Generación 0,0: «Quiero dejar de sentirme juzgada por no beber»
Un 13 por ciento de los jóvenes españoles apuesta por una vida sin alcohol, aunque aún son una rareza
En un país donde se consume para socializar, el 20% de los españoles afirma beber para no sentirse excluido
La OMS insta a los países a que aumenten los impuestos sobre el alcohol y los refrescos
![Sofía Carreras ha tenido que simular con agua con gas, hielo y limón que su copa era un gin tonic](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/12/23/sofia-abstemios-RXP2SrfwG6jBicu5Ed2sU8K-1200x840@abc.jpg)
Es miércoles y a pesar del frío de diciembre Sofía y sus amigos han decidido quedarse en la terraza de un bar para celebrar el final de los exámenes. Sobre la mesa, más de cinco jarras de cerveza, un tinto de verano y un par de copas de vino ... . Sofía, en cambio, opta por pedir una botella de agua, acompañada de un vaso con hielo.
No está enferma ni tampoco tiene que conducir después; no se une a la celebración con una bebida alcohólica porque la joven madrileña es abstemia por propia voluntad, pese a que su entorno no se lo crea. Forma parte del 13% de jóvenes españoles que no ingieren ni una gota de alcohol y, como nos cuentan algunos de ellos, ser abstemio no es un problema, pese a los comentarios que enfrentan.
En el caso de Sofía, bebía de vez en cuando con los amigos, «lo justo, como cualquiera de mi edad», pero fue en la pandemia cuando decidió no volver a probar ni una gota. «Yo, ¿por qué voy a beber? Me paré a pensarlo y me di cuenta que no tenía sentido. Si de hecho siempre he preferido el agua, me parece una maravilla», dice con una sonrisa, que se desdibuja en su cara rápidamente cuando detalla que llegar a decir que no bebe con la naturalidad con lo que lo hace ahora no ha sido un camino fácil.
Con su grupo de amigos de toda la vida se ha sentido también juzgada: «Cuando se marchaba el camarero me decían, 'joder, ¿de verdad te has pedido un agua con gas?' No sabía donde meterme, ni que estuviera haciendo algo malo», explica. En ocasiones ha llegado a comprar una copa para acto seguido tirarla entera cuando nadie miraba, o simular que bebía un gin tonic cuando realmente lo que tenía en el vaso era agua con gas, hielo y limón.
Se considera muy extrovertida y hasta cree que «se liga más» sin beber. «Llama la atención, es algo diferente. Lo malo es cuando te preguntan por qué no bebes. Una vez expliqué que lo hago por salud, para cuidarme, y entre risas me preguntaron que si ‘soy una loca de las calorías’», comenta, mientras añade que a ella le da igual que el resto beba y se emborrache, «que se diviertan como quieran. Yo solo deseo dejar de sentirme juzgada por no hacerlo», lamenta.
![Diego Lozano tiene una predisposición genética a una enfermedad que podría convertirse en un cáncer si bebiera o fumase. «Sé que el alcohol no es bueno y no me dejo tentar por la presión social](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/12/24/diego-abstemiol-U82854863522QKi-624x350@abc.jpg)
Alber Spelt, epidemiólogo de Sociedad Española de Epidemiología explica que la presión que sufren los abstemios nace de que muchas pautas de socialización pasan por beber. Al ser la norma social, aumenta la presión por ser 'uno más' e inconscientemente los que beben les obligan no por perjudicar su salud, sino por integrarles en la dinámica.
Datos de consumo de los españoles
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1
El 13 por ciento de los jóvenes españoles no se emborracha.
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2
El 77,6 por ciento de los adolescentes de 15 a 19 años no ha bebido ni una gota de alcohol entre 2018 y 2022.
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3
El 33,4 por ciento del conjunto de los españoles no han consumido alcohol en el último año, pese a no considerarse abstemios.
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4
España es el tercer país con un mayor porcentaje de personas que dicen no haber bebido nada de alcohol en el último año, solo seguido por Croacia e Italia.
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5
El 20 por ciento se ve obligado a comprar una copa para no sentirse excluido.
«Consumir alcohol como droga legal, como ocurría antes con el tabaco, se ha convertido en lo habitual, en lo aceptado. Es una cuestión de cultura y tradición española, y se observa como 'bichos raros' a quienes no lo hacen», explica. Mohamed, quien a pesar de haber nacido en Marruecos lleva prácticamente toda su vida en España, lo ha sufrido de primera mano. «Mis amigos nunca han entendido que sea musulmán, que crea en el Islam y que no pueda ni quiera acompañarles con una copa cuando salimos», lamenta.
«He dejado a amistades»
Para Mohamed, la experiencia de estar sobrio y rodeado de personas ebrias cualquier noche de fiesta es una «pesadilla». «Ver cómo poco a poco mis amigos cambian y no pueden tener una conversación fluida me abruma. Dejan de ser dueños de sus acciones, y me encienden todas las alertas». Sin embargo, lo que peor lleva es cuando le atosigan para que se una a la fiesta tentándole con copas y chupitos. «Sé que no tienen malicia, pero al final es algo que me quema. Saben de sobra que mi única droga son los cafés», añade mientras se ríe con sorna.
