Drogas, alcohol y «balconing»
En lo que va de año nueve jóvenes han perdido la vida en España tras arrojarse al vacío desde el balcón de la habitación del hotel. Es la última locura ideada para completar una noche de juerga y muchas copas de más
La práctica del «balconing» ha dejado de ser un hecho poco más que anecdótico en un destino turístico de primera línea como Baleares para, de forma inesperada e incomprensible, pasar a convertirse este verano en un grave problema que, cada vez con mayor regularidad, va acaparando las páginas de sucesos de los diarios, con noticias que hablan de jóvenes turistas heridos y en algunos casos incluso también fallecidos al precipitarse al vacío desde los establecimientos en los que se alojan o pasan sus vacaciones, mayoritariamente hoteles y apartamentos.
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«Hazañas» por Youtube
El término coloquial de «balconing» se aplica tanto al hecho de quien quiere pasar de una habitación a otra a través de un balcón, como, sobre todo, a la moda de las personas que se lanzan desde las terrazas de sus respectivas habitaciones a la piscina interior con que cuenta el establecimiento en el que se encuentran hospedados. Muchas veces el salto sale bien y el saltador acaba en el agua o agarrado al otro balcón, pero otras veces sucede lo peor y se estrella contra el suelo.
En este sentido, cada vez es mayor el número de jóvenes que muestran sus «hazañas» a través de Youtube y de internet en general, que a su vez son reproducidas luego por otros medios de comunicación, lo que puede estar contribuyendo, paradójicamente, al incremento de esta absurda práctica que no para de cobrarse vidas.
El perfil o retrato robot de los aficionados al «balconing» es el de un turista joven, normalmente varón, menor de 30 años (próximo a los 25) y habitualmente de nacionalidad británica, que está pasando una semana de vacaciones en las Islas. El detonante de este inexplicable y pernicioso modo de divertirse suele ser, normalmente, el haber pasado una noche de juerga y copas, combinando alcohol y drogas, lo que en no pocas ocasiones suele concluir de madrugada con una llamada a los servicios de Urgencias, en concreto nueve en lo que llevamos de agosto.
Las dos últimas caídas se han producido esta misma semana, una en un hotel de Mallorca, la de un turista rumano de 23 años, y otra en un apartamento de Ibiza, la de un turista español de 26 años, aunque en ambos casos el suceso no ha acabado, por fortuna, con un desenlace fatal, pues se espera que los dos jóvenes puedan recuperarse satisfactoriamente de sus heridas y contusiones. Mallorca e Ibiza son, precisamente, las dos islas más afectadas por este tipo de incidentes, que también se están produciendo, sin embargo, en otros puntos turísticos de España.
«Es un destino seguro»
La consejera de Interior del Gobierno balear, la socialista Pilar Costa, daba a conocer hace unos días que a lo largo de este año han fallecido un total de nueve personas tras haberse precipitado al vacío, lo que no necesariamente quiere decir que en todos los casos podamos hablar de las trágicas consecuencias del «balconing». En cualquier caso, la consejera de Turismo y Trabajo, Joana Barceló, también del PSOE, recordaba la pasada semana que Baleares «es un destino seguro», al mismo tiempo que abogaba por el rigor a la hora de hablar sobre este fenómeno.
En los últimos días, algunos de los principales responsables del sector turístico balear, como la gerente de la Federación Hotelera de Mallorca, Inmaculada de Benito; el portavoz de la Asociación de Hoteleros de Magaluf y Palmanova, Joan Espinosa, o el presidente de la Federación Hotelera de Ibiza, Juan José Riera, se han expresado en los medios locales en el mismo sentido, recordando que todos los establecimientos no sólo cumplen las medidas de seguridad establecidas, sino que en algunos casos se ha optado de forma voluntaria por incrementarlas, por ejemplo acristalando balcones con mamparas.
Mamparas y concienciación
Una posible medida complementaria a todas esas iniciativas podría ser, según los hoteleros, la de llevar a cabo campañas de concienciación sobre los peligros de la práctica del «balconing», para que la situación pueda ser reconducida y para que al hablar de Baleares vuelva a hablarse esencialmente de sus muchos atractivos turísticos.
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