Cien días sin ninguna respuesta tras el incendio de Valencia
Los afectados por el siniestro con diez muertos del edificio de Campanar reclaman una investigación exhaustiva
Más de tres meses después no se han producido avances normativos para prevenir una tragedia de esta magnitud
Incendio de Valencia: los 45 minutos y 800 grados que lo engulleron todo
El viento que se cuela entre ventanas y balcones sin cristales devuelve todavía el olor a quemado. José Javier señala hacia el que fue su hogar familiar hasta el 22 de febrero, cuando al advertir un denso humo negro y una lluvia de fuego tuvo que salir corriendo, junto a su mujer y su hija de 11 años. Desde abajo fueron testigos, con impotencia, de cómo el fuego envolvía sin tregua un complejo de 138 viviendas y sesgaba la vida de diez de sus vecinos.
En el barrio de Campanar, en Valencia, la vida sigue, pero para las dos torres calcinadas, rodeadas de vallas, el tiempo se ha detenido desde aquel jueves a las cinco y media de la tarde. En sólo 50 minutos, una pira descontrolada dejo tras de sí un esqueleto de hormigón que sigue impactando a quienes transitan por la avenida General Avilés. Una vecina de la zona se encargó hace unos días de arreglar los ramos de flores y limpiar los peluches con mensajes de recuerdo para los fallecidos, cuatro de ellos de la misma familia.
«Cuando pasas y lo ves es duro. Recuerdas los momentos que has pasado allí, la infancia de tu hija… Nos hicimos una coraza para salir adelante. Lo importante es que estamos bien los tres. Lo material ya volverá», apunta José Javier, mientras saluda a unos amigos del barrio en el que forma parte de una falla o donde la menor va al colegio.
Es uno de los miembros de Aproicam, la Asociación de Propietarios Afectados por el Incendio de Campanar, cuya intención es rehabilitar el edificio. De ello dependerá también el importe económico que reciban de las aseguradoras. En unas semanas conocerán el resultado del informe encargado a una empresa sobre el alcance de los daños en su estructura. Las primeras inspecciones visuales fueron esperanzadoras, pero las últimas catas no se hicieron hasta hace pocos días. En caso de que el criterio de los técnicos sea favorable a la rehabilitación y no haya que demolerla, los trabajos se prolongarían durante más de dos años.
De momento, la familia de José sigue viviendo, junto a otras ochenta, en la finca que el Ayuntamiento de Valencia puso a disposición de los perjudicados. El 26 de agosto termina la prórroga que el consistorio les ofreció, aunque su intención es mudarse antes a otro piso que están gestionando a pocos metros de su antigua casa. Su sitio está en Campanar.
Contarán para ello, durante el primer año, con una ayuda al alquiler de la Generalitat, que se sumará a la que han recibido para gastos de primera necesidad y a la moratoria de seis meses en las hipotecas de las casas calcinadas. Pasado ese plazo, «para muchas familias va a ser difícil poder compaginarlo» por el elevado precio de la vivienda. «Somos gente normal, clase media trabajadora. Algunos se creen que los que vivíamos aquí éramos todos ricos, porque al principio sacaban coches de lujo que eran del concesionario de abajo. Pero más de la mitad del edificio se vendió durante la crisis inmobiliaria, en 2014 y 2015, por entre 140.000 y 215.000 euros», comenta este maestro de profesión –propietario de un piso en la quinta planta de la torre baja– en referencia a la quiebra de la promotora de la construcción.
Un residencial de lujo, como se promocionaba entonces, que empezó a arder por el incendio accidental en el frigorífico de la vivienda 86 de la octava planta de la torre alta, según el informe de la Policía Científica. Una posible fuga del gas refrigerante –isobutano– combinada con una chispa del aparato, o incluso la propia electricidad estática, habría sido suficiente para que se iniciaran las llamas mientras el inquilino no estaba en casa.
