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abc 120 años: defender el futuro

Construir el tiempo que vendrá

El mejor homenaje que podemos rendir a quienes nos precedieron es mirar hacia adelante exactamente al igual que lo hicieron ellos

ABC celebra su 120 años apostando por el futuro

Diego S. Garrocho

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Todas las ciencias, quizá con la excepción del psicoanálisis, han intentado predecir el futuro. Algunas, incluso, han intentado dominarlo. Dicen los que saben que el prestigio de Tales de Mileto, allá por el siglo VI a. C., se consolidó en el momento en que fue capaz de pronosticar por primera vez un eclipse de Sol. Las coordenadas no son casuales y mucho de lo que ocurrió en aquel siglo, precisamente en el extremo oriental del mar Mediterráneo, sirvió para sentar las bases de lo que hoy reconocemos como nuestra tradición cultural. Mirar hacia el futuro es una querencia antigua, e identificar el conocimiento y la ciencia con esa capacidad de preludiar el porvenir es una obsesión saludable que nos distingue como humanos. No debemos combatir a la necesidad ni a la naturaleza, y no lejos ni en el tiempo ni el espacio de la predicción de Tales, otro gigante como Aristóteles estableció al comienzo de su Metafísica otro axioma invencible: Todos los seres humanos tenemos un deseo natural por el saber. Ese conocimiento, las más de las veces, se orientará hacia el futuro.

André Gide celebraba la confusión que existe en la lengua española a la hora de distinguir entre la espera y la esperanza, que en francés no guardan ninguna relación etimológica. Laín Entralgo recordaba la anécdota y se servía de otra intuición de Eugenio d´Ors para acreditar algo que todos sabemos. La esperanza es, probablemente, la virtud que tiene peor prensa por culpa del maldito prestigio intelectual del pesimismo. He llegado a sospechar alguna vez que casi todo lo malo que nos pasa tiene que ver con la impaciencia. La lentitud del tiempo nos revuelve ante la expectativa de que el tiempo que viene pueda traer bienes o males mayores.

El paso del tiempo no es un ritmo maquinal y ajeno a nuestra voluntad y las etapas históricas, como la duración subjetiva de un minuto, también dependen de aquello que decidimos hacer o no hacer

El futuro nunca se parece a nuestra imaginación aunque sería injusto conformarnos con una visión estrictamente pasiva de la historia. El paso del tiempo no es un ritmo maquinal y ajeno a nuestra voluntad y las etapas históricas, como la duración subjetiva de un minuto, también dependen de aquello que decidimos hacer o no hacer. Hannah Arendt le concedió un papel especialmente significativo a la violencia en esa pauta de la temporalidad pero sería injusto no conceder que fueron también los momentos magnánimos de la humanidad los que han servido para traernos hasta donde ahora estamos.

No sé si tenían razón Galileo o los pitagóricos, pero a veces quiero confiar en el valor semántico de los números. Y desde esos 120 años de ABC es sencillo llegar a los 12 escenarios para los que este texto sirve de prólogo. Doce fueron los dioses del Olimpo griego, como doce fueron también los trabajos de Hércules, las horas del día, los apóstoles o las tribus de Israel. El doce esconde secretamente la regla que rige la sucesión de los números naturales y doce son, también, los meses en los que se divide el año. No se trata de convocar esoterismos ni a ningún Dios verdadero, pero parece justificado confiar en que el futuro que venga habrá de lidiarse también en estos doce contextos: tecnología, mujer, deporte, empresa, cultura, pensamiento, turismo, ciencia, demografía, salud, medioambiente y gastronomía. En todos estos ámbitos pasarán cosas. Y en cada uno de estos escenarios habrá de disputarse la prosperidad y hasta la desgracia del tiempo venidero. De nosotros dependerá, en gran medida, que ese tiempo futuro se decline en forma de catástrofe o como un verdadero porvenir, y habrá que buscar justos aliados porque si el futuro requiere de una defensa es porque también existen amenazas verosímiles.

Doce escenarios

Más que un lugar o un tiempo, el futuro es una dirección o, incluso, un destino. Y para trabar la sucesión de puntos que seguirán a nuestro presente no hay mejor manera que reconstruir los precedentes sidos. Preludiar doce escenarios en disputa es algo que sólo puede hacerse desde atrás hacia adelante, y en un espacio conmemorativo, antes abordar los escenarios que llegarán, resulta ineludible imaginar cómo se habrían concebido estos mismos contextos vistos desde un pasado que empieza a hacerse remoto. En 1903 hubo quien decidió levantar acta del tiempo presente mirando hacia el futuro. Los doce escenarios que ahora enfrentamos tuvieron, también entonces, una importancia específica.

Exactamente en el año en que nacía ABC, la técnica permitió a los hermanos Wright hacer despegar al Flyer I, la primera aeronave a motor de la historia. Fue aquel mismo año en el que en Reino Unido, cuna del sufragismo, se fundó la Unión Social y Política de las Mujeres. La libertad con la que la mitad de la población ejerce hoy el derecho al voto se haría impensable sin asociaciones como esta y sin el liderazgo de personas como Emmeline Pankhurst. Fue también en ese mismo 1903 cuando nació el Tour de Francia, uno de los eventos deportivos más señeros de la vieja Europa, y en el que los ciclistas españoles han brillado, por cierto, con una especial fortuna que ojalá mantengan. El ámbito empresarial vio nacer, en aquellos días, una de las corporaciones que acabaron por ser el signo de una época y de todo un siglo: en junio de 1903 nacería la Ford Motor Company.

