Alarma por el récord de ataques a iglesias católicas en EE.UU.
El senador Marco Rubio pide a Joe Biden que tome medidas urgentes y ponga a trabajar a la fiscalía

La misma semana en que el Supremo de Estados Unidos invalidó la legalización del aborto hasta que el feto fuera viable, en junio de 2022, hubo 15 ataques a Iglesias católicas en el país. En su mayoría fueron pintadas y daños menores a estatuas, ... pero en algunos casos extremos, como el de la Iglesia de San Colomano de Turingia, en la Virginia Occidental, el templo fue quemado totalmente, reducido a escombros en un fuego intencionado.
Aquel incidente fue el pico de una campaña de ataques a templos católicos que se ha intensificado desde que estallaran las protestas raciales de 2020, y justo cuando ha pasado a ocupar el Despacho Oval de la Casa Blanca un presidente católico practicante. Ahora, otro católico destacado, el senador republicano Marco Rubio, ha pedido formalmente por carta al presidente Joe Biden que investigue esa ola de ataques, que suman ya 404 en marzo de 2024, y que ordene a la fiscalía que tome medidas.
«Estos ataques motivados religiosamente rara vez resultan en consecuencias para los infractores y son parte de una tendencia más amplia de activistas fanáticos que se enfocan en instituciones religiosas. Exijo que hable sobre el creciente número de ataques a iglesias católicas y haga de la investigación y persecución completa de estos incidentes una prioridad urgente para su administración», escribió el senador Rubio.
La organización conservadora Catholic Vote y la Conferencia Episcopal Americana han contabilizado 404 ataques a iglesias católicas desde mayo de 2020, el año en que estalló la protesta racial contra Donald Trump. En Washington capital, por ejemplo, hay registrados seis ataques: una estatua de la Virgen María bañada en pintura roja, una estatua de San Antonio de Padua decapitada y derrumbada, una esvástica pintada en la puerta de la Iglesia de la Anunciación, y el incendio de la parroquia de santa Juana de Chantal en Bethesda.
En realidad, según esa misma organización, los ataques a iglesias católicas se han intensificado después de que el 24 de junio de 2022 el Tribunal Supremo de Estados Unidos invalidara su propia sentencia de 1973 que permitía el aborto hasta la viabilidad del feto.Seis de los nueve magistrados —John Roberts, Clarence Thomas, Samuel Alito, Sonia Sotomayor, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett— son católicos.
Biden es el segundo presidente católico de la historia de EE.UU., tras John Kennedy, asesinado en 1963 y cuyo funeral tuvo lugar en la catedral católica de San Mateo, cerca de la Casa Blanca. El presidente Biden acude cada domingo a misa en una parroquia del barrio de Georgetown, la de la Santa Trinidad, donde suele conversar con otros feligreses y pedir opiniones sobre sus políticas y planes de futuro.

Cuando era vicepresidente, Biden solía invitar a otros católicos a la Casa Blanca y cada Miércoles de Ceniza aparecía en reuniones y consejos de ministros con la marca de la cruz sobre la frente. En aquella época, Biden se oponía al aborto, algo que cambió cuando ascendió a la presidencia en 2021. En cambio, fue uno de los primeros políticos demócratas en la Casa Blanca en apoyar abiertamente las uniones entre personas del mismo sexo por la vía civil, algo que hizo en 2012.
En la carta fechada el 5 de marzo, el senador Rubio, quien también es católico practicante, afirmó que estos ataques no son aleatorios, sino que están motivados por una animosidad profunda hacia las instituciones religiosas y las personas de fe. Rubio destacó que estas agresiones rara vez se traducen en penalizaciones para quienes las cometen y pidió que Biden haga de la investigación y persecución completa de estos incidentes una prioridad urgente de su administración.
Dijo el senador: «Como presidente, usted tiene el deber constitucional de asegurarse de que las leyes se ejecuten fielmente. La prioridad número uno de su administración debería ser proteger y defender a cualquier grupo de la violencia. Sin embargo, la pasividad de su administración hace que las personas de fe en todo EE.UU. duden seriamente si usted está dispuesto y es capaz de defender a la Iglesia Católica y a sus feligreses».
Ku Klux Klan contra los católicos
EE.UU. es un país con un dilatado historial de agresión a los católicos. En el siglo XIX, cuando se intensificó la inmigración desde países católicos como Irlanda e Italia, la mayoría protestante se resistió. Los primeros panfletos del Ku Klux Klan, preservados en el museo de la inmigración de Ellis Island, en Nueva York, reflejan una persecución a los católicos, a los que se retrataba como animales, esbirros de naturaleza inferior a la de los protestantes, que actuaban como infiltrados de un Papa de Roma que aspiraba a controlar la política estadounidense. Más tarde, ese mismo KKK pasaría a perseguir judíos y negros.
En otra misiva, Rubio y otros compañeros en el Senado, como Josh Hawley y Mike Braun, condenaron la negativa de Biden a amonestar al Gobierno de Nigeria por el exterminio sistemático de católicos en el país. En Navidades, extremistas islámicos saquearon villas y asesinaron a casi 150 personas católicas en ese país africano.
«Seguimos muy preocupados por el deterioro del estado de la libertad religiosa en Nigeria y el fracaso continuo de su gobierno en responder adecuadamente utilizando las herramientas a su disposición», afirmaron en la carta. «Durante una temporada navideña que debería haber estado repleta de alegría y paz, los cristianos en varias aldeas agrícolas nigerianas enfrentaron una de las masacres más mortíferas en la historia reciente del país», añadieron.
Por la izquierda, Biden también se enfrenta a críticas de grupos demócratas católicos que condenan su negativa a pedir un alto el fuego en Gaza, después de la destrucción de iglesias por parte del ejército de Israel y la muerte de miles de palestinos católicos.
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El 20 de octubre, una treintena de parroquias y grupos católicos escribieron una carta a Biden pidiendo que actúe como «un agente de paz y llame a un cese al fuego humanitario en el conflicto entre Israel y Hamás. Como personas de fe, condenamos los ataques mortales de Hamás y la toma de rehenes el 7 de octubre, así como la violencia de represalia de Israel contra la población de Gaza. Lamentamos la pérdida de todas las vidas».
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