El lado oscuro de la subida de los termómetros, más allá de los golpes de calor

Javier Palomo

Madrid

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09/08/2023
Actualizado 10/08/2023 a las 10:12h.

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El aumento de las temperaturas y las olas de calor son la última amenaza para la salud. Una de las conclusiones más peligrosas es la correlación entre las altas temperaturas y un incremento en la incidencia de abortos espontáneos. La exposición prolongada al calor extremo parece afectar negativamente a las mujeres embarazadas, lo que plantea una preocupación sobre la salud materna en un mundo cada vez más afectado por el calentamiento global.

Además de los problemas en la salud reproductiva, la relación entre las altas temperaturas y la violencia también han sido objeto de análisis. El relato científico ha evidenciado un aumento en los niveles de agresión y violencia en comunidades afectadas por olas de calor prolongadas. Esta tendencia alarmante sugiere que a finales de siglo enfrentaremos casos de violencia que duplicaran exponencialmente los actuales.

Las temperaturas extremas asímismo pueden empeorar condiciones médicas como enfermedades cardíacas y respiratorias, planteando desafíos adicionales para los sistemas de atención médica en un contexto de cambio climático en constante evolución.

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Hasta un 30% de los embarazos terminan en un aborto espontáneo en las primeras 12 semanas de gestación. Lo cierto es que casi la mitad de los abortos son inexplicables y existen pocos factores de riesgo conocidos que justifiquen las pérdidas. Sin embargo, en 2022, investigadores de la Universidad de Boston descubrieron que el riesgo de sufrir un aborto espontáneo podía aumentar en los meses de verano.

El estudio analizó las diferencias estacionales en el riesgo de aborto espontáneo y llegó a la conclusión que las mujeres embarazadas (dentro de las ocho primeras semanas) estaban expuestas a un peligro del 44% en los meses de verano, particularmente a finales de agosto, en comparación con las que se quedaron embarazadas en el mes de febrero.

Los resultados de la investigación, realizada en EE.UU., también revelaron que las mujeres que vivían en lugares donde los veranos son más calurosos (el este y sur del país), tenían más probabilidades de sufrir esta pérdida a finales de agosto y a principios de septiembre. Se basaron en la temperatura del aire medida por la estación meteorológica más cercana a la casa de los participantes.

Ahora, otro estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de Boston cruzará los datos de la investigación de 2022 con las muestras que recojan una serie de monitores personales que llevarán las mujeres. También realizarán un cuestionario donde se responderán cuestiones sobre la cantidad de espacios verdes de los vecindarios donde viven, cuánto tiempo pasan al aire libre y si tienen aire acondicionado. El objetivo es precisar el vínculo entre calor y aborto y cuándo el estrés a causa de las altas temperaturas es más critico para las futuras madres.

Un grupo de investigadores sugiere que el aumento de la temperatura está relacionado con el incremento de algunos delitos violentos, como los homicidios intencionales, las agresiones sexuales o la violencia interpersonal. Según el estudio publicado en la revista médica británica The Lancet, los delitos relacionados con la violencia mostraron una distribución estacional por la cual la mayoría de ellos ocurrieron en verano o en temporadas más calurosas, a diferencia con el invierno.

Por ejemplo, cada aumento de 5ºC en la temperatura media diaria entre 2007 y 2017 se asoció con un incremento del 4,5% en los delitos sexuales en la siguiente semana en siete ciudades de Estados Unidos. Un análisis a nivel nacional en Japón entre 2012 y 2015 encontró que los transportes en ambulancia debido a agresiones aumentaron linealmente con el aumento de las temperaturas diarias.

Según el estudio, es probable que la violencia interpersonal en climas cálidos «continúe y aumente en un futuro con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático». La investigación se apoya en un artículo de Harvard, que indica que podría haber 22.000 asesinatos adicionales, 1,2 millones de agresiones con agravantes y 2,3 millones de agresiones simples debido al cambio climático en los EE.UU. para finales de este siglo en comparación con 2010.

Según recoge el ISGlobal, el calor también es un factor desencadenante de mortalidad. En días con temperaturas altas, el número de defunciones aumenta. Esto no es debido a las muertes por golpe de calor, de las que se se dan muy pocos casos, sino a que el calor puede empeorar los síntomas y provocar episodios fatales en personas que sufren determinadas patologías.

Un estudio llevado a cabo en España, que analizaba datos de 1990 hasta 2004, concluye que el incremento de mortalidad durante los meses de verano es del 14,6%. Dicho de otro modo, cuando la temperatura máxima se incrementa 1ºC, la mortalidad aumenta un 3,3%.

El impacto del calor varía según las diferentes zonas geográficas. El estudio observa que las provincias del sur y oeste de España presentan un mayor riesgo de mortalidad asociado al calor (con porcentajes que van entre el 19 y el 29 %), mientras que las zonas del Mediterráneo la mortalidad en días de calor solo aumenta entre el 2 y el 9%. El único caso diferencial cerca de la costa mediterránea es el de la ciudad de Barcelona, donde la mortalidad se dispara un 27 %.

Las causas de mortalidad durante periodos de ola de calor son principalmente por problemas mentales y del sistema nervioso, o así lo recoge una investigación realizada en Cataluña. Las personas que se ven afectadas son pacientes con problemas psiquiátricos y personas que toman medicamentos psicotrópicos (como enfermos de alzheimer o demencia), que provocan una reducción de la eficacia de los mecanismos termorreguladores que los hace más vulnerables a las altas temperaturas.

Otros enfermedades que se ven gravemente afectadas por las altas temperaturas son aquellas con afecciones cardiovasculares o respiratorias. La diabetes, las enfermedades del riñón o del sistema urinario.

Otro agravante del calor para los jóvenes y deportistas es el aumento de las visitas a urgencias con lesiones de diverso tipo. Estas suceden por el incremento de prácticas deportivas y lúdicas en verano, al tener más horas de luz, y que provocan a su vez fracturas en extremidades, esguinces articulares, traumatismos y dolores de columna.

 En cuanto a las lesiones por zambullidas en piscinas, playas o ríos, aumentan tanto las de pequeña entidad, como los traumatismos leves, hasta lesiones medulares con secuelas irreversibles. También crece el peligro de sufrir insolaciones y quemaduras cutáneas por la incidencia del sol.