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El misterio de Fátima, las apariciones que han influido en las decisiones de los Papas

Juan Pablo II las relacionó al atentado que sufrió, Benedicto XVI a los culpables de abusos y Francisco busca ahí el final de la guerra en Ucrania

¿Qué dicen y por qué inquietaron tanto los tres secretos de las apariciones de Fátima?

Imagen de archivo de la procesión de la Virgen de Fátima ABC
Javier Martínez-Brocal

Javier Martínez-Brocal

Enviado especial a Lisboa

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Juan Pablo II se vio identificado con el protagonista del «tercer secreto de Fátima», revelado a tres pastorcillos de un lugar remoto de Portugal durante unas apariciones de la Virgen María en 1917. Los pequeños vieron claramente un «obispo vestido de blanco» que atravesaba una ciudad medio en ruinas llena de cadáveres de obispos, sacerdotes y laicos, y que caía ante una cruz, abatido por disparos y flechas de «un grupo de soldados».

Karol Wojtyla consideró que la profecía mostraba el asesinato del Papa como culmen del odio anticristiano procedente del Este de Europa, y la identificó con el gesto del terrorista Ali Agca, quien le disparó a bocajarro en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981, precisamente fiesta de la Virgen de Fátima.

Tanto Juan Pablo II como sus predecesores temían que la publicación del «secreto» ofendiera a los países del bloque soviético y provocara represalias contra los cristianos. Espero hasta el año 2000, más de diez después de la caída del Muro de Berlín, para hacerlo público, y encargó al cardenal Joseph Ratzinger que elaborara una interpretación.

Joseph Ratzinger explicó que se trataba de una «revelación privada» que adelantaba la magnitud de la persecución religiosa que se avecinaba en aquel entonces, pocos meses antes de la Revolución de octubre en Rusia que dio paso al totalitarismo ateo y a la represión contra los creyentes.

Sin embargo, en la visión de Fátima el Papa era asesinado, y el 13 de mayo de 1981 Juan Pablo II sobrevivió al atentado. Según explicó Ratzinger, «que una mano materna haya desviado la bala mortal muestra que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, pueden influir en la historia y que, al final, la oración es más fuerte». «El futuro no está escrito, se puede cambiar», musitó con una sonrisa.

Benedicto, el secreto y los abusos

Años más tarde, en 2010, ya convertido en Papa, Benedicto XVI aseguró que «además de la gran visión del sufrimiento del Papa, que podemos referir en primera instancia a Juan Pablo II, el secreto de Fátima indica realidades del futuro de la Iglesia, (…) anuncia sufrimientos de la Iglesia». En concreto, lo relacionó con la crisis de los abusos pues, dijo, «la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado dentro de la Iglesia». Añadió que el sufrimiento por la humillación institucional era una forma de que se le hiciera «justicia», pues «el perdón no sustituye la justicia».

El Papa Francisco, que se presentó en Fátima en 1917 como el «obispo vestido de blanco», las mismas palabras que usaron los pastorcillos para describir al protagonista la visión, aclaró que «la visión ya está explicada con total claridad. Pero un mes después del estallido de la guerra en Ucrania en 2022, pidió que llevaran al Vaticano la imagen de la Virgen de Fátima para consagrar ante ella a Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María y rezar por la paz.

Lo hizo recordando otro de los mensajes de la Virgen María durante las apariciones a los tres niños. «La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor», les dijo en la aparición del 13 de julio de 1917, en referencia a la II Guerra Mundial. «Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón. (…). El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz», añadió.

Tanto Pío XII como Juan Pablo II hicieron de alguna forma el gesto solicitado por la Virgen María. Francisco lo repitió el 25 de marzo de 2022 y lo renovará durante su visita al santuario este sábado. Aquel día aclaró que la consagración «no es una fórmula mágica, sino un acto espiritual», y lo comparó con lo que hacen los niños pequeños, «que cuando están asustados van llorando a la madre para que les ayude».

La fórmula para sembrar la paz

Francisco está buscando en el mensaje de Fátima la fórmula espiritual para sembrar la paz en Europa. Entonces, la Virgen María pidió a los tres niños inocentes que «rezaran el rosario» y que rogaran «por la conversión de los pecadores»; más adelante solicitó también esa «consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado», lo que además de una devoción de profunda espiritualidad, supone contemplar la vida de fe desde una perspectiva maternal que da prioridad al cuidado de las personas y al perdón.

Las apariciones de Fátima se produjeron durante la I Guerra Mundial, una vez al mes desde mayo a octubre de 1917. Tuvieron un prólogo en 1916, cuando a los pastorcillos se les apareció en tres ocasiones el «ángel de la paz», para prepararlos para los demás encuentros. La Virgen María se les apareció en un lugar llamado «Cova de Iría», o de «Irene», nombre que en griego también significa «Paz».

Francisco, poco dado a repetir viajes, regresa a ese lugar esta semana con una petición muy parecida a la que allí hizo Juan Pablo II en el año 2000, que «el mundo no quede reducido a escombros».

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