2045
Así será la España en la que reinará Leonor de Borbón
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Multicultural, con 52,5 millones de habitantes, entregada a los retos de la robótica y la Inteligencia Artificial, será una sociedad más urbana pero menos confesional. Este es el país de 2045 que heredará la futura Monarca
Generación Leonor: jóvenes de 18 años analizan la figura de su futura Reina
Leonor de Borbón acaba de cumplir la mayoría de edad. Desde este momento, está preparada para asumir la Corona heredada de su padre, el Rey Felipe VI. ABC pone bajo la lupa de expertos a una España bajo su regencia, en el entorno ... del año 2045, cuando la Princesa de Asturias cumpla 40 años y Don Felipe tenga 77.
¿Cómo será esa España, ese país en el que reine la Princesa ya adulta? Y en ese viaje al futuro, lo que se dibuja en el horizonte es una España envejecida y urbana, asumiendo grandes desafíos con la impronta de la robotización y la inteligencia artificial en escenarios que van desde la educación al empleo y la sanidad.
Múltiples trabajos serán reconfigurados, otros están aún por venir. En la España de 2045, no vestiremos el móvil como una prenda más, pero sí gafas de realidad virtual. Al asumir la Jefatura del Estado, la Monarca verá cómo sus coetáneos tienen uno o ningún hijo, desarrollan mayor dependencia de los cuidados, los sentirá descreídos en lo confesional y más devotos en lo científico. Rezarán menos, tal vez, y vivirán más. Si antes de 2045 no se aborda la tarea, la suya será también la España que afronte el debate migratorio y de la identidad nacional como grandes postulados aún irresolutos.
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ESPAÑA DE
CUATRO
GENERACIONES
VIVAS
ESPAÑA DE
CUATRO
GENERACIONES
VIVAS
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ESPAÑA DE
CUATRO
GENERACIONES
VIVAS
ESPAÑA DE
CUATRO
GENERACIONES
VIVAS
Configuremos esa España futura. Cuando Leonor cumpla 40 años, la media de edad de los españoles estará algo por encima, en 47. Y es que no hay duda de que el país bajo su reinado será un país de 'viejos jóvenes', como los denominan. Tres de cada diez ciudadanos estarán en lo que se llama la tercera edad, una tercera edad viva, activa y que se cuidará.
Las mujeres mayores superarán en más de un 35% a los hombres. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 26% de la población en 2037 tendrá más de 65 años, y de ahí el crecimiento será imparable. En 2045, los septuagenarios serán más del 22% de la población, los octogenarios el 10 y habrá un 0,14% de la población por encima de cien años. De hecho, uno de los datos que más pueden sorprender en estas proyecciones facilitadas por Estadística es el crecimiento de esa cohorte de edad: se elevaría de las casi 20.000 personas que hay en la actualidad a más de 100.000 personas en 25 años. Esa sería la evolución probable en el caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales, que enfatizan el proceso de 'sobreenvejecimiento' de la población, tal y como lo catalogaron esta misma semana demógrafos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Desde el INE señalan que en 2045 habremos superado los 52 millones de residentes, siendo 38 millones los nacidos en suelo español. El resto será fruto de la llegada de inmigrantes, que no abandonará la senda del alrededor medio millón de personas que mantuvo hasta 2007, detalla el demógrafo y geógrafo del CSIC Julio Pérez Díaz. Hacia la segunda mitad del siglo ese medio millón se elevará a 600.000 personas de largo, lo que compensará el crecimiento vegetativo negativo que mantendrá el país (siempre con más defunciones que nacimientos).
De cumplirse las proyecciones, cuando nacieran los hijos de Doña Leonor, convivirían con cuatro generaciones (abuelos y bisabuelos vivos) sin problema, por el alargamiento de la esperanza de vida (hasta el punto de que ésta alcanzará en 2071 los 86 años en los hombres y los 90 años en las mujeres).
