La Diócesis de Plasencia lamenta el «escándalo» generado por la bendición de una pareja gay

Los obispos aclaran que no niegan el valor de las bendiciones, pero exigen «la obligatoriedad que se realicen en el contexto y la forma marcada»

Consideran que hubo una aplicación inadecuada del Vaticano que permite las bendiciones homosexuales

La bendición de parejas gais divide a los obispos católicos

Las imágenes de una boda gay en una ermita católica encienden las redes sociales

Ernesto Jesús Brotóns, obispo de Plasencia, con el Papa Francisco Diócesis de Plasencia

El obispado de Plasencia ha publicado un comunicado oficial en el que lamentan «el escándalo y la confusión» causados por la bendición de una pareja gay este fin de semana en la localidad de Miajadas, en Cáceres. En el escrito, la Diócesis matiza que en ningún momento se trató de una boda, ni hubo «intención expresa de simular sacramento», pero consideran que hubo una aplicación inadecuada de la declaración del Vaticano que permite administrar bendiciones a homosexuales.

El obispado asegura que las formas de la ceremonia «contravinieron claramente» lo dispuesto en la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, «algo que no podemos aprobar». «Lamentamos, profundamente, el escándalo y la confusión que la aplicación incorrecta de la Declaración ha generado y puede generar», continúa la nota.

Los obispos aclaran que no niegan el valor de las bendiciones, pero exigen «la obligatoriedad que se realicen en el contexto y la forma marcada». De igual forma, señalan que «desde el momento en que se obtuvo noticia de los hechos, se adoptaron las medidas canónicas pertinentes».

El Vaticano aprobó en diciembre que los sacerdotes católicos pudieran administrar bendiciones a las parejas homosexuales, pero siempre y cuando dichas bendiciones no sean parte de un ritual o liturgia de la Iglesia. Varios obispos han mostrado en estos meses su oposición a la decisión del Papa Francisco. Por ejemplo, prelados españoles como el de Oviedo y Alicante han calificado las bendiciones como «innecesarias». Fuera de nuestro país, obispos ucranianos, africanos y polacos la han prohibido porque temen que se identifique con el matrimonio.

La reacción más ruidosa ha sido la del antiguo prefecto del actual dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, que compara esta bendición con «una blasfemia», pues «si las relaciones sexuales fuera del matrimonio contradicen la voluntad de Dios, no pueden ser bendecidas ni declaradas buenas según la voluntad del Creador», declaró el cardenal al diario italiano 'La Repubblica'. Por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se insiste en que la medida no se encamina a legitimar las relaciones homosexuales o el divorcio.

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