Ana, vecina de Alfafar: «Ayer se llevaron el cadáver de una chica que estuvo más de 15 horas tirada entre escombros»
Una vecina de una de las localidades valencianas más afectadas por la DANA lamenta que hay coches amontonados en los que no saben si hay personas atrapadas
Última hora de las inundaciones por la DANA, en directo
La situación vivida en las últimas horas en la Comunidad Valenciana mantiene a los vecinos de los municipios más afectados al límite. Nunca podrán olvidar las imágenes que están viendo cuando bajan a la calle ni los contantes sonidos de sirenas que desde el pasado martes no dejan de repetirse a su alrededor. Ana, vecina de Alfafar, una de las localidades donde ha impactado la DANA, teme por la cantidad de personas que continúan desaparecidas y de las que no se conoce si siguen vivas. La dificultad para rastrear la zona y llevar a cabo las tareas de rescate le hace sospechar que a escasos metros de su casa, entre los coches apelotonados, haya cadáveres de personas. «Desde mi ventana veo varios coches amontonados en los que no sabemos si hay gente o no. Nadie ha venido a comprobarlo», explica a ABC en conversación telefónica, en la que no puede ocultar el nerviosismo y shock que aún arrastra por todo lo vivido.
La llegada de las riadas, cuenta esta vecina, le pilló ya cerca de casa, pero en cuestión de minutos fue a más. «Me avisó mi hermano de que el barranco de Catarroja se había desbordado. Cinco minutos antes había hablado con él y me había dicho que aún quedaban 3 metros para que desbordase, fue rapidísimo», relata Ana, que explica además que poco después perdió el contacto con su hermano, residente en el municipio vecino al suyo, y no fue hasta ayer por la tarde cuando este pudo ponerse en contacto con la familia para informar de que estaba bien. «Solo en su manzana, que son 200 metros, ha habido al menos 14 personas ahogadas en los garajes», lamenta.
Pero esta vecina también cuenta con la respiración entrecortada otra imagen que no cree que pueda olvidar. «Aquí no ha venido nadie todavía. Ayer se llevaron el cadáver de una chica de unos 17 años que estuvo más de 15 años tirada en la acera entre escombros. Ha sido horroroso verlo. Le pusieron una manta por encima... Solo en mi calle hemos visto cuatro cadáveres», lamenta. Ana cree además, por lo que está viendo en su alrededor y en el de sus familiares, que las cifras de fallecidos que se conocen hasta el momento están aún muy lejos de la realidad. «Van a ser muchísimos más. Esto es horroroso».
Ana se acuerda a la perfección de lo que hizo antes de que el agua inundara con fuerza las calles. Una de las primeras cosas fue ir a avisar a su hermana, que trabaja en una farmacia cercana a su casa, para que se fuera a su vivienda. Ya de camino, empezaron a notar con más fuerza los efectos de la DANA. «De repente teníamos agua hasta por la cintura. No te imaginas la fuerza con la que va, te arrastra... íbamos cogiéndonos como podíamos en las barandas, en las rejas de las puertas... creíamos que se nos llevaba el agua, pero pudimos llegar arrastrándonos y cogiéndonos». La alerta a los móviles informando sobre esta emergencia, afirma, les llegó cuando el agua ya había alcanzado un nivel importante.
«Era un cementerio de coches»
Una vez en su domicilio, desde su ventana solo oía gritos y sirenas y personas intentando escapar de las consecuencias. «No había vías, habían desaparecido. Era un cementerio de coches. Una marea de coches con gente gritando... Ahora hay montones, hay igual 100 coches unos encima de otros», dice. Insiste Ana en que no se sabe si en los vehículos quedan personas que quedaron atrapadas. «Nadie ha mirado ahí y ya llevan dos días». Los vecinos, dice esta mujer, no se atreven a acercarse porque temen que estas torres de coches puedan derrumbarse en cualquier momento.
Más allá de los daños materiales, que en estos momentos quedan en segundo plano pese a que la mayoría han perdido sus coches y buena parte de sus enseres, Ana celebra que todos sus familiares están bien, aunque la angustia le sigue acompañando. Dormir estos días no es tarea fácil. Aunque en su edificio han recuperado la electricidad de forma intermitente, siguen sin agua, por lo que todavía no pueden limpiar los destrozos.
Pero Ana cree que esta tragedia, aunque saca a relucir el lado malo de algunas personas, saca también la humanidad y solidaridad de otras muchas personas. «Me está llamando mucha gente de Valencia ciudad por si necesitamos algo, para intentar traérnoslo. Pero es mejor que no vengan. Hay gente maravillosa», apunta.
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