El Papa saluda a «los bulliciosos peregrinos de lengua española»
Los jóvenes se conmovieron durante el rezo por las víctimas de los atentados de Bruselas y por los terroristas

Impresionado por el entusiasmo de varios miles de jóvenes españoles y latinoamericanos en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha bromeado con ellos durante su catequesis sobre la Semana Santa.
A la vista de la simpatía de los chicos y chicas, el Papa ha empezado por hacer notar, mientras sonreía: «Parece que el idioma español es muy bullicioso…». Inmediatamente estalló un clamor , y el ondear de banderas de España, Argentina, Venezuela, Chile y muchos otros países latinoamericanos.
Más adelante, el Santo Padre ha vuelto a provocarles intercalando un adjetivo al texto escrito de antemano: «Saludo a los bulliciosos peregrinos de lengua española…» , que naturalmente volvieron a interrumpirle con otro aplauso atronador.
El jolgorio volvió a repetirse cuando el Papa saludo a los tres mil estudiantes del congreso UNIV, procedentes de 200 universidades de 35 países. En este caso, la variedad de banderas era verdaderamente mundial.

En su comentario sobre cada día del Triduo Pascual, Francisco había subrayado que, así como el Jueves Santo es el día de la Eucaristía y el Viernes Santo el de la muerte de Jesús por amor , «el Sábado Santo es el día del silencio de Dios, y debemos hacer todo lo posible para que sea una jornada de silencio».
Añadió que ese día «nos hará bien meditar en el silencio de la Virgen, a la espera de la Resurrección».
La audiencia general de este miércoles tuvo más alegría de la habitual, gracias a la presencia de los universitarios, pero también un momento de dolor y lágrimas cuando el Papa pidió la condena unánime de los atentados del martes en Bruselas, que califico de «crueles abominaciones».
Después de dirigir el rezo de Ave María, animó a rezar un momento en silencio por las víctimas y sus familias, por los heridos y también por la conversión de «estas personas cegadas por el fundamentalismo cruel».
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