El año en que nacía ABC, la técnica permitió a los hermanos Wright hacer despegar al Flyer I, la primera aeronave a motor de la historia

Y como en la familia de ABC hubo y seguirá habiendo 'harleyistas', en memoria de Gistau habrá que recordar que la fábrica de Harley Davidson abrió sus puertas en Milwaukee ese mismo año. Como el viaje es el turismo verdaderamente digno, merece la pena mencionar que fue en 1903 cuando George A. Wyman hizo la primera travesía en moto que cruzó los Estados Unidos de costa a costa. Salió de San Francisco y llegó a Nueva York en 51 días. No era una Harley sino una California.

Cronista cultural

Estos 120 años han sido también un hiato de tiempo en el que ABC ha sido cronista de la cultura. A no pocos lectores, y sin duda a algún querido y oscarizado columnista, le gustará recordar que fue en 1903 cuando se estrenó el primer Western de la historia del cine: 'The Great Train Robbery'. En este tiempo, y ojalá en el que venga, nuestras páginas de opinión y de cultura han guardado un especial compromiso con la reflexión, el pensamiento y la filosofía, una disciplina para la que 1903 será siempre el año en que G.E. Moore publicó sus 'Principia Ethica' que tan honda influencia cosecharon. Pero el compromiso con el conocimiento requiere, también, atender al avance científico. Sin salir de la misma data de la conmemoración, en aquel año la ciencia celebró los avances del matrimonio Curie-Skłodowska en el ámbito de la radiactividad con el Premio Nobel. Es curiosa la coincidencia. Mientras la ciencia avanzaba, en el curso de 1902-1903 comenzaba su carrera de medicina uno de los intelectuales más destacados del siglo: Gregorio Marañón. Por aquel entonces, era apenas un joven principiante en el estudio. La España de entonces y a la que se dirigía ABC contaba con 18.810.000 de personas. Hoy, la deslocalización de contenidos a través de internet y la expansión creciente de la lengua española ha permitido que el impacto de este periódico pueda describirse en términos globales. La extensión de ese alcance es directamente proporcional a nuestra responsabilidad editorial y por eso sabemos que tenemos que exigirnos más que nunca.

En el ámbito medioambiental, 1903 siempre será la fecha en la que murió Herbert Spencer. Y el mismo año fue también determinante para una de las áreas prioritarias de nuestra cabecera: la gastronomía. Los más entendidos sabrán distinguir que 1903 fue la fecha en la que se publicó Le Guide culinaire, el célebre libro Georges Auguste Escoffier que cambió para siempre nuestra manera de cocinar y de comer.

Construir

Hasta aquí, los escenarios sidos y los doce ámbitos que ahora nos proponemos recorrer con vistas al futuro. No es cierto que la labor del periodista se circunscriba en el mero testimonio sino que, todos lo sabemos, prestarle palabras al mundo es casi tanto como ayudar a construirlo. Elegir doce temas y circunscribirlos a doce escenarios específicos es, necesariamente, una toma de posición. Una muestra representativa. Hemos optado por escoger un vestigio desde el que, ojalá, seguir un rastro. Las grandes cabeceras, precisamente en respeto de su complementaria pluralidad, guardan siempre un parecido de familia, una semejanza secreta que imprime personalidad incluso a los defectos hasta hacernos reconocibles. En el suplemento que ABC entrega este miércoles encontrarán una hipótesis coral elaborada por doce de las firmas habituales de ABC. La apuesta es decididamente excéntrica porque nadie ha salido a buscar lo que ya conoce y todas estas plumas han abandonado su ámbito de experiencia o conocimiento. Quienes escriben lo que sigue a continuación han visitado doce lugares y han ensayado doce posibilidades desde las que poder intuir el mundo que viene. Todo apunta a que se parecerá sólo en parte al mundo que ahora conocemos. Debe darnos igual el mal presagio de los agoreros y no importa demasiado si los signos que vemos son optimistas o pesimistas. Sea como venga el tiempo que viene, nuestra vocación y nuestra responsabilidad pasa por hacerlo más justo, más bello, más habitable y hasta si se quiere más verdadero.

Los años transcurridos y la experiencia acumulada son una muestra de un vigor en el que se exhiben el patrimonio de los logros y los esfuerzos promovidos por las generaciones que fueron

ABC celebra su 120 aniversario, pero no olviden que las instituciones cumplen años al revés que las personas. La biografía de cualquier animal humano está condenada a pautarse como una cuenta atrás en la que cada segundo nos aproxima hacia ese momento terminal e ineludible que es la muerte. Tanto has vivido, tanto menos te resta por vivir. Pero en las instituciones ocurre exactamente lo contrario. Los años transcurridos y la experiencia acumulada son una muestra de un vigor en el que se exhiben el patrimonio de los logros y los esfuerzos promovidos por las generaciones que fueron. Paradójicamente, para entender ese pasado admirable no debemos orientar la vista hacia atrás. El mejor homenaje que podemos rendir a quienes nos precedieron es mirar hacia adelante exactamente al igual que lo hicieron ellos. Los 120 años de ABC no se explican por un ánimo de conservación, sino por la pulsión constructiva que durante todo este tiempo se orientó hacia el tiempo que viene. Al final van a tener razón los viejos con eso de que lo importante es labrarse un porvenir. Ni más, ni menos. Como un explorador que concurre a la aventura con ánimo de acción y de sorpresa, pero también con la voluntad de ejercer una intervención responsable. Dicen que los dueños acaban pareciéndose a sus perros. Yo creo que los periódicos acaban pareciéndose a sus lectores. Sobre todo a los que vendrán.

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