Mejor no ir al infierno
Benedicto XVI dijo que el infierno es «una posibilidad real» pero Francisco prefiere pensar que está vacío
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![David Tennant y Michael Seen, un ángel y un demonio en la serie de ficción 'Good Omens' donde se muestra el infierno y el cielo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/20/good-omens-RPJWsKPVKm56FikqOwWhFnL-1200x840@abc.jpg)
No es la primera vez que cuando un papa habla del infierno se arma la marimorena en el escenario comunicativo global. Ocurrió en febrero de 2008. Benedicto XVI dijo que el infierno «es una posibilidad real». Aseguró que del infierno se habla poco «pero ... existe y es eterno». Hace pocos días, el Papa Francisco, en el programa de televisión 'Che tempo che fa', de Fabio Fazio, declaró que «no es un dogma, sólo mi opinión: me gusta pensar que el infierno esté vacío. Espero que lo esté». El Papa habló mucho de la misericordia de Dios, lo que dio pie a esa respuesta.
Hace semanas se ha publicado en español un libro de un autor norteamericano, Paul Thigpen, «Santos que vieron el infierno», que hará las delicias de los aficionados a imaginar el infierno. Antes se decía que la Iglesia estaba obsesionada con ese estado. Muerte, juicio, infierno y gloria, ten cristiano en tu memoria, se repetía en las homilías. Hace años que no oigo en una predicación mentar esa realidad. Dónde ahora está presente el infierno, que es algo más que los otros, es en las series de ficción.
La hipótesis de un infierno vacío no es nueva. Se atribuye al teólogo Hans Urs von Balthasar. El infierno es una insondable paradoja, la misericordia de Dios no aceptada por una libertad desorientada. En el siglo XV la Iglesia rechazó la afirmación de que todos los cristianos se salvarán necesariamente. Con lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica al respecto, tenemos suficiente (nn. 1033-1037).
El cardenal Müller en su Dogmática, que escribió cuando era un joven profesor, afirma que la doctrina sobre el infierno se reduce a dos elementos: es realmente posible la oposición a la autocomunicación de Dios como amor y meta de hombre y sobre quiénes, cuántos, y si de verdad hay hombres y mujeres que han mantenido una oposición radical contra el amor, prolongada hasta la misma muerte, es algo que escapa a nuestra capacidad de conocimiento.
Es preferible, por tanto, apostar desde ya por el amor, por el cielo, mejor que por el infierno.
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