Los bisexuales españoles salen del armario: «No, no soy heterocuriosa»
En los años 80 y 90, fueron tachados de «viciosos» por unos y de «cobardes» por otros. Según el último CIS, casi uno de cada cuatro jóvenes dice sentirse atraído por ambos sexos, siendo más las mujeres que los hombres que se declaran bisexuales
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La primera vez que a Álex Robles le empezó a gustar un chico tuvo que escuchar comentarios como «ya se te pasará» o «eso de la bisexualidad es una fase». Todo el mundo parecía exigirle que se decidiera entre ser gay o hetero, ... pero él no se sentía del todo a gusto ni en una acera ni en la otra. O, más bien, estaba cómodo en las dos. Echando la vista atrás, cuenta que, aunque siempre «tuvo pluma», cuando era un adolescente salió con varias chicas. Hoy, con 30 años cumplidos y ya lejos de la pubertad, este zamorano se sigue sintiendo atraído por ambos sexos. Álex forma parte de ese 5,9% de españoles que, según el último CIS sobre relaciones sexuales y de pareja, se declara bisexual. Un porcentaje que ya supera al de homosexuales (2,8%) y que ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos cuatro años: en 2021 sólo se reconocía como bisexual un 2,3% de la población.
Cambio de paradigma
Pero si hay un dato que está dando que hablar de este último estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas es el que atañe a los jóvenes: casi uno de cada cuatro (un 23,6%) de entre 18 y 24 años dice sentirse atraído tanto por hombres como por mujeres. La sociedad española, además, cree de forma mayoritaria (un 62,6%) que una persona pueda variar sus preferencias sexuales a lo largo de su vida. Esta creencia no siempre fue así. En la década de los 80, incluso en los 90, los bisexuales eran juzgados tanto por gays como por lesbianas como una especie de traidores, como personas cobardes que «por temor, no se atrevían a salir del armario», explica Luis Robledo, que dirige el comité de investigaciones sociológicas de las sexualidades de la Federación Española de Sociología (FES). Sin embargo, dice, «el 'bi' también era visto como alguien vicioso, desde el prisma de los heterosexuales».
Este sociólogo cree que no es que ahora haya más bisexuales que antes, sino que ahora estos se atreven a «salir del armario». Además de que los jóvenes se encuentran con una sociedad más abierta en el momento de la vida en el que más se explora. ¿De verdad a uno de cada cuatro le gustan tanto hombres como mujeres? Sí, para la mayoría de expertos consultados por este periódico.
«Ante un micrófono como el del CIS –y sin ninguna intención de engañar–, las personas de esa edad dicen lo que 'se espera' que digan»
Sin embargo, el filósofo y antropólogo José María Barrio es algo más escéptico con el dato y considera que existe una especie de caldo de cultivo social que les empuja a querer formar parte de la comunidad LGTB. «Desde hace años se ha producido la colonización del espacio escolar y universitario por parte de estos movimientos y, como profesor, veo un nivel de autocensura en los jóvenes que me deja perplejo. Ante un micrófono como el del CIS –y sin ninguna intención de engañar–, las personas de esa edad dicen lo que 'se espera' que digan», opina.
En cualquier caso, en lo que se refiere a atreverse, parece que existen diferencias entre ellos y ellas. Hay casi el doble de mujeres (7,5%) que de hombres (4,1%) que se definen como bisexuales. Cabe preguntarse, entonces, si es que las chicas tienen algún tipo de tendencia a la bisexualidad o si, por el contrario, lo que ocurre es que a los hombres les cuesta más reconocerse como tal. Hay disparidad de opiniones. Para el sociólogo Luis Robledo, esta diferencia tendría que ver con el concepto tradicional de masculinidad y de feminidad. Lo femenino, indica, se relaciona con la afectividad y la cercanía, de manera que los vínculos entre dos mujeres que alcanzan una gran intimidad refuerzan el estereotipo. Muy al contrario, los hombres son más reacios a reconocer cualquier tipo de relación con otro hombre porque históricamente «se habría visto como una debilidad». Es decir, para este profesional, no es que haya más mujeres que hombres bisexuales, sino que a ellas les cuesta menos decir que lo son. Sin embargo, el psicólogo y sexólogo Roberto Sanz cree que no podemos pasar por alto el hecho de que la sociedad haya erotizado mucho más el cuerpo femenino. El físico de la mujer atraería, aunque sólo fuera de forma estética, a ambos sexos.
