Una misión enviada por el Papa Francisco investiga a una orden en Perú por abusos sexuales

El Sodalicio de Vida Cristiana está en la mira del Vaticano por los abusos contra sus miembros y por los negocios que regentan amparados en el Concordato, tratado firmado entre el Vaticano y Perú

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El sacerdote español Jordi Bertomeu, enviado especial del Papa a Perú, en una imagen de 2018 efe

Paola Ugaz

Corresponsal en Lima

El Papa Francisco envió a su comando de élite, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna y el catalán Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la doctrina de la fe, para investigar a la organización católica Sodalicio de Vida Cristiana, que ha sido denunciada por abusos físicos, psicológicos y sexuales, y por aprovecharse del Concordato. Esta es la segunda vez que Scicluna y Bertomeu trabajan en tándem; en el 2018, investigaron los abusos del poderoso sacerdote Fernando Karadima y el encubrimiento de la iglesia católica en Chile, lo que causó que renuncien todos los obispos chilenos y el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.

La pesquisa al Sodalicio se realiza en la Nunciatura Apostólica de Lima y hasta este miércoles han declarado muchas víctimas anónimas y los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz. Este jueves se espera que declaren los miembros de la cúpula del Sodalicio: el sacerdote Jaime Baertl, el Arzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren; y los laicos consagrados, Juan Carlos Len Alvarez, Jose Ambrozic Velezmoro y Carlos Neuenschwander Sahurie. En una entrevista con ABC, el periodista y exmiembro de la orden, Pedro Salinas, de 60 años; dijo que «confía en la misión Scicluna-Bertomeu y espero que disuelvan el Sodalicio; una organización tóxica, sectaria, mafiosa y corrupta de fachada religiosa».

En el 2000, José Enrique Escardó, también comunicador y exmiembro de la congregación de 53 años, se convirtió en el primer denunciante del Sodalicio donde los acusó de abusos físicos y psicológicos: «Me hicieron dormir en una escalera por un mes, nadar de madrugada cargando piedras sin importar que pudiera ahogarme» y enfrentar rigores que lo convertirían en un soldado de Cristo. La respuesta del Sodalicio a las denuncias ha sido atacar al mensajero y no escuchar; es por esa razón, que han denunciado a periodistas, campesinas de la comunidad campesina de Castilla en Piura y a exmiembros del Sodalicio

En el 2015, en el libro 'Mitad monjes, mitad soldados', de Pedro Salinas y Paola Ugaz, se revelaron los abusos de esta organización católica que recibió la bendición del Papa Juan Pablo II, quien en 1997 aprobó a esta institución como sociedad de derecho pontificio y que funciona además de Perú; en Chile, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos y Brasil.

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