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«No tenemos ni para cubrir las bajas de médicos, no entiendo que se quiera perder talento»

La sanidad privada augura un éxodo a sus centros de médicos del sistema público

Sanidad quiere prohibir que los jefes de servicio y altos cargos de hospitales trabajen también en la privada

Dos profesionales por los pasillos de un hospital ABC

Una propuesta «irreal», «inviable», «inútil», «que favorecerá el éxodo de profesionales al sector privado o al extranjero»... El anuncio improvisado de la ministra de Sanidad, Mónica García, de prohibir a médicos de la sanidad pública ejercer también en el sector privado a cambio de un plus de exclusividad se ha interpretado como un ataque directo a una profesión ya vapuleada. «Si se conoce algún caso de un jefe de servicio que no pasa por su hospital y se dedica solo a su consulta privada, que se denuncie y se controle, pero no demonicemos al resto. El vago seguirá siendo vago, con o sin exclusividad con la sanidad pública, porque nadie lo controla», asegura un jefe de servicio de un gran hospital de Madrid que prefiere conservar el anonimato.

Los médicos que consiguen una jefatura de servicio, la responsabilidad de todo un departamento, llegan por oposición. Pero, una vez ganada esa plaza, el sistema sanitario español no evalúa sus resultados como se hace en sistemas sanitarios de otros países europeos. No importa si el jefe de servicio logra bajar las listas de espera en su departamento, si atrae proyectos de investigación o pone en marcha ideas innovadoras para mejorar la asistencia de sus pacientes «porque a final de mes cobrará lo mismo que si no lo hace», asegura este jefe de servicio, que propone evaluar con parámetros objetivos a los jefes de servicio cada cinco años, como alternativa a prohibir ejercer en la medicina privada. «Lo que no se evalúa, se devalúa», dice.

El psiquiatra Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, define como «inviable» la propuesta de la ministra de Sanidad. «Si ahora no tenemos médicos ni para cubrir las bajas de maternidad, no entiendo que se quiera perder talento. Parece que a la ministra no le importe la situación de la sanidad pública. Esta noticia va a hacer muy, muy felices a todos los dirigentes de la sanidad privada española», opina.

Habla, dice, sin ningún conflicto de interés «porque debo ser de los pocos jefes de servicio de un gran hospital que no trabaja en el sector privado», pero teme por el deterioro del sistema público. «Cada vez más médicos optan por trabajar en exclusiva en el sector privado porque trabajando menos tienen un mayor sueldo. Solo se quedan los que tienen una gran vocación y no les importa ganar menos dinero. pero a los que se quedan no les podemos hacer la vida imposible», reflexiona.

Incentivos

En el sector privado, la propuesta tampoco se entiende. «Bajo nuestro punto de vista, sería más importante incluir incentivos de productividad dentro del Estatuto Marco para pagar más a los profesionales que son más productivos, y permitir que pudieran elegir dónde trabajan fuera de su horario laboral», argumenta Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, una entidad que aglutina a los principales grupos de hospitales y clínicas privadas.

Villanueva entiende que en un mundo «ideal» los profesionales deberían trabajar en un único centro o proyecto, pero «dadas las dificultades y los salarios del Sistema Nacional de Salud no parece lo más adecuado». Por eso, la directora del IDIS pronostica un éxodo de profesionales al sector privado.

Los sindicatos, por su parte, consideran que con esta medida «será muy difícil encontrar a personas dispuestas a ostentar estas jefaturas», en palabras de Ángela Hernández, secretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), que asegura que explica que esos cargos suelen suponer incrementos de apenas 300 euros brutos al mes «a pesar de toda la responsabilidad y todo el trabajo que conllevan». Si se dan casos de abuso como los que se mencionaba la ministra, prosigue Hernández, «hay directores médicos y gerentes en todos los centros para perseguir este tipo de situaciones», pero insiste en que «son la excepción, no la regla»,

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