como figuras clave en el debate democrático y la transmisión de información.
Los investigadores subrayan que el odio en redes no solo amenaza a los colectivos atacados, sino también a los pilares democráticos. Según Julio Montero, «el odio es un cáncer de la democracia» que deteriora el respeto mutuo y el diálogo racional, esenciales para resolver diferencias en una sociedad plural. Por su parte, Elías Said enfatiza que si bien el odio se manifiesta en comentarios publicados en medios, no significa que estos lo promuevan como instituciones.
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