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Francia teme una sequía grave e inminente

El Gobierno de Macron ha pedido a los prefectos que comiencen a tomar medidas «restrictivas» en la gestión y distribución del agua en las siete cuencas hidrográficas de la francia metropolitana

Un adolescente camina junto al lago de Tolla en Córcega, Francia AFP
Juan Pedro Quiñonero

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

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Tras treinta y cinco días sin lluvia, Francia teme una sequía más grave y profunda que la del 2022, que ya fue considerada como histórica. Según los primeros indicadores oficiales, la sequía ha comenzado y amenaza con agravarse las próximas semanas y meses.

Durante los últimos quince meses, el déficit pluviométrico es el más bajo desde hace años: el déficit de lluvia y precipitaciones ha caído en un 80 / 85% en muchas regiones. Las capas freáticas son muy inferiores en toda Francia, en unas proporciones inquietantes: el nivel más bajo desde hace muchos años.

Christophe Béchu, ministro de la Transición ecológica y la Cohesión de los territorios nacionales, ha convocado una reunión de urgencia con los prefectos de toda Francia (representantes del Estado en los departamentos), para comenzar a preparar una respuesta global a la crisis que se avecina.

Béchu analiza de este modo los riesgos crecientes: «Todos los departamentos de Francia son víctimas del mismo proceso, inquietante. Ha llovido menos. Los ríos y los embalses tienen menos agua. Las perspectivas son malas o muy malas. Hemos comenzado a organizar reuniones de trabajo con organizaciones de agricultores, industriales, políticos locales y regionales, asociaciones ecologistas, con el fin de afrontar juntos la sequía que está comenzando».

Durante el verano del 2022, unos quinientos pueblos y ciudades francesas se vieron forzadas al abastecimiento con camiones de agua. Los inspectores del Estado que vigilan la nueva sequía temen que la crisis haya comenzado mucho antes, amenazando con ser más grave y duradera.

El gobierno de Emmanuel Macron ha pedido a los prefectos que comiencen a tomar medidas «restrictivas» en la gestión y distribución del agua en las siete cuencas hidrográficas de la Francia metropolitana. Se trata de una medida «preventiva», con el fin de intentar recortar el gasto público de agua, ante una sequía que está comenzando meses antes que el año pasado.

El ministerio de la Transición ecológica, por su parte, ha comenzado a negociar, informar e imponer directivas a los operadores que gestionan muchos grandes pantanos, con el fin de «equilibrar« la producción de electricidad, cuando las cuencas hidrográficas de muchos ríos amenaza con reducirse de manera significa, ante la ausencia de lluvias, llamada a prolongarse.

En primera línea de crisis, los agricultores han multiplicado sus advertencias y llamamientos a la solidaridad, con inciertos resultados. En los últimos diez años han desaparecido más de 100.000 explotaciones agrícolas, pequeñas y medianas. La sequía del 2022, aceleró el fin de millares de granjas. En el último Salón de la agricultura, un grupo de agricultores increpó a gritos al presidente Macron, forzando la intervención de los guardaespaldas del jefe del Estado.

A Macron no se le oculta la gravedad de la crisis y los riesgos crecientes, que ha comentado de este modo: «Sabemos y somos muy conscientes que vamos a estar afectados por serios problemas de penuria de agua. Antes que comenzar a organizarnos, forzados, en el último momento, ante los conflictos que pueden surgir, es prudente que comencemos a planificar nuestra respuesta a la sequía que está llegando«.

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