Hazte premium Hazte premium

Hastío en Almendralejo: «Con una foto le han destrozado la infancia»

Una treintena de víctimas, 22 denuncias y 10 autores deja el escándalo del montaje de desnudos trucado

El pueblo quiere que no vuelva a ocurrir, pero los institutos no van a tomar medidas

Cinco de los diez implicados en los falsos desnudos han cumplido ya 14 años y son imputables

Un grupo de jóvenes del IES Santiago Apóstol javier cintas
Javier Palomo

Javier Palomo

Enviado especial a Almendralejo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«A mi hijo le llegaron las fotos». «Son muy reales, parecen ellas». «Pobres criaturas». «Hay que tener mucha maldad para jugar con estar cosas». Son algunos de los ecos que resuenan en Almendralejo (Badajoz). Comentarios del estilo llenaron todos los rincones del pueblo. En pasado. Porque ahora solo queda el silencio. La localidad quiere olvidar, pasar página. O al menos así se lo hacen saber a ABC, esquivando la mirada y desviando las preguntas. «Están cansados», se atreve a decir Manuela, dueña de un bar colindante a uno de los institutos de Secundaria de Almendralejo (Badajoz), el IES Carolina Coronado. No es para menos. De la noche a la mañana, la localidad de poco más de 30.000 habitantes ha sido el epicentro del foco mediático. «De cero a cien, de que nadie conozca este pueblo a que los periodistas me saluden todas las mañanas y me pregunten por las familias o las niñas», menciona con lástima la dueña.

Ahora sus clientes llevan bolígrafo y libreta, micrófonos y cámaras de televisión. Un grupo de turistas atípico que perturba la tranquilidad que siempre ha reinado para la hostelera y los vecinos. ¿El motivo? Diez jóvenes, un grupo de WhatsApp y cientos de fotos de menores desnudas creadas por Inteligencia Artificial (IA) de al menos 30 niñas. Imágenes que han circulado por el pueblo y han salido de la comarca de Tierra de Barros, generando una «alarma social» en toda España.

Una chispa que ha prendido la mecha y ha hecho explotar una realidad: el ciberacoso ha evolucionado. Ya hay dos procesos abiertos por hechos similares con IA en Alcalá de Henares (Madrid) y Ayamonte (Huelva). «Y saldrán muchos más», comenta José María Ramírez, alcalde de Almendralejo. «En el pueblo no se ha hablado de otra cosa. Es una lástima que se nos conozca por una desgracia como ésta, pero si sirve para tomar medidas e investigar casos parecidos nosotros nos conformamos», añade.

El alcalde de Almendralejo, José María Ramírez J. Cintas

«Te he visto desnuda»

Humilde, agraria y en proceso de industrializarse, Almendralejo es una localidad que siempre ha respirado calma. No es hasta que se pregunta a los vecinos sobre el caso que no se revela la herida que aún supura en el municipio. Sus caras cambian. La sonrisa inicial desaparece. Cuando descubren a un informador prefieren apartarse y rehúyen. Pasan de largo, ciegos, decididos y pasivos. «Hemos puesto buena cara, pero creo que ya ha sido suficiente», comenta Pedro, padre de una de las víctimas. Lo hace por teléfono desde su vivienda, pese a encontrarse a un par de calles del interlocutor, porque asegura «no poder más». Enfermo de cáncer desde hace meses, no ha podido acudir al tratamiento durante toda la semana. Ha dormido una media de cuatro horas al día, pendiente de los medios y del estado de su hija. «No sale de su habitación desde el lunes. No quiere encender la televisión ni que le hablemos del tema». Alba –nombre ficticio de su hija para preservar su identidad– fue la primera en enterarse de las fotografías. Al grito de «¡te he visto desnuda!», una amiga le advirtió en julio que algo estaba ocurriendo, que estaban enviando imágenes de ella sin ropa.

Alba pensó que era una broma, otra de las tantas que recibía en relación a su físico. Sin embargo, al comenzar las clases y entrar en el colegio este septiembre, el panorama la dejó helada: había un corrillo de chicos haciendo burlas y gestos sobre sus pechos. En apenas dos días todo el pueblo hablaba de ella y del resto de víctimas. «A mi hija la intentaron extorsionar. Le pidieron dinero niños de 12 años», explica Pilar, madre afectada. Viste en chándal, con el pelo recogido en una coleta, enmarañado; gafas de sol que ocultan unos ojos hinchados por llorar y una cadencia al hablar que denota cansancio. Cuando ve a los periodistas de ABC, su pareja salta, espetando que se les deje en paz, amenazando con llamar a la Policía. Pilar lo detiene. Quiere hablar del caso, aunque sea por última vez. «Con una fotografía le han destrozado la infancia a mi hija, han marcado su vida para siempre», afirma, y con una sola frase da idea del dolor que atraviesan estas familias estos días.

