Tanques de congelación y 94 millones de pinchazos, así será la logística de la vacuna
Fernando Simón reconoció ayer que será «complicado». Pero hay una buena noticia: la propia farmacéutica ha pensado y desarrollado una solución para mantener la cadena de frío
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La vacuna contra el coronavirus con la que Pfizer y BioNTech han ilusionado al mundo es la primera que promete un 90 por ciento de eficacia . Con ella no solo se abre la esperanza hacia el control de la infección, es también el ... inicio de una nueva era en la fabricación de vacunas con una tecnología innovadora llamada ARN mensajero que complica aún más la vacunación a gran escala de la población. Es un sistema más rápido y eficiente, pero obligará a distribuir el medicamento a una temperatura de menos de 70 grados centígrados, lo que convierte la distribución en un problema endiabladamente complicado . Si ya era una misión difícil vacunar, en el caso de España, inmunizar a sus 47 millones de habitantes, la logística se complica más cuando se necesitan dos dosis por persona y su distribución necesita unas condiciones de transporte tan especiales. Para llegar a toda la población española se requerirán 94 millones de pinchazos . Aunque, de momento, solo llegarán 20 millones de dosis a España de la vacuna de Pfizer.
La logística de esta vacuna es «complicada», reconoció ayer el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón . Pero hay una buena noticia: la propia farmacéutica ha pensado y desarrollado una solución para mantener la cadena de frío. «La empresa tiene ya preparados unos contenedores específicos para mantener la temperatura de la vacuna durante un plazo de 15 días y que no sea un problema grave mantenerla a la temperatura bajo cero », explicó ayer Simón, informa Isabel Miranda .
También se está formando al personal. «No es una vacuna corriente y los que van a trabajar con ella tienen que conocer muy bien todos los detalles», explicó. Los sanitarios que trabajen con ella deben saber cuánto tiempo aguanta sin perder eficacia una vez descongelada, por ejemplo . «Se tiene que establecer una logística de vacunación para perder el menor número posible de vacunas posibles».
El Ministerio de Sanidad trabaja desde hace una semana de forma muy intensa con las sociedades científicas, las comunidades autónomas y el Comité de Bioética en cómo se desarrollará toda la logística: ¿Quién se vacunará primero?, ¿cómo se distribuirá por comunidades autónomas?, ¿dónde se harán las campañas de vacunación? El trabajo, según fuentes consultadas por este periódico, está muy avanzado, aunque aún queda mucho por hacer.
Entrenar el sistema inmune
El objetivo que persiguen todas las vacunas es el mismo: entrenar al sistema inmune para producir anticuerpos y estimular un tipo de glóbulo blanco —las llamadas células «T»— que protegen al organismo de las infecciones. Estas células se encargan de elevar nuestras defensas de forma preventiva para neutralizar el virus en caso de entrar en contacto con él . Las vacunas convencionales lo consiguen con diferentes estrategias. Unas inoculan el mismo virus inactivado químicamente, como sucede en el caso de la polio o la gripe; otras lo introducen vivo, pero atenuado (sarampión o fiebre amarilla).
Las vacunas de ARN hacen innecesario cultivar un agente infeccioso en el laboratorio. A cambio, inoculan material genético para convertir nuestras células en fábricas de antígenos del nuevo coronavirus. Desencadena un pico inofensivo que es detectado por el sistema inmune para después generar anticuerpos que permanecerán en guardia durante , esperemos, mucho tiempo.
La ventaja de utilizar este método es que el proceso de fabricación se acelera. Los laboratorios prescinden de los cultivos porque es el cuerpo humano el que hace la tarea. No se necesitan células ni embriones de pollo para fabricarla, como ocurre con las vacunas contra la gripe. « En solo una semana puedes tener el fármaco preparado . El problema es que son poco estables y pueden degradarse y perder eficacia. Es una desventaja grande», explica Juan García-Arriaza, investigador del Centro Nacional de Biotecnología CNB-CSIC.
La compañía Pfizer para proteger esta vacuna la encapsulará en liposomas. Aun así necesitará transportarse congeladas a diferencia de las vacunas convencionales que solo necesitan refrigeración.
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