«En el universo lésbico hay una eterna pregunta que se dirige a las bisexuales: '¿En serio no te da asco besar a un hombre?'»
Noelia Salido, mujer, bisexual y activista, argumenta que, además, los hombres heterosexuales han solido relacionar la bisexualidad femenina con «la posibilidad de hacer un trío y cumplir sus fantasías sexuales». Esta «hipersexualización» de las chicas que se sienten atraídas por hombres y por mujeres molesta a muchas lesbianas. De hecho, se ha popularizado el término 'gold lesbian' (lesbiana de oro), algo así como las mujeres homosexuales pura sangre que se diferencian de las chicas que se enamoran o mantienen relaciones con otras mujeres pero también con hombres. Esta terminología, dice Salido, ataca el historial amoroso de las chicas bisexuales e incluso de las lesbianas que han tenido experiencias con chicos. «Rápidamente nos califican como heterocuriosas y no reconocen nuestra identidad. No, no soy heterocuriosa, soy bisexual», clama esta activista. Además, asegura que en el universo lésbico hay una eterna pregunta que se suele hacer a la mujer que se declara bisexual: '¿En serio no te da asco besar a un hombre?'». Noelia cuenta que la primera vez que tuvo una experiencia con mujeres fue a los 16 años, cuando entre tres amigas decidieron besarse. «A mí no es sólo que no me molestara, sino que me gustó. Ellas hicieron como si no hubiera pasado nada, pero a mí se me quedó el gusanillo. Yo misma me he cerrado muchas veces las puertas del armario, pero me he equivocado».

No es fácil ser bisexual dentro del universo LGTB. De hecho, aún sigue existiendo, según refiere Álex Robles, una fuerte 'bifobia' en nuestra sociedad. En Estados Unidos se han realizado varias investigaciones que relacionan la bisexualidad con problemas de salud mental. En concreto, según un informe de la oenegé Trevor, los bisexuales adolescentes experimentan más sentimientos de tristeza y pensamientos suicidas que los que se identifican como heterosexuales o gays. Lo 'bi' no está tan normalizado como lo 'homo'.
La fluidez de Kinsey
La primera vez que se habló de una sexualidad más fluida fue en 1948, con la publicación de la conocida como Escala de Kinsey. El biólogo Alfred Kinsey estableció siete niveles diferentes de comportamientos sexuales y distintos grados de bisexualidad. Fue muy novedoso para la época, puesto que fue el primer estudio que plasmaba esta fluidez y se alejaba de la monosexualidad. Esto, traducido, quiere decir que un bisexual no es alguien que se enamora y se siente atraído por los dos sexos en una proporción 50-50. Si alguien, a lo largo de su vida, ha mantenido relaciones con un 30% de mujeres y con un 70% de hombres también es bisexual. Fue Sigmund Freud el que, en su teoría psicoanalítica, planteó que todos los seres humanos somos bisexuales en origen.
«Todo en la comunidad LGTB es muy identitario y por eso el bisexual molesta e incomoda»
Pero la propia liquidez de la sexualidad hace difícil establecer cualquier dogma respecto a la misma. En este sentido, el sociólogo Luis Robledo señala: «Que tengas prácticas bisexuales no quiere decir que lo seas y 'viceversa'». Es decir, si, por ejemplo, una mujer bisexual nace en un contexto rural en el que sólo tiene la oportunidad de relacionarse con hombres, no es menos bisexual que la universitaria que sale de fiesta y se besa con varias mujeres.
La sexóloga Aitzole Araneta, de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), señala que para algunos puede resultar indiferente el sexo de la persona con la que mantiene un encuentro erótico puntual y que, sin embargo, sea determinante a la hora de adquirir un compromiso o construir una familia. «Todo en la comunidad LGTB es muy identitario y por eso el bisexual molesta e incomoda», expresa Álex Robles. «La realidad es que hay tantas sexualidades, con tantos matices y maneras de vivirse, como seres sexuados existen», resume Araneta. Quizá ese sea el único dogma válido.
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