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UN
CRISOL
MULTICULTURAL
UN
CRISOL
MULTICULTURAL
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UN
CRISOL
MULTICULTURAL
UN
CRISOL
MULTICULTURAL
Con la información disponible hasta el momento, se proyecta que la ganancia neta de población debida a migraciones será de 5,6 millones de personas hasta 2036. La tendencia a largo plazo sería de un crecimiento del saldo migratorio constante, lo que produciría un aumento neto de la población de unos ocho millones de personas en 2045 y de 14 millones hasta 2071.
España será por tanto cada vez más multicultural, país destino de inmigración y emisor también de emigrantes, pero en menor tasa, por lo que se ampliará el ramillete de nacionalidades de acogida en el país. África subsahariana y América Latina, cuyas «situaciones previsibles no tienen visos de solucionarse en los próximos veinte años, se mantendrán como principales emisores de esta corriente migratoria», según especialistas como el profesor Juan Carlos Jiménez Redondo, catedrático de Historia del Pensamiento y Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo.
Cataluña y Comunidad de Madrid registrarían los mayores crecimientos de población, mientras que Castilla y León y Principado de Asturias presentarían los mayores descensos, también según Estadística.
«No está claro qué vamos a entender por ser españoles dentro de 25-30 años. La sociedad española va a estar llamada a realizar una fuerte reflexión»
Juan Carlos Jiménez Redondo
Catedrático de Historia del Pensamiento y Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo.
Jiménez Redondo responde a ABC que todo apunta a que «la España en la que reinará Doña Leonor será una sociedad extraordinariamente diferente, multicultural, multiétnica, con costumbres y religiones diferentes, y por tanto, mucho más compleja que la actual». «Además, será una sociedad donde habrá conceptos que sean sumamente complejos. La definición de identidad nacional va a ser uno de los grandes elementos a debate, no está claro qué vamos a entender por ser españoles dentro de 25-30 años y en general, la sociedad española va a estar llamada a realizar una fuerte reflexión sobre cómo quiere ser y hacia dónde quiere dirigir sus pasos», opina este profesor.
«Dentro de 25 años tendremos ya segundas, terceras, incluso cuartas generaciones de inmigrantes que llegaron al país en los últimos años y cuyos hijos protagonizarán en gran medida la España de mediados del siglo XXI. Por tanto, un nuevo reto será la integración armoniosa de españoles a todos los efectos, pero con serias dificultades de sentirse reconocidos y partícipes de la sociedad en plena igualdad respecto de los españoles digamos autóctonos», remacha.
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TRABAJADORES
MÁS AÑOS,
PERO MENOS
HORAS SEMANALES
TRABAJADORES
MÁS AÑOS,
PERO MENOS
HORAS SEMANALES
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TRABAJADORES
MÁS AÑOS, PERO
MENOS HORAS
SEMANALES
TRABAJADORES
MÁS AÑOS, PERO
MENOS HORAS
SEMANALES
Es difícil hoy por hoy para los expertos aventurar cómo será el ámbito laboral en 2045, ya que, aciertan a señalar, muchos de los trabajos que existirán en ese horizonte aún son «inimaginables» y muchas de las cosas que darán empleo mañana aún no existen. Pero lo que tienen claro es que con probabilidad los españoles trabajarán menos horas: «Si sigue la tendencia actual, en 25 años es probable que trabajemos unas treinta horas semanales», señala el economista jefe de BBVA Research España,Miguel Cardoso. Sin embargo, cree también que trabajaremos más años.
Tres de los cuatro grandes sectores se robotizarán: «Todo trabajo industrial, la agricultura y la construcción cambiarán totalmente», explica el director de The Adecco Group Institute, Javier Blasco. No obstante, Blasco asegura que «primará el trabajo humano, el ocio y los servicios», en concreto, aquellos que se encuentran en sectores como el de la sanidad, cuidados y la educación. Asimismo, dice que estos trabajos más humanos también evolucionarán y se verán afectados por la digitalización y la inteligencia artificial: «No sería sorprendente ver cómo algunas labores se empiezan a hacer en diferido. Podríamos ver cómo se programa una operación, por ejemplo».
