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El petróleo del «Jessica» amenaza varias especies protegidas de las Galápagos

Un pelícano afectado por el vertido es trasladado a un centro de emergencia. Ap

Movida por vientos fuertes y de dirección cambiante, la marea negra causada por el derrame de combustible del buque «Jessica», embarrancado desde el martes frente a la isla de San Cristóbal, en el archipiélago de las Galápagos, avanzaba ayer hacia tres islas del archipiélago, donde brigadas de voluntarios y militares intentaban evitar una catástrofe ambiental.

«Fue una noche terrible (la del domingo), en que la situación se complicó mucho por la intensidad del viento, por lo que la mancha, de más de mil kilómetros cuadrados, avanza peligrosamente hacia las islas de San Cristóbal, Santa Fe y Santa Cruz», dijo el director de la Fundación Charles Darwin, Fernando Espinosa.

Según las últimas evaluaciones, el «Jessica» ha vertido ya unos 600.000 litros del gasóleo y combustible para barcos de los 900.000 que transportaba, poniendo en riesgo a especies de fauna y flora únicas en el mundo, especialmente vulnerables porque viven en nichos ecológicos libres de depredadores. Según la organización ecologista WWF/Adena, dos especies únicas, el cormorán y el pingüino de las Galápagos, podrían verse especialmente amenazadas.

Grupos pequeños de animales han sido preventivamente evacuados de la Bahía del Náufrago, en la isla San Cristóbal. «Nos llevaremos todos los que estén en peligro», anunció ayer el ministro ecuatoriano de Medio Ambiente, Rodolfo Rendón. Confirmó también que catorce aves y cuatro lobos marinos fueron contaminados con petróleo, por lo que han sido trasladados a un centro de emergencia instalado el sábado.

COMBUSTIBLE MUY ESPESO

En un principio, la marea negra permaneció inmóvil en la Bahía del Náufrago, pero las corrientas la sacaron el domingo con rumbo noreste. Ya en mar abierto, el viento la dispersó en todas direcciones. «Lo verdaderamente peligroso es que se trata de un combustible muy espeso», agregó Espinosa. La mancha está concentrada en Punta Carola, en San Cristóbal, aún lejos de los santuarios de animales. Pero, según los expertos, podría moverse en pocas horas hacia nichos donde viven pingüinos, iguanas y lobos marinos.

Científicos de la Estación Darwin, 60 guardaparques de las islas y voluntarios continuaban ayer la extracción con mangueras y bombas de succión del combustible que aún permanece en los tanques del barco encallado, que tiene una inclinación de 45 grados. Además, con el apoyo de diez técnicos estadounidenses contratados de urgencia por el Gobierno de Ecuador, el domingo empezó la limpieza de la mancha, con equipos de dispersión y toallas absorbentes. Pero no es suficiente, por lo que el ministro de Medio Ambiente pidió ayer a la comunidad internacional materiales disolventes y mantas como ayuda urgente para controlar el derrame.

Por su parte, el presidente ecuatoriano, Gustavo Noboa, ordenó una investigación inmediata sobre el accidente, y la revisión de los códigos de navegación en Galápagos, pues el encallamiento del barco «Jessica» es el cuarto ocurrido en un año.

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