Ana María Lajusticia: la pionera que fue humillada por un médico en televisión pero levantó un imperio con sus convicciones
La química bilbaína ha fallecido este jueves a los 100 años de edad tras toda una vida fiel a sus estudios y convicciones que le llevaron a crear tendencia en salud y nutrición
Muere a los 100 años la química Ana María Lajusticia, pionera del uso del magnesio como complemento alimenticio
'El magnesio, clave para la salud'. Este libro, publicado en 1979, no sólo es el primero de Ana María Lajusticia, quien ha fallecido este jueves en Madrid a los 100 años, sino el estudio que le cambió la vida y la convicción con la que creó su imperio.
Nacida en Bilbao en 1924, esta química descubrió en el magnesio un complemento idóneo para mejorar la salud y ayudar a sobrellevar enfermedades concretas, como la diabetes que padecía y le sirvió también para despojarse del corsé de varillas con el que había vivido más de dos décadas.
Una alimentación equilibrada, rica en proteínas y apoyada por el magnesio eran la clave, su clave. Y ahí comenzó todo. Pero mucho antes de que Ana María comenzara a tejer las redes de lo que acabaría siendo una marca internacional, ya había dado pasos firmes en un mundo de hombres.
La Guerra Civil golpeó fuerte a su familia, que se trasladó a Madrid tras el fallecimiento del padre de Ana María en 1937.
Ya en la capital cursó sus estudios de bachillerato y, en el año 1942, entró a estudiar Químicas en la Universidad Complutense, cuando las ciencias eran aún un campo en el que las mujeres no tenían mucho espacio.
Cinco años después, Lajusticia no sólo logró ser una de las primeras féminas en acabar la carrera sino que lo hizo con honores y pasó en poco tiempo a figurar como jefa de los laboratorios Minersa.
No fue hasta tres décadas después, ya en los 70, cuando empezó a cuestionarse sobre la alimentación que llevaba y las carencias de la misma, además de un exceso en su día a día de hidratos de carbono que llevaron a la química a adentrarse en estudios de nutrición.
Su experiencia personal para hacer crecer su marca
En 1979 sale a la luz el libro con el que iniciábamos este texto y entonces comenzó todo.
«El descubrimiento en la propia piel de lo mucho y bueno que puede hacer una alimentación corregida y ajustada, convirtió a la vasca en el paladín de la causa del magnesio y de otros elementos que tanto bien hacen a nuestra salud», detallan en su biografía oficial.
Esa experiencia personal que avalaba con más veracidad sus afirmaciones fue la chispa que encendió el éxito. Nacía la marca 'Ana María Lajusticia'.
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Una humillación pública y un bache en su éxito
Este éxito de décadas, sin embargo, no ha estado exento de detractores ni de altibajos en los que llegó a peligrar su continuidad como empresa.
Parte de la comunidad científica le dio siempre la espalda y fue muy sonado su enfrentamiento con el doctor Francisco Grande Covián, amigo y colega de Severo Ochoa, durante el programa 'La clave' de La2 de TVE que presentaba José Luis Balbín.
En esa tertulia, el afamado nutricionista e investigador, la tachó de farsante, lo que hizo que sus emergentes productos empezaran a ser mirados con recelo.
Covián estaba convencido de que Lajusticia era una «indocumentada e irresponsable», tal y como mencionó en uno de sus libros. El tiempo, lo cierto, es que le ha quitado la razón.
La salvación del deporte y un legado gigantesco
Y es que el empleo de magnesio y colágeno está más de actualidad que nunca y puede encontrarse en infinidad de centros especializados y hasta supermercados, haciéndose eco de una idea, un estudio, un trabajo que en España comenzó con Ana María Lajusticia.
Tras el incidente en 'La clave' y sus repercusiones negativas, el deporte sirvió de salvavidas para la empresa, dados los efectos positivos en cuerpos trabajados y exigidos de los productos que vendían.
El curso de la vida cambió de nuevo y la repercusión de Lajusticia creció de nuevo hasta el gigante que conocemos en nuestros días. Sus pasos en un mundo que no iba a darle facilidades terminaron haciendo un camino que ya queda transitable para siempre.
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