Los expertos destacan dos posibles escenarios ante el reto de la sostenibilidad de las pensiones: un aumento de productividad impulsado por la robotización que supla la falta de mano de obra o una política migratoria que apueste por atraer a trabajadores cualificados a nuestro país. En este sentido, el director de Randstad Research Valentín Bote considera que «la robotización debería incrementar notablemente la productividad, ya que automatizará actividades de poco valor añadido, llevando a un mercado laboral con una jornada más reducida». Ante lo que Blasco añade que, para ello, tendrá que haber una labor de recualificación, algo necesario para suplir esa falta de trabajadores. En 2045, según la OCDE, podría haber 59 de cada cien personas en edad laboral que superen los 65 años.
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MAYOR
AZOTE DE
ENFERMEDADES
INFECCIOSAS
MAYOR
AZOTE DE
ENFERMEDADES
INFECCIOSAS
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MAYOR
AZOTE DE
ENFERMEDADES
INFECCIOSAS
MAYOR
AZOTE DE
ENFERMEDADES
INFECCIOSAS
Las estrategias terapéuticas que se desarrollen de aquí a 2045 serán claves para saber cuáles serán las enfermedades a las que los profesionales sanitarios españoles se deberán enfrentar en ese periodo. Si se cronifican más algunas de las que actualmente tienen mayor impacto en la sociedad, como el cáncer, las patologías neurodegenerativas o las enfermedades cardiovasculares, éstas pasarán a un segundo plano para dar mayor protagonismo a las infecciosas.
Así lo cree Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. «Si las estrategias van mejorando y nuestra capacidad de intervenir sobre los riesgos también, puede que algunas de ellas tengan un papel más secundario. Pero no podemos decir que las infecciosas dejarán de ser un problema porque vemos ya un incremento de resistencias a los antimicrobianos y, si eso continúa avanzando a este ritmo, nuestra capacidad de actuación contra las enfermedades producidas por microorganismos será menor», asegura a este periódico.
Las enfermedades emergentes estarán presentes en la sociedad, obligando a desarrollar nuevas vacunas y tratamientos con los que hacerles frente. «Veremos algunas que no habíamos podido ni pensar», señala Zurriaga. Tampoco se descarta que lleguen nuevas pandemias como la vivida recientemente a causa del Covid-19. Pero el cambio climático jugará a su vez un papel importante. «Si no hacemos nada para remediarlo será otro grupo importante de enfermedades, y no solo las relacionadas con la contaminación atmosférica, también las que tienen que ver con las altas temperaturas», concreta el presidente de los epidemiólogos.
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LA REALIDAD
AUMENTADA,
EN MANOS
DE LA IA
LA REALIDAD
AUMENTADA,
EN MANOS
DE LA IA
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LA REALIDAD
AUMENTADA,
EN MANOS
DE LA IA
LA REALIDAD
AUMENTADA,
EN MANOS
DE LA IA
La tecnología lleva décadas corriendo a velocidades de vértigo. Y todo indica que no va a dejar de acelerar. Si los planes de empresas como Apple y Meta se cumplen, hacia 2045 los usuarios no llevaremos el móvil guardado en el bolsillo. Tampoco tendremos consolas, y está por ver si televisores. Todos estos sistemas acabarán siendo sustituidos por un único 'gadget', posiblemente por unas gafas ligeras, con las que el usuario podrá replicar, prácticamente, la vida misma. Y todo gracias a la realidad virtual y la realidad aumentada.
Para entonces, ese futuro mundo virtual llamado metaverso ya debería haber cristalizado. Sitios como Instagram sufrirán un importante lavado de cara, y no es descartable que muchas de las interacciones digitales que llevamos a cabo sean mediante avatares. «Los usuarios podrán teletrabajar más y tampoco habrá tanta necesidad de desplazarse. Ganaremos mucho en tiempo y comodidad», explica Edgar Martín Blas, director ejecutivo en la empresa especializada en metaversos Virtual Voyagers.
Los cambios no quedarán ahí. Buena parte de los automóviles que circularán por España serán completamente autónomos. Probablemente, los taxis voladores, en los que hay empresas españolas trabajando, ya estarán funcionando fuera de núcleos urbanos, y la inteligencia artificial (IA) y la robótica habrán transformado radicalmente un buen puñado de aspectos de la vida.