Ha dejado de lado amistades, y cada vez acude a menos planes con su grupo más cercano si sabe previamente que habrá alcohol de por medio. «Ha llegado un punto que me da asco tenerlo cerca. Su olor me repugna». Para él, no beber son «solo ventajas»: cuida su salud, es consciente de lo que hace en todo momento, y no se siente nunca limitado para poder madrugar al día siguiente o concentrarse cuando toca estudiar.
Tanto Sofía como Mohamed forman parte de la llamada generación Z -los nacidos a partir del 2000-, de la que varios estudios internacionales, uno en Reino Unido y otro en Estados Unidos, afirman que es más propensa a no beber que sus predecesoras. De hecho, en España, el consumo de alcohol entre la población joven también ha disminuido y cambiado mucho con el paso del tiempo.
Somos el tercer país con un mayor porcentaje de personas que dicen no haber bebido nada de alcohol en el último año, solo superado por Croacia e Italia, según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (Edades) del Ministerio de Sanidad de 2022. El 58% de los jóvenes de 15 a 19 años no ha probado una gota de alcohol entre 2018 y 2022; y el 33% no se considera abstemio pero no tiene ninguna intención de beber a corto plazo.
Incluso en grandes borracheras al mes, España está entre los países en los que menos se producen, junto a otros países mediterráneos como Chipre, Italia, Grecia o Eslovaquia. «Lo que ha cambiado, -señala Spelt- es el modelo del 'alcohólico del día a día' al del empacho, los conocidos como atracones de alcohol: beber todo lo que se pueda en el menor tiempo posible para optimizar los efectos».
Ese cambio ha tenido su reflejo en los datos recogidos en la encuesta de Sanidad. Si hace 25 años un 17% bebía diariamente, el porcentaje se ha reducido ahora al 8,8%, indicando un cambio en las pautas de consumo, ahora mucho más concentradas en el fin de semana, mientras se mantiene una vida sin alcohol de lunes a jueves. Que se trata de un cambio generacional se observa también en el hecho de que solo un 1,3% de jóvenes de entre 15 y 24 años dicen beber a diario, frente a un 17% de la población entre los 55 y los 64 años.
Una broma mortal
El caso de Diego es especial. Al igual que su padre, arrastra una predisposición genética a padecer policitemia vera, un tipo de cáncer de la sangre. Provoca que la médula ósea produzca demasiada cantidad de glóbulos rojos. Este exceso de células espesa la sangre y reduce el flujo, lo que puede causar graves problemas, como coágulos sanguíneos, y el alcohol eleva el peligro de que se desarrolle.
«El miedo de pensar ver morir a mi padre era suficiente para que desde pequeño tuviera claro que yo tampoco iba a tocar nunca el alcohol», comenta. Sin embargo, eso no significa que su entorno tenga su misma sensibilidad. Cuando era adolescente, en una ocasión sus amigos le sustituyeron un vaso con bebida energética por una copa para ver su reacción. «Me enfadé y me sentí vulnerable. No aceptaban mi decisión y ponían en juego mi vida».
Con el paso de los años, ha mantenido su mentalidad «a contracorriente», le ha quitado importancia a las tentativas y ha decidido tomárselo con humor. «Ahora llega Navidad y ellos estarán con una cerveza y yo me tomaré un colacao calentito muy a gusto».
La nueva comunidad de ‘sobrios curiosos’ inunda las redes sociales
Sobrios curiosos’ o ‘Sober curious’ en inglés es un movimiento de origen británico en el que personas que beben de manera habitual comienzan a tantear dejar el alcohol a un lado. «Se ideó como un primer paso para ser abstemio, y se ha convertido en una estrategia para divulgar sobre las ventajas para la salud de dejar la bebida», explica el epidemiólogo Albert Spelt.
Se originó en 2018, y se cree que se trata de una extensión del ‘Dry January’, un reto que consiste en dejar de beber alcohol el primer mes del año. Todo comenzó sin apenas causar mucho ruido en comunidades de habla inglesa, pero desde octubre de este año una oleada de creadores de contenido españoles han replicado la idea y se han aventurado a explicar cómo es la experiencia de apartar la bebida, aunque sea durante una temporada. El hashtag #sobercurious en TikTok acumula más de 400 millones de visualizaciones y reúne todo tipo de vídeos, sobre todo protagonizados por jóvenes. En ellos, vemos como algunos usuarios explican cómo ha cambiado su vida al dejar de beber, mientras otros enumeran artistas de renombre que evitan el alcohol para animar a sus seguidores a reducir su consumo.
Quienes forman parte de esta comunidad señalan los meses que han conseguido evitar el alcohol y se animan entre ellos para continuar con el reto.
«Es el mejor escenario posible para los que buscamos alertar de los peligros del consumo de esta droga», explica Spelt, quien afirma que los ‘influencers’ «tienen toda la atención de los jóvenes», y por ende tienen mayor capacidad para modificar la conducta de los adolescentes que cualquier experto que investigue en el tema.
«Estamos lejos de que todo el mundo se vuelva abstemio, pero lo más probable que en un escenario futuro los jóvenes únicamente beban una o dos copas en celebraciones puntuales y no vuelvan a beber pasadas esas fechas», afirma el epidemiólogo.
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