Las clarisas de Belorado piden una prórroga para retrasar su proceso de excomunión
Es el primer gesto explícito de las monjas de reconocimiento de la autoridad del comisario pontificio desde que rompieron con la Iglesia católica
El arzobispado de Burgos les concede cinco días más, hasta el viernes 21 de junio
El proceso de excomunión implica sólo a diez de las quince monjas de Belorado
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La clarisas cismáticas de Belorado, en concreto las tres que han encabezado la rebelión -que tenían hasta este domingo para comparecer ante el Tribunal Eclesiastico de Burgos para ratificarse o retractarse sobre su excomunión-, han solicitado una prórroga al arzobispado, que les ha concedido, alargando el proceso hasta el próximo viernes. Desde la diócesis de Burgos desconocen si la petición responde a una maniobra dilatoria o supone el primer gesto de acercamiento al comisario pontificio, que siempre ha manifestado su voluntad de «tender puentes» y «encontrar las vías adecuadas para alcanzar una solución». En todo caso, lo cierto es que se trata de la primera vez en que explícitamente reconocen en este proceso la autoridad de la Iglesia católica, de la que decían encontrarse fuera al proclamar su ruptura con el Papa el pasado 13 de mayo.
Como ya adelantó ABC, los procesos para decretar la excomunión de la exbadesa, sor Isabel de la Trinidad, sor Sión y sor Paz, tenían un plazo diferente a las otras siete clarisas a las que se les había abierto, diez en total de las 16 que componen la comunidad. Ellas han sido las más activas tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales a la hora de manifestar su posición de ruptura con Roma. Además, fueron las tres que, junto al cura coctelero José Ceacero, se desplazaron hasta Logroño para presentar una denuncia por «abuso de poder y usurpación» contra el comisario pontificio, Mario Iceta, que luego ratificaron en los juzgados de Burgos.
Por esa razones, el plazo que se les había dado para comparecer ante el Tribunal Eclesiástico de Burgos para aclarar su posición era de 10 días naturales, a partir de la notificación realizada por la notaria de Briviesca el pasado 6 de junio. Un plazo que expiraba este domingo y que, según el improvisado portavoz de las monjas, José Ceacero, no estaban dispuestas a cumplir. «Hasta donde yo sé no piensan ir a ningún sitio, y además el tribunal eclesiástico no funciona los domingos», ironizaba en una de sus comparecencias ante la prensa en la puerta del monasterio.
Sin embargo, la amenaza de que se hiciera efectiva la excomunión en que han incurrido al negar la autoridad del Papa e incurrir en el delito de cisma sí parece haber pesado sobre las religiosas y el viernes, por correo electrónico, pedían una prórroga. Al día siguiente, el sábado, el arzobispado les ampliaba el plazo hasta el viernes 21 de junio. De esta forma, se hace coincidir con los 15 días que se habían concedido al resto de religiosas para llevar adelante este trámite (aunque dos de ellas, que no se encontraban en el monasterio cuando compareció la notaria, han sido notificadas más tarde por correo con acuse de recibo).
En todo caso, aunque las prórrogas se han concedido a las tres de forma conjunta, dentro de este proceso administrativo, desde el arzobispado insisten en que lo importante son las comparecencias individuales de cada una de ellas. «En función de de lo que diga cada una de ellas a título individual, y una vez cumplido el plazo, se evaluará y se procederá en consecuencia». Conviene recordar que, de acuerdo a sus declaraciones públicas, las monjas ya habrían incurrido en excomunión 'latae sententiae' - inmediata, sin necesidad de juicio-, y que el procedimiento abierto desde el arzobispado es una oportunidad para que se retracten de su posición y vuelvan a la comunión con la Iglesia católica.
Si esto no ocurriera, y las monjas persistieran en su actitud cismática, el arzobispado firmaría un decreto de excomunión, en un proceso muy similar al que siguió la diócesis de Bilbao con el obispo Pablo Rojas, bajo cuya jurisdicción se encuentran ahora las monjas.
En el caso en que finalmente se consume la excomunión, las monjas quedarían expulsadas de la vida consagrada, de acuerdo al canon 1364, 1 del Código de Derecho Canónico, tal como se les recuerda en la citación que han recibido del Tribunal Eclesiástico. Una circunstancia que les obligaría abandonar el convento en el que ahora viven, que pertenece a la comunidad de clarisas de la que ya no serían miembros. Si decidieran no abandonarlo, el comisario pontificio podría iniciar un procedimiento de desahucio.
Sin embargo, la actitud de las religiosas -a través de Instagram, el único medio que han elegido para comunicarse- no parecía este domingo muy conciliadora. En una historia subida al mediodía mostraban una fotografía del momento de la consagración en la misa presidida en la capilla del monasterio por el obispo excomulgado, Pablo Rojas, asistido por el cura coctelero, José Ceacero. Le adjuntaban una frase: «Oras como crees, crees como oras».
No ha sido el único mensaje del fin de semana. Junto a fotos de algunos de sus animales, en este caso dos cabras, las monjas se despacharon con una cita de san Antonio de Padua, cuya festividad se celebró el jueves que parece encerrar un críptico trasfondo: «La verdad engendra odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio de los demás, echan sobre su boca el manto del silencio... Jamás se debe dejar de decir la verdad, aun a costa de provocar escándalo».
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Un texto con el que estarían intentando justificar las críticas que están recibiendo por sus acciones pero que poco se corresponde con la actitud que han mostrado desde el inicio de esta crisis. A modo de ejemplo hay que recordar que comenzaron afirmando que el Vaticano les impedía la venta un convento, el de Derio, cuando, en la práctica, nunca habían intentado venderlo. De hecho, lo habían hipotecado en 2023 para obtener 720.000 euros de los que, a fecha de hoy, se desconoce su destino.
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