«Será mucho más complicado diferenciar algo que ha hecho una IA de algo que ha creado un humano», dice Juan Ignacio Rouyet, profesor de IA en la UNIR y senior manager en Eranos. Millones de puestos de trabajo se habrán perdido, pero también habrán surgido oportunidades laborales. El empleado podrá dedicar más tiempo a las cosas realmente importantes, porque la máquina se ocupará de lo mecánico. Ulises Cortés, catedrático de IA en la Politécnica de Barcelona, remarca que el avance de la tecnología va a tener un importante impacto en la salud: «Llegarán los órganos 3D, que serán muy importantes por el previsible aumento de la contaminación y el surgimiento de enfermedades más complejas».
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ESPAÑOLES
MÁS URBANOS,
MENOS
RURALES
ESPAÑOLES
MÁS URBANOS,
MENOS
RURALES
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ESPAÑOLES
MÁS URBANOS,
MENOS
RURALES
ESPAÑOLES
MÁS URBANOS,
MENOS
RURALES
La España de mediados de siglo será aún más urbana, y mucho menos rural, en línea con la tendencia mundial. Las estimaciones apuntan a que, antes de mediados de siglo, el 88% de los españoles vivirán en ciudades frente al 80% actual, atraídos por su mayor concentración de oportunidades en educación, empleo y servicios. Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza seguirán creciendo, así como sus áreas metropolitanas. Esta predisposición a la concentración conllevará una serie de desafíos, según enumera el Banco Mundial, que el país debería resolver, como el de mantener las viviendas en niveles asequibles y la gestión de servicios básicos, transporte y empleo.
Uno de los grandes cambios que vivirán las ciudades para entonces será la movilidad, «con los automatismos, coches sin conductor, los drones y otros tipos de vehículos», cuenta el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Sigfrido Herráez. «Es un cambio que ninguno nos podríamos imaginar». No solo contribuirá a la contaminación cero en la ciudad, sino que reconfigurará el espacio de las urbes. La segunda gran innovación para Herráez tendrá que ver con los edificios y con el consumo de energía. Aunque todavía está por resolver, lo que sí tiene claro el experto es que las energías tradicionales se desterrarán para entonces.
En cambio, España perderá casi la mitad de sus habitantes rurales actuales. Las previsiones del Gobierno apuntan a que pasarán de los nueve millones que hay en la actualidad a cinco millones en 2050. El proceso no será igual en todo el territorio, según estiman un centenar de expertos en 'España, 2050': los núcleos más pequeños, aquellos que no llegan hoy a los 500 habitantes, serán los más afectados; mientras que los municipios rurales más grandes, de entre 5.000 y 10.000 habitantes, probablemente aumenten. «Menos gente vivirá en la España rural, pero quienes lo hagan, podrían vivir mejor que ahora» gracias a internet, la robótica y el turismo, aseguraban.
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EDUCACIÓN
OBLIGATORIA
HASTA LOS 18
Y SIN UNIVERSIDADES
EDUCACIÓN
OBLIGATORIA
HASTA LOS 18
Y SIN UNIVERSIDADES
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EDUCACIÓN
OBLIGATORIA
HASTA LOS 18 Y SIN
UNIVERSIDADES
EDUCACIÓN
OBLIGATORIA
HASTA LOS 18 Y SIN
UNIVERSIDADES
Cómo será la educación del futuro es una de las preguntas que más se plantean en los foros del sector; es la misma que se hacen pedagogos, profesores y hasta la empresa, que necesita jóvenes con formación para desempeñar trabajos que hoy ni siquiera existen.
La irrupción de la tecnología, de la inteligencia artificial (IA), ya obliga a plantear si hay que cambiar la forma de enseñar y aprender. «Si pensamos en la educación en 2050, hay cosas que ya sabemos que van a ocurrir para entonces. Tendremos una población infantil más baja y por tanto, habrá que cerrar algunas escuelas, especialmente en zonas rurales. Es probable que para entonces la educación sea universal y obligatoria desde los 3 o 4 años hasta los 18 años y que entre esas edades, no haya nadie fuera de una institución escolar.
