Argüello arremete: «La iniciativa para regularizar a inmigrantes es crucial para que el Estado no se reduzca a una banda de ladrones»
El presidente de la Conferencia Episcopal demanda que el martes se debata, al menos, la ILP respaldada por 700.000 firmas y 900 entidades sociales
La Iglesia católica respalda la Iniciativa Legislativa Popular que pide la regulación extraordinaria de extranjeros
El presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, en una foto del pasado mes de marzo
La llegada de Luis Argüello a la presidencia de la Conferencia Episcopal parece haber impreso una nueva forma de entender la presencia pública de los obispos ante la problemática social. Del perfil bajo de las etapas de Blázquez y Omella, con tímidas y extemporáneas reacciones a la actualidad política, hemos pasado a la intervención directa, tanto con documentos conjuntos como claras intervenciones en las redes sociales. Es el caso del abierto apoyo a que los políticos aprueben, para su discusión, la ILP que propone la un proceso extraordinario para la regularización de los emigrantes residentes en España desde 2021, que el Congreso tiene que decidir, si acepta o no a trámite, este martes 9 de abril.
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, y arzobispo de Valladolid, además de promover el pasado viernes un poco habitual documento común junto con otras instituciones de Iglesia, como Cáritas y CONFER, para reclamar «diálogo» a los grupos políticos y recordarles que «resultaría incomprensible» que, al menos, no debatieran la propuesta, ahora interviene de forma directa, a través de un argumentario distribuido en su cuenta de X.
Respaldo de 900 asociaciones
En concreto, Argüello alude a cuatro puntos. El primero, señala que esta iniciativa afecta a «la regeneración de nuestra democracia por la acogida de una impresionante iniciativa del pueblo (Demos)», en referencia a que la propuesta presentada ante el Congreso por la Plataforma Esenciales cuenta con el respaldo de más de 700.000 firmas y el apoyo de 900 asociaciones. El presidente del Episcopado entiende, además que lo que está en juego «una cuestión ética basada en la dignidad sagrada de toda vida humana, imprescindible para que el Estado no se reduzca a una 'banda de ladrones'», una referencia a la máxima de san Agustín: «Un estado sin justicia sería una banda de ladrones».
Además, hace una referencia explícita a las personas beneficiarias de esa posible medida al recordar que «la situación de casi 500.000 personas que ya viven- malviven entre nosotros- trabajan, y participan de nuestra sociedad». En ese sentido, recuerda que «regularizar» es hacer normal en el Estado lo que ya es normal, aunque con las limitaciones de la ilegalidad, en nuestra sociedad».
Más allá de la decisión concreta de regularización a ese medio millón de emigrantes, el presidente del Episcopado introduce también en el debate la «necesidad de abordar la cuestión migratoria como signo del mundo global en su conjunto». Y entre ellos señala cinco puntos como «las causas económicas y políticas de las migraciones al servicio de un modelo». También condena la situación de «las mafias que deben ser denunciadas combatidas», si olvidarse de hacer autocrítica al «cuestionar la involuntaria colaboración con sus objetivos criminales de muchas de las organizaciones compasivas, también las de la Iglesia».
No se olvida de la necesaria «acogida en nuestros países para acompañar, promover e integrar, desde la necesaria regulación de los flujos», pero recuerda que «una sociedad no puede acoger, acompañar, promover e integrar a todos los que llegan», pero; «sí debe promover una respuesta internacional para todos». Además, recuerda que la problemática migratoria es una arista más de la «cuestión demográfica de nuestro países». «Europa rechaza a inmigrantes y aprueba el aborto como derecho humano. Ambas decisiones suponen un desprecio de la dignidad humana.Nuestro invierno demográfico es cultivado y los migrantes son reclamados y rechazados», condena. En ese sentido también cuestiona las corrientes culturales y políticas que dominan en el globalismo actual que utiliza los flujos migratorios y las políticas de salud reproductiva al servicio de un capitalismo moralista y uniformador que juega con los reemplazos poblacionales como forma salvaje de biopolítica».
Por último, Luis Argüello hace un llamamiento a la sociedad, y en especial a los grupos políticos, para «superar una polarización provocada por intereses politiqueros y abordar conjuntamente cuestiones nucleares para el bien común desde la escucha de todos, el diálogo y el pacto que asegure el respeto a la dignidad humana y el acercamiento al bien común nacional y global».
El escrito es, en la práctica, un compendio del pensamiento de Luis Argüello que ya ha anticipado en numerosas ocasiones a través de escritos, entrevista y sus aportaciones en redes sociales y que, en lo referente a la presencia de la Iglesia católica en la vida pública está recogido en el documento 'El Dios fiel mantiene su alianza', presentado por la Conferencia Episcopal en enero de 2023 y del que Argüello es su principal autor intelectual. Un texto que, a la vista de los hechos, habrá que tener en cuenta como hoja de ruta para los próximos cuatro años en que Argüello va a estar al frente del Episcopado
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