Perfil: Magia en las manos
Raras veces confluyen en una misma figura la más extraordinaria excelencia profesional y un envoltorio deliberadamente heterodoxo
Raras veces confluyen en una misma figura la más extraordinaria excelencia profesional y un envoltorio deliberadamente heterodoxo. Pero nada es casual en este virtuoso de la cirugía reconstructiva capaz de prestigiar internacionalmente la medicina española con sus continuos desafíos quirúrgicos.
Pedro Cavadas (Valencia, 1965), lo ha reconocido él mismo, iba para médico engolado, para cirujano convencional en el peor sentido de la palabra, aquél que persigue objetivos tan previsibles como legítimos: un coche espectacular, la ambición material. El lujo. En esas estaba cuando dos hechos precisos operaron un clic en su cabeza para obrar una transformación radical en su orden de prioridades.
El fallecimiento de su hermano y su acercamiento a Kenia, donde descubrió la miseria sin paliativos reservada a los desheredados de la tierra —los que nunca han visto un médico—, moldearon la personalidad de alguien que sobrelleva con resignación la aureola mediática que le cerca, y que por encima de todo detesta cualquier reduccionismo sobre su trabajo.
Autor de cientos de publicaciones científicas, poseedor de toda clase de reconocimientos, solo se siente pleno cuando, en nombre de la Fundación Cavadas, que creó en 2003, toma un avión desde Valencia para intervenir a decenas de necesitados en la desolación del páramo africano, sin apenas medios pero con la magia de sus manos como infalible garantía.
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