«Una mujer maltratada carece de herramientas para defender a sus hijos»
Expertas insisten en que normalizan la violencia hacia ellas y sus niños
2024, el año con más menores asesinados por violencia vicaria de la serie histórica
Los nueve menores asesinados en lo que va de año en casos de violencia vicaria, en estos casos «extrema o letal» son un fracaso en la detección de la violencia de género, tal y como coinciden los especialistas consultados. «Hay menores y mujeres ... que no habían accedido antes a los órganos judiciales pero si ya hay un rastro judicial ese fracaso se multiplica», señala Flor de Torres, fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer en Andalucía y fiscal decana de Málaga, que vivió de primera mano el asesinato de la niña Leonor.
«Una de cada tres mujeres no denuncia pero los menores florecen en los procesos judiciales y esa perspectiva hay que visualizarla», dice. Es obligación del fiscal dar cuenta a los órganos especializados cuando en un proceso civil se detecten señales de violencia. «Yo recibo denuncias de compañeros. Los especialistas somos nosotros pero aplicar esa perspectiva de género debe ser transversal». Recuerda que hablamos de salvar a niños de las garras de la violencia... o de salvarles la vida.
De Torres peleó durante un año para que el asesinato de la pequeña Leonor (7 años) se considerara un caso de violencia de género y no de violencia doméstica. Su padre la asesinó en Campillos (Málaga) en 2013 durante un régimen de visitas, pese a que había sido condenado por amenazar a Pilar, la madre de la niña.
«Conocí a Leonor sin vida. Fue la primera víctima legal y directa de la violencia de género siendo menor de edad y en un caso idéntico», escribió la fiscal en un artículo publicado en Diario Sur. Su implicación no ha cesado. «En un perfil como el de Linares con maltrato de dos parejas anteriores yo insisto a los agentes de Igualdad y a Servicios Sociales que hay que estar alerta. Ver situaciones objetivas de riesgo es un deber cualificado y, por supuesto, trasladar esa sospecha al juzgado de violencia», dice la fiscal.
La pregunta es inevitable. ¿Hay madres que miran hacia otro lado y no ven lo que sucede en su casa? «Una mujer maltratada cae en la indefensión aprendida. Las conductas violentas ya sean físicas, sexuales, económicas llega a normalizarlas e integrarlas en su vida cotidiana. Cuando una mujer considera que esas conductas son normales lo proyecta y se traslada a sus hijos», detalla la jurista y criminóloga Paz Velasco. Pone ejemplos.
Amores patológicos
«Él me golpea porque llega cansado y yo le pregunto o le molesto o no me doy cuenta de que está mal. La mujer se hace argumentaciones de ese tipo y las aplica a sus hijos... Por eso es violento con ellos, se dice, lo justifica a su modo».
«Una mujer maltratada carece de herramientas para gestionar la defensa de sus hijos, normaliza la violencia personal hacia ella y también hacia sus propios hijos. Ocurre en muchas ocasiones.
Otras sufren lo que ella llama «amores patológicos». La mujer también es víctima y se culpa. Entra en una ceguera, en una situación de pánico a que él la abandone de forma que permite el maltrato a sus hijos, si eso significa que él se quede. «Existen más casos de los que creemos», dice Velasco.
Más allá del machismo
Experta en personalidades psicopáticas y con varios libros publicados que se han convertido en un referente, la criminóloga comparte la frustración por los asesinatos de niños. «Es un fracaso. La protección institucional y las leyes ya no son suficientes. La legislación no disuade al delincuente hay que buscar otras medidas». Velasco habla de precipitadores, no solo comportamientos machistas. «Hay otros factores de riesgo: patología mentales, celotípicos, dependientes emocionales, toxicómanos... No todo es machismo y patriarcado. Tendríamos que ir caso a caso para ver qué lleva a esa crueldad».
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