«También habrá que pensar en un posible aumento de los conflictos en la escuela o la pérdida de interés de los alumnos en la institución»
Lucas Gortázar
Director adjunto de EsadeEcPol
También es esperable que la repetición de curso sea un fenómeno del pasado que afectará a menos de un 10% del alumnado (hoy 30%). Pero es difícil saber qué pasará con los resultados educativos, no sabemos si van a subir o bajar. Eso dependerá de macro-tendencias como la capacidad de la escuela para atraer mejores maestros y docentes o los cambios organizativos que estas pongan en marcha.
Pero también de cómo nos hayamos recuperado y hayamos regulado la pandemia de las pantallas y redes sociales entre la infancia, así como los evidentes problemas de atención y salud mental que están causando en niños y adolescentes: quizás para entonces ya hayamos superado esto, pero nos estaremos enfrentando de pleno al reto que supondrán los efectos indeseados de incorporar la inteligencia artificial en la escuela», dice Lucas Gortázar, director adjunto de EsadeEcPol.
«También habrá que pensar en un posible aumento de los conflictos en la escuela o la pérdida de interés de los alumnos en la institución. No es difícil imaginar que en un país tan envejecido, la atención política a la educación irá disminuyendo, algo que sin duda puede suponer un reto pero también una oportunidad (dada la alta polarización que hay en este sector), agrega.
Respecto a la educación superior, «va a cambiar porque lo hará la forma de trabajar, así como las competencias que deben tener los trabajadores. La universidad va a dejar de ser tan estructurada y la división de esta con Formación Profesional superior no va a ser tan nítida. La mayor parte de los estudiantes irán adquiriendo competencias en el mercado de trabajo que luego refinarán y ampliarán en instituciones cada vez más especializados. Aparecerán nuevos métodos para impartir contenidos, nuevos métodos para evaluar el aprendizaje y nuevos métodos para certificar que un alumno domina conceptos y destrezas. Por otro lado, es esperable que el aprendizaje a lo largo de la vida pase a ser el centro de la actividad universitaria, que tendrá como una de sus misiones más importantes mantener a la población laboral capacitada para afrontar los nuevos retos a los que se enfrenta la sociedad. En cuanto a la financiación, la tendencia es que los estudiantes contribuyen a su educación superior de forma proporcional a los beneficios privados que obtienen de la misma, de una forma más equitativa», señala Jorge Sainz, catedrático de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos.
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UNA REINA
CATÓLICA PARA
UNA NACIÓN
DESCREÍDA
UNA REINA
CATÓLICA PARA
UNA NACIÓN
DESCREÍDA
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UNA REINA
CATÓLICA PARA
UNA NACIÓN
DESCREÍDA
UNA REINA
CATÓLICA PARA
UNA NACIÓN
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«España ha dejado de ser católica». La frase con la que Manuel Azaña defendía la aconfesionalidad de la Constitución republicana de 1931 cobrará actualidad para la Princesa de Asturias cuando asuma la jefatura del Estado. No era cierto entonces, pero si nada frena la evolución, en apenas unos años España dejará de ser, al menos sociológicamente, católica. El último barómetro de CIS, que desde los años 70 del pasado siglo pregunta cada mes a los españoles por su adscripción religiosa, señalaba que un 54,9% de los ciudadanos se manifestaban católicos (un 19,1% de ellos practicantes y un 34,8% no practicantes).
Una caída en picado si tenemos en cuenta que en el año 2000 el 85,8% se decía católico, y que en 2010 había bajado hasta el 75,8%, aunque acelerada en los últimos años por la pandemia y la presencia de José Félix Tezanos al frente del CIS. Si a eso le unimos que la llamada 'generación Leonor' (jóvenes que hoy tienen de 18 a 24 años) es la menos creyente de la historia reciente (sólo un 38,8% confiesa practicar una religión), la España que heredará la futura Reina será, mayoritariamente, no religiosa (casi a partes iguales, atea, agnóstica e indiferente). Las proyecciones también auguran un crecimiento de los musulmanes hasta cerca del 10% de la población.