El fuego escapó hacia el exterior y fue subiendo por la cámara que quedaba entre la fachada y los paneles composite de aluminio que la recubrían. La caída del material inflamable del interior de las placas –polietileno– y las fuertes rachas de viento de poniente –de hasta 60 kilómetros por hora– aceleraron su propagación.



En busca del relato
El titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia archivó provisionalmente la investigación quince días después de la tragedia en base a un oficio policial que descartaba la «etiología criminal o delictiva» del fuego, tanto por dolo como por imprudencia. La Fiscalía lo rechazó. En otro auto de principios de abril, el juez recordaba a las partes –más de sesenta personas físicas y jurídicas– que las pesquisas no habían finalizado definitivamente y que estaba a la espera de recibir el informe final de la Científica para poder acordar diligencias. El abogado Ignacio Grau, que representa a las familias de seis de las víctimas mortales, ha recurrido el sobreseimiento ante la Audiencia Provincial, que se pronunciará el 3 de julio.
Considera que la instrucción puede seguir avanzando para resolver cuestiones que se han quedado en el aire. «Los familiares no quieren un culpable, ni venganza. Quieren un relato de hechos que ahora mismo no existe. Saber si hubo otras causas que impidieron que sus seres queridos se salvaran», señala el penalista.
«He pedido que se haga una reconstrucción para determinar, desde el origen del incendio hasta que fallece cada uno, su posición en el edificio y si tuvieron tiempo material para salvarse. Hay gente que murió horas después de iniciarse el incendio y en la torre más alejada ¿Cómo puede ser?», se cuestiona Grau, aludiendo a las llamadas y mensajes de despedida que enviaron las víctimas. Ponen en duda el protocolo general que siguieron los bomberos, defendido por los propios efectivos, ante una situación extraordinaria. Se preguntan, además, si las medidas antiincendios funcionaron: «¿Por qué ardió con esa virulencia?».

Incendio de Campanar
«Cuando pasas y lo ves es duro. Nos hicimos una coraza para salir adelante. Lo material ya volverá»
José Javier
Afectado
Nancy también pide explicaciones. «Si hay alguien que ha hecho las cosas mal, tiene que responsabilizarse. Podríamos haber muerto muchos más. Yo he tenido suerte. Si hubiera estado en mi casa… Es inevitable seguir sintiendo ese nudo en el estómago», explica la presidenta de Ardic, la Asociación de Residentes Damnificados por el Incendio de Campanar, que aglutina a alrededor de ochenta personas. Considera que no hay que distinguir entre propietarios e inquilinos para hacer frente a las consecuencias de la tragedia. El destino del dinero recaudado –alrededor de 114.000 euros– en una campaña de donaciones solidarias ha dividido a las dos entidades surgidas tras el siniestro. Desde Aproicam defienden que el objeto del micromecenazgo siempre fue recontruir el edificio, mientras Ardic pone el foco en la vulnerabilidad de todas las víctimas por igual y en que algunos pisos son propiedad de fondos de inversión.
«Nosotros también hemos perdido parte de nuestras vidas», lamenta Nancy, pues la mayoría de los alquilados no tenía un seguro que protegiera sus pertenencias. Ella residía con su marido y su hija desde 2019, cuando llego a Valencia procedente de Beirut, en una vivienda de la planta once de la torre alta. «El barrio me gusta y se ha volcado mucho con nosotros, pero no volvería ni a vivir en esa finca, ni en ninguna que pueda verla todos los días. No estoy en condiciones de tenerlo tan presente», sostiene sobre lo sufrido. De momento, siguen en un piso del Ayuntamiento.
Las claves
Solución habitacional
Ochenta familias siguen instaladas en la finca que el Ayuntamiento de Valencia puso a disposición de los afectados hasta agosto. Además, 124 han recibido ayudas para gastos de primera necesidad por un total de 902.000 euros.
