Miles de enfermos de cáncer, sin diagnóstico por la falta de radiofármacos
La escasez de yodo y tecnecio en Europa obliga a los hospitales a dar prioridad a los casos más urgentes
Los radioisótopos se emplean en exploraciones tumorales, del cerebro, cardiovasculares o renales, entre otras
Amoxicilina, ansiolíticos, fármacos para adelgazar... la larga lista del desabastecimiento en España

Faltan medicamentos de uso común en España, tratamientos para la hipertensión, ansiolíticos o antibióticos que se compran en las farmacias y tienen casi siempre una alternativa igual de eficaz. Pero desde hace semanas los hospitales españoles se están quedando también sin radiofármacos, ... por la escasez de tecnecio y yodo. Estos isótopos radiactivos se inyectan para realizar numerosas pruebas diagnósticas, como la gammagrafía y en el caso del yodo para tratar enfermedades tiroideas.
«La falta de estos productos afectan a miles de pacientes cada semana en España», asegura la presidenta de la Sociedad Española de Medicina Nuclear, María José García Velloso. Se está retrasando la toma de decisiones clínicas en el tratamiento médico, quirúrgico o con radioterapia que son especialmente críticas en el diagnóstico y tratamiento del cáncer.
En concreto, falta yodo 131 y radiofármacos fabricados con tecnecio, tal y como refleja la Agencia Española del Medicamento en el CIMA, su centro de información online. No se trata de un problema exclusivo de España, los problemas de suministro comenzaron el pasado 20 de octubre y afectan a toda la Unión Europea.
En esa fecha se comunicó la escasez de isótopos radiactivos. El suministro europeo depende de los reactores nucleares en Holanda, Bélgica, Polonia y República Checaa que fabrican estos productos para uso médico, además de un suministrador en Sudáfrica. «Estos reactores con fines médicos necesitan realizar paradas programadas para mantenimiento y en esta ocasión coincidió con una avería imprevista en otra instalación. Confiamos en que la situación mejore la semana próxima con la solución de los problemas técnicos de los reactores europeos y el apoyo de Sudáfrica», explica García Velloso.
Ganglio centinela y metástasis óseas
De momento, el desabastecimiento retrasa las pruebas que requieren yodo -como las utilizadas en el diagnóstico y tratamiento del hipertiroidismo o tumores de tiroides- y tecnecio, necesario para gammagrafías. Esta última prueba es imprescindible, por ejemplo, para la detección preoperatoria del ganglio centinela en pacientes con cáncer de mama o melanoma. También se emplea para buscar metástasis e infecciones óseas. O detectar angina de pecho e infarto de miocardio, tromboembolismo en los pulmones y otras alteraciones en riñones, hígado o diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson.
Escasas alternativas
La Sociedad Española de Medicina Nuclear ha recomendado a los hospitales dar prioridad a los enfermos con patologías más graves o a aquéllos casos que no puedan demorarse por razones clínicas. Además, aconseja valorar procedimientos alternativos en los pacientes que lo requieran.
En el caso de la gammagrafía ósea, la alternativa serían pruebas radiológicas, aunque son menos sensibles que la gammagrafía, reconoce la presidenta de la Sociedad de Medicina Nuclear.
La incertidumbre de los enfermos
Algunos enfermos se sienten en una situación de «total indefensión», como Fernando con un diagnóstico de cáncer de próstata que aún no ha podido confirmar su gravedad. En el Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid) le confirmaron el pasado 7 de noviembre que la biopsia había sido positiva. «Tenía un cáncer de próstata con una agresividad de 5 sobre 5. Me prescribieron un TAC y una gammagrafía que me tenía que haber hecho el 14 de noviembre. No pude hacérmela. Tres días antes me comunicaron que no tenían el reactivo necesario para realizar la prueba, y que no lo recibirían hasta el 16 de noviembre. Pero hoy sigo a la espera». En este hospital madrileño también confían en que a finales de mes empezará a reactivarse el suministro. «Me han comunicado que esperan la llegada de los primeros contrastes a partir del lunes 28, pero será entonces cuando comiencen a dar citas. No sé el lugar que ocuparé en la lista de espera», dice.
Fernando confiesa que lo está pasando mal. «Lo peor es la incertidumbre, el no saber si el retraso en el diagnóstico me condicionará la posibilidad de tener un tratamiento precoz en el caso de que el cáncer sea agresivo o incluso pueda haber metástasis, algo que solo sabré con la gammagrafía. Que la espera condicione mi curación es una angustia para mí y mi familia«.
Otros parones por mantenimiento
No es la primera vez que se produce un parón en la fabricación de radiofármacos. Los reactores nucleares para la producción de isótopos son muy delicados y cada vez que uno de ellos necesita parar para labores de recarga o mantenimiento se producen tensiones en el suministro.
En esta ocasión, el parón ha coincidido con una avería no esperada en el segundo reactor que suministra a la Unión Europea. Consciente de esta debilidad, la Comisión Europea aprobó el año pasado el plan de acción Samira. Este proyecto quiere garantizar el acceso a las tecnologías radiológicas y nucleares de todos los europeos.
Más coordinación
Entre otras medidas, obligará a los responsables de los cuatro reactores nucleares que fabrican con fines a médicos a planificar mejor y a largo plazo las paradas técnicas. Así se podrá garantizar el suministro y hacer frente a otro tipo de imprevistos.
La Comisión también pondrá en marcha la Iniciativa del Centro Europeo de Radioisótopos (ICER) para mantener el liderazgo mundial de Europa en el suministro de radioisótopos médicos y contribuir a acelerar el desarrollo. De hecho la UE es el principal proveedor de radioisótopos médicos a nivel mundial, con una cuota de mercado superior al 60 % en el caso de algunos de los radiofármacos más utilizados en medicina nuclear.
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