Paradójicamente, lo que se mantendrá estable es la práctica sacramental de quienes sigan siendo católicos. En los últimos años, el porcentaje de los que asisten a misa una o más veces a la semana ha ido creciendo hasta superar el 20% de los creyentes. De igual forma, las bodas católicas encontraron su valle durante la pandemia (el 13,58%), aunque la ratio parece estabilizada en una de cada seis uniones, así como los bautismos, reservados para cuatro de cada diez de los nacidos, más o menos el porcentaje de los que para entonces se podrían reconocer católicos.
Así, la España de 2045, en cuanto a lo católico se asemejará a la descripción que un joven teólogo Joseph Ratzinger hizo en 1970 pensando en la Iglesia en Occidente para el siglo XXI: «De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad».
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LAS
NUEVAS
FAMILIAS
LAS
NUEVAS
FAMILIAS
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LAS
NUEVAS
FAMILIAS
LAS
NUEVAS
FAMILIAS
El reto demográfico que va a tener España en este siglo es clave. Las cifras de la caída constante de natalidad, unidas a las de una mayor longevidad, hacen pensar a María José Olesti, directora de The Family Watch, que hacia 2045 la pirámide poblacional en España «pasará a convertirse en un trapecio». Con esa situación, la familia, aventura Roberto Martínez, director de Fundación MasFamilia, será una «especie protegida» y «en vías de extinción». Esta consideración «un tanto catastrofista y sin duda alarmista –explica– guarda relación con los indicadores que en 2023 podemos observar, destacando nuestra pírrica tasa de natalidad (1,15 hijos/mujer en edad fértil) sin visos de recuperación». La mayor proporción de familias hacia mediados de siglo, augura José Manuel Trigo, el presidente de la Federación Española de Familias Numerosas, «serán de un solo hijo y sin hijos, prácticamente desapareciendo el concepto actual de hermanos, primos, tíos, etcétera».
Otra importante reflexión que hacen tanto el director de Masfamilia como la directora de Family Watch tiene que ver con la economía del cuidado. «Estaremos seguramente en el top cinco mundial en cuanto a población envejecida, con un alto porcentaje de octogenarios y nonagenarios en su gran mayoría dependientes y sin una estructura familiar que preste esos necesarios cuidados», auguran. ¿Cuál será el precio a pagar? «Habrá menos hijos que atender, y estos a su vez tendrán que atender a sus mayores, con altos grados de dependencia y atención», concluye Martínez.
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LA ESPAÑA
QUE
PISE
LA LUNA
LA ESPAÑA
QUE
PISE
LA LUNA
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LA ESPAÑA
QUE
PISE
LA LUNA
LA ESPAÑA
QUE
PISE
LA LUNA
Las próximas décadas serán muy interesantes en lo relativo a la exploración espacial: la humanidad volverá a la Luna, esta vez para establecer bases permanentes; y se espera que a partir de 2040 el hombre pise por primera vez Marte. España ha dejado claro que quiere formar parte de esta nueva conquista espacial y, antes de mitad de siglo, ya habremos visto casi con total seguridad a Pablo Álvarez, astronauta de la Agencia Espacial Europea, flotando a bordo de la Estación Espacial Internacional. No será el primero, pues ya lo han hecho Pedro Duque y Michael López-Alegría. En lo que sí tiene papeletas para ser pionero es en llegar a nuestro satélite. «Sueño con ser el primer astronauta español en pisar la Luna», declaraba tras confirmarse su candidatura a astronauta de carrera, acompañado de Sara García, que queda en la reserva. «Supongo que no nos dejarán ir a los 'novatos' a este tipo de misiones. Pero hay que mantener la llama de la ilusión viva. Y a largo plazo, ¿por qué no?», decía a ABC.
También es probable que en la década de los 40 haya cohetes 100% 'made in Spain' de camino al espacio de forma regular. Ésa es la intención de la compañía PLD Space, los creadores del exitoso Miura 1, que esperan que sus cohetes sean el transporte elegido por empresas de todo el mundo para poner sus satélites en órbita.
*Imágenes generadas por Bing IA
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