Muere Gustavo Gutiérrez, el sacerdote peruano que fundó la Teología de la Liberación
El religioso ha fallecido este martes a los 96 años en Lima
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Gustavo Gutiérrez, en una foto de 2023
El sacerdote e intelectual peruano Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la Teología de la Liberación, una corriente de pensamiento cristiano centrado en la dignidad de los pobres, falleció a los 96 años este martes en Lima, aseguró la orden religiosa a la que pertenecía desde 2001.
«La Provincia Dominicana de San Juan Bautista del Perú lamenta informar que el día de hoy, 22 de octubre de 2024, ha partido a la Casa del Padre nuestro querido hermano, Gustavo Gutiérrez Merino», indicaron los religiosos en la red social Facebook.
«Pedimos sus oraciones para que nuestro querido hermano goce de la vida eterna», añadió la orden.
El Instituto Bartolomé de las Casas, fundado por el teólogo en 1974, confirmó en la red social X su deceso.
«Con profundo dolor, comunicamos que esta noche ha partido nuestro querido amigo y fundador Gustavo Gutiérrez», indicó el organismo interdisciplinar de atención a los más necesitados.
«Su obra y trabajo en favor de los pobres y los más descartados de la sociedad seguirá iluminando el camino de la Iglesia por un mundo más justo y fraterno», agregó.
Misas en su honor
La orden dominica en Perú anunció que en los próximos días se celebrarán misas en honor de Gutiérrez y un homenaje en la Basílica de Santo Domingo, en la capital peruana.
Los restos del sacerdote se velarán desde el miércoles por la noche en un salón para tal fin perteneciente a la comunidad de los dominicos en esa misma ciudad.
Gutiérrez, que nació en Lima el 8 de junio de 1928, fue una de las figuras más influyentes en el ámbito teológico y social de América Latina.
El sacerdote fue considerado el padre de la Teología de la Liberación, la corriente cristiana abocada a los pobres que tuvo importantes repercusiones políticas en toda la región.
Fue el intelectual, que se hizo dominico a los 76 años, quien utilizó por primera vez esa expresión en 1968, en una reunión de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín (Colombia), para aplicar los principios reformadores del Concilio Vaticano II.
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