Causa judicial
El Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia decretó el sobreseimiento provisional de las diligencias, a la espera de un informe policial definitivo, tras descartar la «etiología criminal o delictiva» del incendio. Las víctimas han recurrido ante la Audiencia Provincial.
El futuro del edificio
Los propietarios esperan tener en unas semanas el dictamen de los técnicos que han analizado el estado de la estructura del inmueble, con la vista puesta en rehabilitarlo lo más rápido posible si se dan las condiciones.
Por ese edificio municipal pasó también Óscar, que ha tomado distancia de Campanar, aunque echa de menos a sus vecinos y batallará para volver a la que fue su casa, en la décima planta de la torre baja. Eso sí, no quiere que el complejo vuelva a tener el mismo aspecto. Rememora la confusión de los primeros minutos y la incertidumbre en el hotel al que fueron trasladados los afectados. Horas en las que «no dormía nadie». También recuerda con cariño a Julián, el conserje y «alma de la finca», al que muchos reconocen en su nuevo trabajo en un hospital de la ciudad. En abril, cuando las Cortes Valencianas reconocieron su heorica actuación durante la evacuación de las viviendas, reveló que seguía recogiendo el correo de la oficina de General Avilés para entregárselo a los vecinos en su casa provisional.

Reconstrucción
del incendio
Lugar del suceso
El fuego se desató en un piso de un complejo de viviendas en el barrio de Campanar, en el oeste de la capital valenciana, que en cuestión de minutos quedó envuelto en llamas.
Barrio de
Campanar
Valencia
Edificio incendiado
C/ Rafael Alberti, 2
El complejo residencial
y evolución del incendio
El inmueble construido en el año 2008 contaba con 138 apartamentos y tres plantas de tres párquines subterráneos.
Vivían unos 450 vecinos
El fuego se desató pasadas las cinco de la tarde del jueves en la vivienda número 86, en la séptima planta, que en ese momento se encontraba vacía
12 plantas
Rescate
de la pareja
atrapada
14 plantas
Parcela
de 3.724 m²
Planta
residencial tipo
(14 viviendas)
Revestimiento
de fachada vertical
Aluminio
de 0,5 mm
Núcleo
de relleno
mineral
Secuencia de
la propagación
45 minutos de pánico
17.37h
Se detectan llamas en una vivienda vacía de la séptima planta
17.40h
El fuego se propaga a la sexta planta del edificio
17.51h
Se extienden por la fachada entre el tercer piso y el último
18.17h
El fuego pasa a la torre colindante
18.22h
El incendio envuelve la última planta del segundo edificio
Un rescate «in extremis»
Los bomberos acuden en ayuda de la pareja atrapada, saltan a la terraza colindante
En todo momento refrescan la zona con las mangueras para bajar la temperatura
Logran alcanzar la cesta y descienden sanos y salvos
Fuente: Catrasto, FBEX y elaboración propia
ABC / JdVelasco, C.G. Simón y J.Torres

Reconstrucción del incendio
Lugar del suceso
El fuego se desató en un piso de un complejo de viviendas en el barrio de Campanar, en el oeste de la capital valenciana, que en cuestión de minutos quedó envuelto en llamas.
