Católicos y voto en conciencia
«Desentrañar la dimensión moral de las propuestas políticas hace que éstas no se conviertan en la panacea de la vida lograda»
'Bullying' a la Religión en la escuela
![Católicos y voto en conciencia](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/05/20/jhujh-RyO4fSlrOI7K2oRNoHnXoMO-1200x840@abc.jpg)
El próximo domingo los españoles acudiremos a las urnas para elegir a los representantes municipales y autonómicos en gran parte del territorio nacional. Elecciones que se están configurando como una primera vuelta de las Generales de diciembre. Hasta hace bien poco los obispos, individual ... o por provincias eclesiásticas, solían ofrecer una serie de criterios destinados a conformar el voto en conciencia, al discernimiento electoral. Sus comunicados servían también para percibir qué cuestiones de la agenda pública les parecían prioritarias y para generar dinámicas de reflexión.
Es cierto que los católicos, incluso quienes no lo son, tienen como referencia genérica el corpus de la Doctrina Social de la Iglesia. Bastante desconocido por cierto. Estamos en un mundo complejo en el que no siempre es fácil, en todos los casos, una aplicación práctica de los principios de la citada Doctrina Social. Desentrañar la dimensión moral de las propuestas políticas hace que éstas no se conviertan en la panacea de la vida lograda. Valga el ejemplo del discernimiento moral de la educación concertada, mayoritariamente católica pero un bien social universalizable. O lo referido a la vivienda, a la ocupación, que afecta a cuestiones relevantes como la propiedad, la función social de la propiedad y la subsidiariedad. No digamos lo referido a la sanidad, a las leyes con perspectiva de género, por tanto, de incidencia antropológica.
La ausencia de narrativas y contextos que contribuyan al discernimiento moral tiene el peligro de dejar el voto al socaire de la refriega política y mediática, de las promesas electorales, procesos reduccionistas. Partir de la base de que lo que digan los obispos no tiene ninguna incidencia en la realidad supondría aceptar que ya no son interlocutores hábiles en el debate público. Es cierto que este ejercicio también debiera hacerse desde otras instancias del cuerpo eclesial, movimientos, asociaciones, iniciativas de inspiración cristiana, incluso parroquias. Comunión y Liberación lo acaba de hacer. En la práctica no parece que con suficiente repercusión. Sea como fuera, votar en conciencia, y no con el estómago, rutinariamente o con la gorra de la ideología, es una exigencia de racionalidad y de experiencia cristiana.
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