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El «discípulo» de Dominique Pélicot que también drogaba a su mujer para violarla

Jean-Pierre M. es el único de los 51 acusados que no esta procesado por las violaciones a Gisèle Pélicot, la pareja del principal acusado

Dominique Pélicot no acude a declarar al juicio por la violación a su mujer al sentirse indispuesto

Imagen de los acusados por violar a Gisèle Pélicot entrando al tribunal efe
Juan Pedro Quiñonero

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

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Nueva sesión en el juicio a los 51 implicados en violar a Gisèle Pélicot, drogada y vendida por su esposo, como un juguete sexual casi diez años en Vaucluse (Francia). Este miércoles, tras las declaraciones de Gisèle Pelicot y su hija, Caroline Daran, el Tribunal de Aviñón deseaba interrogar al marido, Dominique Pelicot, que volvió a presentar «problemas médicos», por tercera vez, aplazando su interrogatorio.

Así, durante la sesión, la presidencia del Tribunal comenzó el estudio de los casos de algunos de los 51 hombres, franceses nacidos en Francia, o residentes en el país nacidos en Nueva Caledonia, Marruecos, Túnez, Argelia, Vietnam y Turquía. Tras escuchar al abogado defensor de la mayoría de esos acusados, el Tribunal comenzó a examinar el caso de Jean Pierre M., un eventual «discípulo» del esposo, amigo e inspirador que copió el procedimiento de drogar a su compañera para violarla en solitario. Se sospecha que Jean Pierre M. pudo participar, como actor o espectador, en las sesiones que Pélicot organizaba en su propio domicilio, después de cenar, en Mazan (Vaucluse).

Jean-Pierre M. es un hombre de 63 años, excamionero de una cooperativa agrícola que, con la ayuda de Pélicot, suministraba ansiolíticos a su mujer sin su consentimiento para poder violarla mientras estaba inconsciente, tal y como se le imputa a Pélicot. Los hechos se produjeron en doce ocasiones entre 2015 y 2020 a petición de Jean-Pierre M., según ha explicado Stéphan Gal, uno de los directores de la investigación, al diario 'Le Monde'.

En su primera declaración, Jean-Pierre M. reconoció los hechos y es uno de los dieciocho acusados. Ante el juez de instrucción, el procesado explicó que había conocido a Pelicot en la web 'Coco', cerrada el pasado mes de junio. «Cada vez que se mudaba, [este último] le proporcionaba medicamentos para la próxima vez», aseguró Gal. Sin embargo, Béatrice Zavarro, abogada del principal acusado, le corrigió y afirmó que no habría tenido más que «cuatro entregas».

El presidente del tribunal, Roger Arata, comenzó leyendo la complicada historia familiar de Jean-Pierre M., marcada por una infancia vivida en una gran pobreza y un contexto de violencias intrafamiliares, incluso en el plano sexual. «Me crie con los cerdos, en el bosque», explicaba a sus hijos, aunque siempre fue muy parco en detalles sobre su vida en una familia de diez hermanos. Al parecer, los niños eran golpeados, «atados desnudos a los árboles durante toda la noche», y el padre «organizó orgías frente a sus hijos», subrayó su abogado, Maître Patrick Gontard, mientras su cliente debería tomar la palabra este jueves

«Los hechos son muy graves y creo que él es consciente de ello. Esta prueba será un alivio, le animo a que se entregue», comentó su hijo, de 32 años. Afirmó que «no comprende» porque su madre, la víctima de Jean-Pierre M., no ha presentado ninguna denuncia. Según su hijo, «es seguro» que su padre fue manipulado por Pélicot: «Tengo la profunda convicción de que si no hubiera conocido a esta persona, nunca habría hecho esto».

Escándalo moral

Antes de este testimonio, el abogado defensor de una treintena de los acusados había provocado un escándalo de profundo alcance moral, cuando comenzó su defensa con esta declaración: «Está por saber si hubo o no hubo violación por no haber intención de agresión sexual.

El abogado de los violadores defendió su causa apoyándose en las declaraciones de los acusados que intentaron «justificar» unos comportamientos de violencias y violación sadomasoquista, documentados con las 4.000 fotografías y vídeos grabados por el esposo que drogaba a su esposa para venderla a los desconocidos con los que entraba en contacto a través de una web porno.

Según los documentos presentados por la policía al Tribunal de Aviñón, citados por la defensa, Adrien L. declaró : «Estando el marido presente y cobrando pensé que no se trataba de una violación». Simon M. afirmó: «El marido podía hacer con su mujer lo que quisiera. Era como violar a un cadáver«. Jean-Pierre M. y Jean-Marc L. se declararon »inocentes«, `puesto que el marido »cobraba« y fotografiaba las escenas. Jean-Luc L. declaró: »No sabía que el libertinaje estuviese prohibido por la Ley«.

Didier S. acepta la calificación de «violación involuntaria», pero justifica su comportamiento por estas razones: «Yo soy bisexual. Y esperaba tener una relación por el marido, pero no tenía ninguna mala intención contra la esposa». Varios de los acusados se consideran «víctimas» y «marionetas» de una «pareja libertina», aceptando «participar» en un «escenario montado por la pareja». Nicolas F. y Cyrille D., coinciden en este relato: «El marido se comportaba como un director de orquesta muy autoritario, ordenándonos lo que teníamos que hacer con su mujer, para fotografiarnos. Era evidente que ella estaba inconsciente, pero no sabíamos parar».

Según los psiquiatras y psicólogos que trabajan para la justicia, los documentos transmitidos por la policía al Tribunal, describen comportamientos de índole muy oscura e inquietante: «aspectos transgresivos», «instintos brutales», «trastornos inquietantes».

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