Barrio de
Campanar
Edificio incendiado
C/ Rafael Alberti, 2
Valencia
El complejo residencial y evolución del incendio
Construido en el año 2008 contaba con 138 apartamentos, locales comerciales y tres plantas de tres párquines subterráneos. Vivían unos 450 vecinos
Rachas de
viento de 60 km/h
Ascensor
panorámico
Se alcanzaron hasta
800ºC de temperatura
14 plantas
12 plantas
Rescate
de la pareja
atrapada
Parcela
de 3.724 m²
Inicio
El fuego se desató pasadas las cinco de la tarde del jueves en la vivienda número 86, en la séptima planta, que en ese momento se encontraba vacía
Planta
residencial tipo
(14 viviendas)
Revestimiento
de fachada vertical
Aluminio
de 0,5 mm
Núcleo
de relleno
mineral
Secuencia de la propagación
45 minutos de pánico
17.37h
Se detectan llamas en una vivienda vacía de la séptima planta
17.40h
El fuego se propaga a la sexta planta del edificio
17.51h
Se extienden por la fachada entre el tercer piso y el último
18.17h
El fuego pasa a la torre colindante
18.22h
El incendio envuelve la última planta del segundo edificio
Un rescate «in extremis»
Los bomberos acuden en ayuda de la pareja atrapada, saltan a la terraza colindante
En todo momento refrescan la zona con las mangueras para bajar la temperatura
Logran alcanzar la cesta y descienden sanos y salvos
Fuente: Catrasto, FBEX y elaboración propia
ABC / JdVelasco, C.G. Simón y J.Torres
Una legislación más dura
Pese a que se terminó de construir en noviembre de 2008, al complejo siniestrado se le aplicó la normativa de 1996 vigente en el momento en el que se iniciaron las obras, mucho más laxa con los materiales inflamables en las fachadas. El Código Técnico de Edificación (CTE), el texto que regula la construcción en España desde 2006, se endureció en este aspecto en 2019, tras el incendio de la Torre Grenfell de Londres. A raíz de la tragedia en Valencia, los expertos abogaron por establecer una línea temporal y revisar edificios construidos con técnicas al de Campanar. El Ayuntamiento y la Generalitat anunciaron la confección de un censo de edificios, en colaboración con los Colegios de Arquitectos, por si fuera necesario implementar medidas de seguridad. Además, el Consorcio de Bomberos de Valencia se ha propuesto revisar un centenar de inmuebles de más de quince alturas en toda la provincia para estudiar sus condiciones en caso de incendio. Se analizarán los hidrantes, la columna seca y la accesibilidad para los camiones, especialmente aquellos con escalera.
Aunque algunos municipios han mostrado interés por ser más exigentes en sus ordenanzas, no se han producido avances a nivel nacional. Hoy en día todavía se permiten algunos revestimientos combustibles –del tipo B, en una escala de la A a la F– en las fachadas y deben instalarse barreras cortafuegos si éstas son ventiladas. ¿Qué pasaría si se detectan problemas en edificios que cumplían la norma pero ahora representan algún peligro? Es el caso de la Torre de Francia, una de las más altas de la capital del Turia. Aunque tiene diferencias estructurales con el incendiado, sus arquitectos han propuesto a los vecinos cambiar las placas de la fachada, con núcleo de polietileno, por otras ignífugas. «La intervención puede ser muy costosa, pero si existe un riesgo habría que encontrar la forma de ayudarles», explica Miguel Ángel Gallardo, Business Unit Director de Rockwool, fabricante de lana de roca para aislamientos y una de las compañías que están impulsando, junto a varias asociaciones vinculadas a la protección contra el fuego, el Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendios.
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Persiguen un cambio regulatorio, puesto que «la legislación española es una de las de las menos exigentes en Europa». Proponen que el CTE considere edificio de gran altura a los de más de 18 metros –frente a los 28 actuales– y exija que toda la fachada esté construida con productos no combustibles. Además, reclaman que se distinga el uso de las construcciones. «Una residencia o un hospital se consideran igual que un edificio de viviendas y las facilidades para evacuar a las personas son muy diferentes. Todos vimos el rescate de una pareja en un balcón del edificio de Valencia. Si hubieran sido personas con movilidad reducida habría sido complicado sacarlos de allí», ejemplifica Gallardo. Advierte también de que incorporar aislantes para cumplir con la nueva directiva europea sobre eficiencia energética no debe empeorar la seguridad preexistente. En paralelo a una posible modificación normativa que se prevé lenta, las víctimas de Campanar piden que no se les olvide en su dura travesía para o
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