Sin apoyo vecinal

Pilar quiere dejar claro que no es una gamberrada, que «se ha cometido un delito y los autores tienen que pagar por sus actos, hayan creado las fotos o se hayan encargado de difundirlas». En total, son diez los implicados. Tres de ellos fueron los que trastearon con ClothOff, la 'app' con IA de acceso gratuito que permite 'desnudar' a quien quieras; mientras que los otros siete se encargaron de enviar las imágenes a sus contactos. Estos jóvenes acaban de comenzar la ESO, tienen entre 12 y 14 años, por lo que Pilar «duda de que les caiga un castigo en condiciones para el daño que han causado». La mitad tienen 14 años, por lo que se les aplicará la Ley del Menor y sí pueden ser imputables. «Quizás entren a un centro de menores, o a cursos de reeducación, eso ya es labor de la Policía y de la Fiscalía del Menor», explica el primer edil. Para el resto, serán los padres los que abonen económicamente las acciones de sus hijos.

Pilar sorprende al mencionar que los mismos vecinos que no quieren hablar del tema son los que más daño están generando a las familias. «Nos miran con asco y cuchichean a nuestras espaldas cuando pasamos por la calle. Piensan que nuestras niñas son las culpables, que ahora Almendralejo es conocido por tener delincuentes. Pero ellas no han hecho nada». En cambio, sí que han recibido apoyo de desconocidos por las redes sociales. Todo gracias a Miriam Al Adib, ginecóloga e 'influencer', madre de una hija víctima del suceso. Fue ella quien dio la voz de alarma el pasado domingo, advirtiendo durante un directo de lo que ocurría en su localidad.

«Por suerte mi niña tiene una gran fortaleza mental, y ha sobrellevado muy bien la situación», comenta Al Abid, a lo que añade que su propia hija ha decidido seguir sus pasos y también está ayudando al resto de menores «a entender que no es su culpa, que no son sus cuerpos y no tienen que cargar con más responsabilidad». Aun así, la hija de Pilar está recibiendo ayuda psicológica y la familia se replantea abandonar el pueblo durante una temporada.

Silencio educativo

Almendralejo cuenta con cinco institutos, pero la mayoría de víctimas y autores se agrupan en el IES Carolina Coronado, el IES Santiago Apóstol y en el colegio Ruta de la Plata. Tras lo sucedido, los centros parecen fortalezas inexpugnables. No cierran sus verjas, ni evitan que los niños salgan al patio: quieren aparentar normalidad. Pero al preguntar su opinión, son fríos como el acero. Invitan a abandonar las instalaciones y justifican que no tienen nada que ver con este asunto.

Al lado de la entrada del Santiago Apóstol, una señora apura un cigarrillo lo máximo posible. Parece nerviosa, pero sobre todo, enfadada. Es profesora y prefiere no dar identificarse, porque su opinión está en contra de las medidas del centro. «No quieren hacer nada, el alcalde ha impulsado una serie de charlas, pero aquí se lo han tomado como quien oye llover», asegura.

El director Carlos Cabanillas explica a ABC que todo se originó en verano, fuera del curso escolar, y por tanto, «no es labor del centro tomar medidas. Es trabajo de la Policía». Aclara que «no tienen constancia de ninguna chica afectada» en sus aulas, pero la docente lo desmiente. Y los jóvenes que en este momento salen al recreo también.

Ellos son los siguientes afectados tras las víctimas. El más alto del grupo se adelanta para explicar que piensa que «los críos no han tenido malicia, el problema es que se les ha ido de las manos». Reconoce que falta conocimiento con las IA, y la raíz del problema está ahí. En la educación. «Es una buena herramienta si la sabes usar, nosotros lo tenemos claro porque somos más mayores, pero los pequeños no lo perciben igual», explica otro. Opinión compartida por unos chavales al frente del Carolina Coronado. Comentan sentados en un banco que los autores «están sufriendo una caza de brujas». «Se han equivocado y pagarán por ello, pero no merecen el acoso y derribo de un pueblo entero. Se les debe concienciar tanto en IA como en lo relacionado con el sexo».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación