segundo día en el líbano
Benedicto XVI pide a musulmanes y cristianos que se unan para poner fin a la guerra
Miles de jóvenes musulmanes acuden al encuentro con el Papa en un clima de entusiasmo

La explosión de alegría provocada por la llegada del Papa a su encuentro con veinte mil jóvenes del Líbano y Oriente Medio hizo olvidar, por un momento, sus tremendos problemas –guerra, prejuicios, desempleo, fundamentalismo, que tanto los jóvenes como el Santo Padre comentaron sin pelos en la lengua durante un emocionante diálogo en la gran explanada del patriarcado maronita .
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Pero el encuentro se enriquecería con una propuesta inesperada y de gran envergadura: dejar atrás la trampa mortal del «choque de civilizaciones» y dar un paso revolucionario. Según el Papa, «ha llegado la hora de que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y a las guerras».
Miles de jóvenes musulmanes
Al encuentro acudieron también varios miles de jóvenes musulmanes, a quienes el Papa agradeció efusivamente su presencia. Es lo mismo que sucedió en el aeropuerto y se ha repetido por las calles de Beirut. El Santo Padre les dijo que «vosotros sois, junto con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso país y de todo Oriente Medio . La belleza del Líbano se encuentra en esta hermosa simbiosis».
Emocionado, el Papa subrayó la necesidad de «que todo Oriente Medio, al veros aquí, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el Islam y el cristianismo, pueden vivir juntos sin odio, en el respeto a las creencias de cada uno para construir juntos una sociedad libre y humana».
Benedicto XVI saludó también «a los jóvenes venidos de Siria», a quienes confesó «admiro vuestro coraje». Les manifestó su dolor por el desastre que arrasa su país y les pidió encarecidamente «decid a vuestras familias y a vuestros amigos que el Papa no os olvida».
Un mensaje ambicioso
Pero su mensaje principal a los chicos y chicas de Siria fue todavía mas ambicioso: «Ha llegado la hora de que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y a las guerras». En un marco de extraordinaria belleza y un clima de optimismo, el encuentro con los jóvenes reflejaba un mundo completamente distinto a las matanzas cotidianas en Siria y las manifestaciones violentas contra Estados Unidos.
El presidente de la República, Michel Sleiman, asistía en primera fila, complacido y emocionado. Como dijo en su día Juan Pablo II, «Líbano es más que un país, es un mensaje» . El que fue lanzado el sábado al atardecer desde la colina de Harissa es el más prometedor que se ha visto en Oriente Medio en los últimos dos años.
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