Adiós al cigarro y la pinta en la terraza del pub: Reino Unido considera prohibir fumar en espacios al aire libre

Y es que el tabaco, que se lleva tantas vidas cada año en Reino Unido, no ha sido un enemigo fácil de vencer. En 2022, las cifras mostraron que aproximadamente 6,4 millones de británicos fuman, lo que representa el 12,9% de la población adulta. Sin embargo, detrás de estos números hay una realidad aún más devastadora: el tabaco es responsable de la muerte de dos tercios de los fumadores a largo plazo.

Se estima que provoca 80.000 muertes anuales en el país y contribuye a 408.700 hospitalizaciones sólo en Inglaterra. Starmer, consciente de esta enorme carga sobre el sistema de salud, ha señalado que se deben tomar decisiones difíciles. «Es una causa prevenible de muertes», declaró, «y debemos actuar para reducir la carga sobre el NHS (el sistema nacional de salud) y sobre los contribuyentes».

La idea de prohibir fumar en espacios abiertos ha sido recibida con entusiasmo por los defensores de la salud pública. Según Deborah Arnott, directora ejecutiva de la organización benéfica 'Action on Smoking and Health' (ASH), «el público espera no tener que respirar humo de tabaco en lugares como áreas de juegos infantiles y áreas de fuera de pubs, restaurantes y cafeterías». Pero Arnott también hizo hincapié en la importancia de ofrecer espacios donde los fumadores puedan hacerlo al aire libre, en lugar de ser empujados hacia el interior de sus hogares.

Sin embargo, esta propuesta también ha encendido las alarmas en la industria de la hospitalidad, que ya enfrenta retos colosales tras la pandemia y la crisis económica. Michael Kill, director ejecutivo de la 'Night Time Industries Association', fue directo al expresar su preocupación: «¿Estamos al borde de convertirnos en un estado niñera?». Para Kill, el impacto en el sector sería devastador, ya que muchos de los 6.4 millones de fumadores disfrutan socializando en los 'beer gardens'. «Debemos preguntarnos si un enfoque así realmente está en el interés público o si corre el riesgo de sobre-regular a costa de la viabilidad empresarial y la libertad personal», advirtió.

Lisa Burrage, dueña de un pub en Salisbury, expresó a la prensa que «esto será otro obstáculo que tendremos que enfrentar en la hospitalidad y es uno que podríamos evitar». La preocupación también radica en el impacto que esta medida podría tener en las comunidades. Burrage señala que si los clientes no pueden fumar en las terrazas y jardines de su pub local, es probable que se trasladen a las aceras, perturbando así a los residentes.

Nigel Farage, líder de 'Reform UK' y una figura polarizadora en la política británica, hacriticado ferozmente la propuesta: «Es una intromisión del gobierno a una escala absolutamente ridícula», declaró Farage. En su opinión, si la prohibición se implementa, «será la sentencia de muerte para los pubs». Farage representa a una corriente de pensamiento que ve esta medida como un ataque a las libertades individuales, una intromisión innecesaria en la vida de los ciudadanos británicos.

El debate no se limita a la política y la economía. También hay implicaciones sociales y culturales. Para muchos británicos, el 'beer garden' es más que un lugar para beber y fumar. Es un espacio donde las conexiones se fortalecen, donde se cuentan historias y se construyen memorias. Los críticos temen que una prohibición de fumar aleje de la vida social a los fumadores más jóvenes y que obligue a cerrar estos establecimientos. Según datos oficiales, el número de cierres de pubs en los primeros tres meses de 2024 aumentó un 51% en comparación con el mismo período del año anterior. Kate Nicholls, directora ejecutiva de UK Hospitality, advirtió sobre los riesgos de dañar aún más a la industria. «Sólo hay que mirar el número significativo de cierres de pubs que vimos después de la prohibición de fumar en interiores en el 2007 para ver el impacto potencial que podría tener».

A pesar de las voces críticas, la dirección del gobierno parece firme en su objetivo de reducir las muertes relacionadas con el tabaco. La educación y la salud pública están en el centro de este debate, y muchos en el sector sanitario aplauden la posibilidad de nuevas restricciones, como la doctora Layla McCay, directora de políticas del NHS Confederation, quien subrayó la urgencia de esta iniciativa. «Es el desafío de salud de nuestro tiempo. Es la principal causa de enfermedades prevenibles en el Reino Unido», afirmó en una entrevista radial.

En última instancia, la batalla entre la salud pública y las libertades individuales sigue ardiendo. El expremier Rishi Sunak ya había anunciado un plan para prohibir la venta de tabaco a las futuras generaciones, extendiendo la edad mínima para comprar cigarrillos de manera gradual. Bajo esta legislación, aquellos nacidos después de 2009 no podrán comprar cigarrillos legalmente en toda su vida, pero Starmer quiere ir más allá.