El cardenal Omella apela a la «comunión» ante el proceso de elección del nuevo presidente de los obispos
El arzobispo de Barcelona se despide de la Conferencia Episcopal con un discurso de consumo interno, sin referencias a la actualidad social y política
Conferencia episcopal, en directo: última hora de la votación y elección del sustituto del Cardenal Omella hoy
Los retos del nuevo presidente de los obispos: afrontar la secularización, gestión de los abusos y reducción de los seminarios
![El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, saluda a los cardenales Osoro y Omella, bajo la atenta mirada del cardenal Cobo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/03/04/arguello-osoro-omella-cobo-RA6XRLgUbPCMqCKn3wtvQhN-1200x840@diario_abc.jpg)
Comunión. Hasta en once ocasiones ha pronunciado la palabra el cardenal Juan José Omella en su último discurso como presidente de la Conferencia Episcopal Esoañola (CEE), en el que, por primera vez, ha obviado las habituales referencias a la actualidad política y social –que tantos titulares suelen dar– para dirigir sus palabras, casi en exclusiva, a sus hermanos en el episcopado. Un discurso de evidente consumo interno (las palabras más repetidas son «nosotros», 27 veces y «obispos», 24) que hay que enmarcar dentro del proceso electoral que llevará a renovar, entre el martes y el miércoles, toda la cúpula de la Conferencia Episcopal, excepto el secretario general.
Y para fundamentar su planteamiento, el también arzobispo de Barcelona, recurría a citas de los tres últimos papas, en especial de Juan Pablo II, quien en su exhortación apostólica 'Pastores gregis' definió el papel de los obispos. De ese texto, Omella ha extraído párrafos como el que sostiene que «para un obispo, cultivar una espiritualidad de comunión quiere decir también alimentar la comunión con el Romano Pontífice y con los demás hermanos obispos, especialmente dentro de la misma Conferencia Episcopal y Provincia eclesiástica». Una frase que ponía en el contexto de «una bella e importante labor de colegialidad episcopal: la elección de los hermanos que deberán realizar los servicios de presidencia y vicepresidencia de la CEE», explicaba el cardenal.
Y como todo discurso escrito por y para los obispos requiere exégesis y lectura entrelíneas. Porque cuando un presidente, tras cuatro años de mandato, recurre a recordar la necesidad de comunión está apelando a que, a pesar de las diversas sensibilidades que integran el Episcopado, se preocupen en dar una imagen pública de unidad. Aunque tanta insistencia también tiene una derivada inesperada, puesto que supone un reconocimiento implícito de que, en estos últimos años, esa idea de un Episcopado compacto no se ha logrado conseguir.
Así, no es de extrañar que el mismo Omella haya explicado a sus hermanos obispos que «aún consciente del riesgo de resultaros reiterativo, dejadme insistir recordando lo que nos dijo al respecto el Papa san Juan Pablo II: 'Viviendo la comunión episcopal, cada obispo ha de sentir como propias las dificultades y los sufrimientos de sus hermanos en el episcopado'».
Tan implicado en la comunión, Omella hizo escasas referencias incluso a la vida eclesial de estos últimos meses. Una para hablar de lo que él interpreta como «una verdadera primavera del Espíritu Santo en nuestra tierra» en referencia a iniciativas de nueva evangelización. Y otra, más explícita a la cuestión de los seminarios, uno de los temas que deben tratar en esta Asamblea Plenaria. «En nuestra misión de servicio a las Iglesias que peregrinan en España, siempre 'cum Petro et sub Petro', no se nos oculta la gravedad de la hora presente de proceder con generosidad y resolución colegial a la reforma de nuestros seminarios», ha afirmado.
Y aquí, la necesaria referencia al Pontífice ['cum Petro et sub Petro'] en una de las cuestiones que más diferencias genera entre los obispos. Tras encargar una auditoría a dos obispos uruguayos, el Papa citó en octubre en Roma a todos los obispos españoles para pedirles que agrupen los seminarios de forma que el número de aspirantes al sacerdocio sea al menos de unos 25. «Si somos cinco en la diócesis, esto no es un seminario, es un movimiento parroquial», ha llegado a decir el Papa sobre la cuestión. Además, también les reclama que actualicen los criterios en la formación que van recibir los futuros sacerdotes.
Sin embargo, un cambio de este tipo implica que los seminarios más pequeños se vean obligados a fusionarse con los más cercanos, una idea a la que no parecen muy dispuestos algunos de los obispos implicados, muy celosos de perder la posibilidad de influir de forma directa en la formación de sus futuros sacerdotes. Un conflicto difícil con el que tendrá que lidiar el nuevo presidente que salga elegido el martes, tanto en su papel de mediador entre los obispos y como entre éstos y la Santa Sede.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete