Los 'enanos toreros' se plantan: «Solo queremos trabajar»
Madrid cancela un espectáculo cómico taurino mientras el Gobierno debate acabar con ellos por «denigrantes»
«No se ríen de nosotros, se ríen de lo que hacemos», defienden los actores con acondroplasia
Desde bien pequeño, Anderson conoce lo que es salir al ruedo en espectáculos cómicos. Su padre, que como él tiene enanismo, ya se dedicaba a eso. «Desde los ocho años lo he visto y cuando tenía 16 o 17 años empecé a salir. Me ... gustaba ya desde pequeño», sostiene en conversación con ABC, tras conocer que se ha cancelado la función que protagonizaba en la Plaza de Toros de Las Ventas el próximo 8 de octubre.
Las asociaciones que representan a las personas con discapacidad habían protestado por la celebración de este espectáculo, pues consideran que denigra a las personas que participan en él y que este tipo de funciones incumplen las directrices del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Finalmente, la Comunidad de Madrid -a quien pertenece la plaza de toros- y la empresa que gestiona en la actualidad Las Ventas decidieron cancelar el espectáculo 'Popeye torero con sus enanitos marineros'. Fuentes de Madrid explican a este diario que su decisión responde principalmente a la falta de expectación que el público había mostrado en la función -solo se habían vendido 37 entradas a diez días de su celebración- aunque reconocen que no son ajenos a las críticas emitidas por las distintas asociaciones de personas con discapacidad.
Anderson, sin embargo, no entiende ni comparte las críticas hacia su trabajo. Para él no hay humillación posible en su profesión: «A lo mejor piensan que salimos a la calle y se burlan de nosotros, pero no es así. En el mundo del espectáculo se hacen gracias y eso es por lo que se ríen, por lo que hacemos, no por lo que somos. Que yo sepa, nunca he salido a la calle y se han reído de mí. Los que lo critican nunca han venido a nuestros espectáculos y no saben lo que hacemos», reprocha. En su opinión, hay un «boicot» hacia este tipo de espectáculos. Antes, asegura, en un verano podía participar en 40 o 45 actuaciones, pero en los últimos años el número de funciones ha bajado hasta las 20.
La imagen social
Las asociaciones creen que este tipo de espectáculos afectan negativamente a todo el colectivo. «El problema no es lo que sienta uno individualmente, es que lo que se humilla y lo que crea la gracia es una condición física. Da igual que la tenga el que está ahí o yo que soy abogado, por la calle no nos identifican de forma individualizada, se estigmatiza una condición física», lamenta Felipe Orviz, presidente de la Asociación de Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (Adee España).
A su juicio, este tipo de espectáculos no se permitirían con personas con otros tipos de discapacidad. «¿Por qué se consiente que en pleno 2022 se celebren este tipo de espectáculos? ¿Se consentiría con personas con discapacidad intelectual, con síndrome de Down o con movilidad reducida?», reflexiona.
También desde Cermi Madrid creen adecuada la decisión de cancelar esta función. Su presidente, Óscar Moral, afirma que aunque respeta a las personas que se dedican voluntariamente a este tipo de representaciones, la imagen que se da a la sociedad no es buena. «Se transmite que la condición de ser persona con discapacidad, con acondroplasia, es motivo de mofa. Y esa denigración consideramos que afecta a la imagen social global de toda la discapacidad», lamenta.
La legislación, actualmente, permite este tipo de actuaciones. Sin embargo, entre los planes del Ministerio de Derechos Sociales está prohibirlo, tal como aseguró recientemente el director general de Discapacidad, Jesús Martín Blanco, a Servimedia. «Desde el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 mostramos nuestro rechazo absoluto a esa cultura que ridiculiza a seres humanos por su discapacidad. Por eso, prohibiremos este tipo de prácticas en la próxima reforma de la ley de discapacidad», dijo.
Un compromiso
Ya en 2019, asegura Orviz, los partidos políticos se comprometieron por unanimidad a terminar con este tipo de prácticas. «Pero estamos en 2022 y vemos cómo los partidos han abandonado aquel compromiso político y democrático que hicieron con la sociedad y con nuestro colectivo». Lo que sí se ha conseguido a través de la Fundación ONCE, dice, es un programa con una financiación de 200.000 euros para dar formación laboral a las personas que se dedican a estos espectáculos.
Para Jesús de Alba, gestor del espectáculo cancelado, «aunque el Gobierno quiera prohibir muchas cosas, mientras sea legal no pueden impedirlo». Espera poder reunirse con la Comunidad de Madrid y la empresa que gestiona Las Ventas para analizar lo ocurrido, pero tiene claro que seguirá montando este tipo de funciones: «Denigrarles es prohibirles el trabajo. Lo primero que tendrían que hacer es preguntarles si se sienten denigrados».
Las asociaciones, en cambio, apoyan la intención del ministerio. «Exigimos erradicar estas actividades, estamos peleando para que esta gente tenga una salida más allá de denigrarse y humillarse», apunta Orviz. En la misma línea se pronuncia Moral, que aboga por «reflexionar como sociedad y entender que este tipo de espectáculos no se pueden mantener».
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El cómico Anderson, por su parte, tiene claro que quiere seguir dedicándose a esto. «No necesito ninguna ayuda, tengo manos y puedo trabajar», presume, pues ha trabajado, entre otras cosas, como camarero y en discotecas. No comprende la posibilidad de que se prohíba su situación: «Soy muy feliz y estoy muy orgulloso de lo que hago porque me nace. Quiero trabajar de esto».
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