Cultiva tomates de la misma semilla desde hace 58 años: «Son enormes, no me caben en la mano»
La estadounidense Sybil Gorby, de 92 años, vive desde hace 60 en una alejada granja de Virginia Occidental
«La industria alimentaria tiene la responsabilidad de ofrecer a los consumidores el acceso a productos 100% sostenibles»
Plantó por primera vez un puñado de semillas de tomate en 1965. La planta creció y produjo un envidiable fruto que quiso volver a saborear. Cada primavera desde entonces, la americana Sybil Gorby, de 92 años, planta el mismo linaje de semillas en su huerto del condado de Tyler, Virginia Occidental, donde lleva más de 58 años disfrutando de aquel sabor antiguo como si fuera la primera vez.
«No sé qué es, pero es como magia», declaró Gorby mientras saboreaba uno de sus tomates, el pasado 22 de marzo, en una entrevista para el 'Washington Post'. Desde su alejada granja de 30 hectáreas que ella misma levantó con su difunto esposo durante los años 60, la entrañable anciana apuntó que «tienen un sabor dulce especial» y que son «con diferencia» los tomates más deliciosos que ha probado.
En una época donde cada vez se compran más alimentos procesados, no es habitual encontrar historias como la de Gorby. Deseosa por tener su propio huerto, cuando se mudó a la granja empezó a cultivar frutas y verduras frescas, así como flores y plantas. «Teníamos de todo en el jardín», explicó al citado medio, la anciana, que además trabajó como enfermera durante 45 años y educó a cuatro hijos.
Seis décadas de proceso
Fue entonces cuando un buen amigo le regaló las tomateras que con los años la harían famosa. Enamorada del sabor de aquellos frutos, Gorby empezó a realizar el proceso que, sesenta años después, todavía repite en primavera, y que ha ido perfeccionando durante todo este tiempo:
Primero deja secar unas cuantas sobre una servilleta de papel, las planta durante el entretiempo y éstas empiezan a florecer en junio, para recoger el fruto a mediados de agosto. El resultado, explica, son unos tomates gordos, brillantes y, de vez en cuando, con extrañas formas, pero todos igualmente deliciosos.
«A veces, las semillas se convierten en tomates tradicionales gigantes, incluido uno de la cosecha del año pasado«, explica Marody, su hija, que compartió en Facebook una foto de su madre sosteniendo la fruta y se hizo viral. En la publicación, además, la anciana explicaba que lo único que disfruta más que el intenso sabor de sus tomates es regalarlos a sus seres queridos.
A raíz de la incipiente fama de sus frutas, muchas personas contactaron con la familia a través de Facebook para comprar algunas de las preciadas semillas. Pero Gorby, explicaba su hija al 'Washington Post', es un poco supersticiosa, y prefirió regalarlas antes que venderlas.
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